Restaurantes con los que viajar a Oriente Medio sin moverse de la mesa
Billete de ida y vuelta en el plato para dejarse seducir por el exotismo de las cocinas árabes más allá del kebab.
31 mayo, 2023 02:00Viajar en la alfombra de Aladin, mil y una noches, y acabar en la cueva de Alí Babá junto a 40 ladrones no es más que una fantasía inalcanzable por mucho que tengamos a mano un avión. Sumergirse en la cultura de Oriente Medio, sin embargo, es un sueño hecho realidad desde las mesas de un gran número de restaurantes que destacan en varios puntos de nuestro país por acercar lo mejor de su gastronomía.
Flying Monkey (Barcelona)
Sus panes (el Challah, el popular pan judío trenzado; el de leche o el rústico, entre otros), hechos con cariño y en casa -además de en Ozbakery Bcn, su propia panadería- son grandes motivos por los que la pareja detrás de los exitosos Auto Rosellón y La Balausta ha encandilado a su público.
Ellos, Ronit Stern, cocinera, y de Rafael Campos, responsable de sala y bodega, abrían el año pasado este wine bar en el barrio de Sant Gervasi donde apuestan por la cocina de temporada, el producto de cercanía y los sabores auténticos de Oriente Medio.
Su propuesta cubre todos los momentos del día, desde el desayuno a la cena, con sus apodados ‘Platillos volantes’ lanzan elaboraciones como el hummus, cordero cocinado más de 18 horas, labneh o babaganush, todas caseras y apetitosamente presentadas. Entre semana cuentan con un menú del día por 18 € y durante las noches se puede pedir a la carta.
Kukla (Valencia)
Con el Mercado Central de Valencia como 'huerta' de la que recogen ingredientes tan básicos como la berenjena, el tomate, la coliflor o la cebolla, conocimiento, sentimiento y, por supuesto, especias traídas de Oriente Medio para un extra de sabor, estos chicos traen la tradición desde Tel Aviv con mucho cariño. Su mítica ensalada fatoush, la de hallumi o sus entrepanes, que ahora también recrean desde Falafel, su local con espíritu de delivery, son algunos de los nombres que circulan por su carta.
Sus recetas son todas heredadas, las de sus abuelas, a las que quieren honrar -de hecho, el nombre Kukla surge por cómo el abuelo de Ronen (parte del proyecto junto a Ayelet), llamaba a su mujer, que en griego significa muñeca. Además, como ocurre en la carta y las elaboraciones de otros restaurantes que comparten filosofía y cocina, esta también se acuerda de los que tienen celiaquía.
Jazmino's (Bilbao)
Marruecos, Palestina, Jordania, Turquía y Líbano son los países por los que viaja la reducida pero suficiente carta de este local de aire sencillo y acogedor. Culturas que se reflejan en las recetas y sabores de platos que van desde los entrantes para compartir -merece la pena montarse un buen mezze con algo de hummus, labneh y baba ganoush, para hundir en ellos sus ricos falafel y pintxos morunos- a sus pitas rellenas y prensadas y sus shawarmas. El cordero de Dios es uno por los que merece la pena volver, también por el libanés.
Ponen cariño además de a su cocina, todo 'home made', a su carta de vinos que hace guiños a la tierra que lo acoge con algún que otro txakolí.
Al Wahab (A Coruña)
Laila Elhalabi es de origen sirio y nacida en Venezuela, eso explica que en su restaurante familiar, Al Wahab, abierto este año pasado, combine la cocina libanesa, siria y venezolana y elaboraciones como las pitas y las arepas convivan en su carta en perfecta armonía. Hay espacio para ambas.
En Al Wahab, sus dos hijas también la acompañan, junto a otro amigo cercano de la familia, rindiendo homenaje a la cocina casera hecha con sencillez y sensibilidad, la misma que transmite Elhalabi con su gesto. Desde Oriente su kebab, su hummus con pimiento de piquillo o su kibbe, empanadillas al estilo árabe con una masa especiada a base de trigo, rellena de carne y piñones. Desde el otro lado del Atlántico, entre otras elaboraciones, sus arepas, como la Reina Pepiada.
Zíngara (Madrid)
En la capital, frente a frente con la Plaza de las Salesas, se esconde un vegetariano que desde que abrió hace un año ha hecho las delicias de todo el que lo ha probado. Su carta plant based, diseñada por Maximiliano Rossi, uno de los pioneros de lo veggie en Argentina, ofrece divertidas y gustosas elaboraciones que cautivan a todos los gustos y pensadas con conciencia: los brócolis con bagna cauda y pan gratato; la milanesa de berenjena gratinada con provolone o la remolacha y yogur en ensalada con queso boffard, eneldo y anacardos fritos.
En la carta líquida, la coctelería viajera de Mario Villalón desde Angelita y Amarguería, asesoría de coctelería de François Monti y Roberto Castán, ejecutada por Jon William Fonseca
La brillantez del concepto es cosa de la pareja argentina formada por la diseñadora Mercedes Caamaño y el arquitecto Agustín Patrizio. El interiorismo ha corrido por cuenta de Eme Carranza, que ha apostado por una escena de colores cálidos y tenues y misticismo que transportan a Oriente subido a una de aquellas caravanas nómadas gitanescas. Recogidos espacios entre sillones de terciopelo y en la planta baja su reservado como sorpresa. Todo un combo que lo convierte en como se define: Gitano, místico y orgánico.
Ahora, además, cada jueves, viernes y sábados, a partir de las 17 horas y hasta las 20 h al ritmo de la coctelería y musica celebran sus GYPSY HOURS, donde arman una verdadera fiesta gitana.