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Salud

El cáncer digestivo, un enemigo silencioso que desafía a la cirugía

A diferencia de otros sistemas del cuerpo, los órganos del aparato digestivo no cuentan con sustitutos artificiales, de manera que los cirujanos realizan adaptaciones anatómicas tras la extirpación del tumor.

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El diagnóstico tardío y la complejidad quirúrgica hacen que los cánceres digestivos sean de los más temidos. El más frecuentemente diagnosticado es el cáncer de colon y recto (es el primero en España, con más de 44.000 nuevos casos), aunque otros como el cáncer de páncreas, hígado, esófago y estómago también son habituales y resultan de una alta exigencia.

Según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), aproximadamente el 25% de los nuevos casos de cáncer afectan al aparato digestivo. Su alta incidencia se debe en gran parte a que estos tumores están muy asociados con la alta exposición a factores de riesgo como son el consumo de alcohol y tabaco, la obesidad y una alimentación poco saludable.

Los tumores que se localizan en el aparato digestivo afectan a múltiples sistemas del cuerpo y provocan síntomas que a menudo pueden confundirse con otras patologías, mientras el cáncer avanza como un enemigo silencioso. Esto requiere que la enfermedad tenga un enfoque multidisciplinar que incluye desde cambios en el estilo de vida a distintos tipos de tratamiento.

Todo el proceso se cuenta en detalle en el último episodio del podcast Letra de Médico, en el que el doctor Eloy Tejero, jefe del servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Zaragoza, revela cómo un aterrador diagnóstico de un cáncer de esófago en un paciente con un complejo historial médico se convierte en una segunda oportunidad de vida.

Adaptaciones anatómicas tras la cirugía

La cirugía es un tratamiento común en los casos de cáncer, pues en muchos casos es la forma más eficaz de eliminar por completo un tumor. En el caso de los tumores en el aparato digestivo, no siempre es posible extraer la parte afectada del órgano sin comprometer gravemente su función y, a diferencia de otros sistemas del cuerpo, no se dispone de sustitutos artificiales que reemplacen a los órganos extirpados del aparato digestivo. Aun así, la cirugía moderna ha desarrollado técnicas que permiten la adaptación anatómica de los órganos tras la extirpación.

El doctor Tejero explica que, por ejemplo, en el caso del cáncer de colon y recto, la resección parcial permite la continuidad de la función digestiva, aunque sí quedarían comprometidas si la porción retirada es más extensa: “La extirpación total del recto y ano obliga a la realización de una colostomía definitiva (exteriorización del extremo del colon a través de la pared abdominal para que su contenido se vierta en una bolsa recambiable adherida a la piel)”.

En el caso del estómago, tampoco se necesita sustituto, sino que “cuando se extirpa totalmente hay que unir el esófago con el intestino delgado. Con algunos cuidados dietéticos y un poco de tiempo la alimentación puede ser casi normal”, detalla el especialista. Y, cuando se trata del esófago, “este tramo se sustituye con un tubo que se construye con el estómago o con una porción de colon”, añade.

Por otra parte, dado su alto potencial regenerativo, puede extirparse hasta el 70% del hígado y, “en poco tiempo el volumen de ese hígado restante irá en aumento, manteniéndose una función normal”, asegura el doctor Tejero. Algo similar ocurre en el caso del páncreas, que, “cuando se extirpa una parte, el resto suele ser suficiente para mantener una buena función endocrina”. Sin embargo, aclara el cirujano, “cuando se extirpa en su totalidad es preciso aportar toda la insulina y enzimas digestivas pancreáticas que ya no se segregarán. Se provoca entonces una diabetes de control algo complejo”.

Complicaciones operatorias: adherencias y vascularización

Una de las principales dificultades de las intervenciones quirúrgicas en los órganos del aparato digestivo reside en la alta vascularización de la zona, ya que pueden presentarse complicaciones como hemorragias o problemas en la cicatrización. “Cuando extirpamos un segmento de intestino, por ejemplo, los dos extremos que quedan del intestino se empalman (se anastomosan). Para que este empalme cicatrice adecuadamente debe haber una buena irrigación de los mismos, sino el empalme fracasará y aparecerán complicaciones graves tras la operación”, explica el doctor Tejero.

“Cuando esto sucede, hay un escape del contenido esofágico, gástrico o intestinal, muy cargado de gérmenes, lo que provoca un foco de infección más o menos extenso dentro del abdomen, o del tórax en el caso del esófago”, continúa el cirujano. Cada especialista deberá en cada caso valorar bajo su experiencia si el órgano está recibiendo una irrigación adecuada. Y añade: “cuando no es buena su aspecto deja de ser sonrosado y de tener la vitalidad habitual, además de no sangrar al corte como debería”. En ocasiones también se recurre a sustancias de contraste que permitan verificar si la sangre llega correctamente al órgano.

Tras una cirugía abdominal, también pueden formarse adherencias entre tejidos. Estas son “una respuesta inflamatoria que lleva a la producción de adherencias o “pegaduras” entre el intestino y el resto de órganos abdominales”, detalla el doctor Tejero, que pueden ser un obstáculo para el funcionamiento de los órganos.

Dr. Tejero (HQ Zaragoza)

Dr. Tejero (HQ Zaragoza)

Por un lado, explica el cirujano, “dificultarán cualquier intervención quirúrgica que haya que realizar en ese abdomen, debiendo llevar a cabo el trabajo extra, y a veces arriesgado, de separar los órganos adheridos entre sí para poder trabajar en el interior de ese abdomen”. Y, por otra parte, las adherencias que se forman entre el intestino consigo mismo o con otros órganos pueden producir una obstrucción intestinal por acodamiento o estrechamiento de la luz intestinal”

Aunque no existe un método definitivo para prevenirlas, apunta el doctor Tejero, “afortunadamente sucede en un bajo porcentaje de casos con antecedentes médicos que hayan provocado estas adherencias”.

La destreza del cirujano juega un papel determinante en cualquier cirugía del aparato digestivo, pero también resulta esencial el trabajo multidisciplinar. El doctor Tejero resalta el papel del anestesista “para mantener al paciente en buenas condiciones durante la intervención, más cuando se trata de intervenciones largas, complejas y hemorrágicas”, así como del equipo de Cuidados Intensivos, “donde la colaboración entre los intensivistas y cirujanos será fundamental para asegurar una buena evolución”.

La cirugía continúa siendo una de las principales herramientas en la lucha contra el cáncer, y los avances de los últimos años han permitido una gran optimización de las intervenciones. Incluso en casos de gran complejidad, como el que relata el doctor Tejero en el podcast Letra de Médico se demuestra cómo “aun en situaciones muy extremas, con todas las dificultades, las cosas pueden ir adelante”.