El milagro de los 'supersupervivientes': médicos españoles investigan casos raros de curación en cánceres letales
- Pacientes de adenocarcinoma de páncreas, cáncer de pulmón microcítico y glioblastoma han sobrevivido décadas. Un estudio busca las claves del logro.
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La esperanza de vida media del glioblastoma, uno de los tumores cerebrales más frecuentes, es de unos 15 meses. Sin embargo, está documentado el caso de un paciente que sigue vivo dos décadas después del diagnóstico. Un estudio internacional en el que participan médicos españoles busca las claves de esa extraordinaria supervivencia.
El Proyecto Rosalind se centra en tres de los cánceres más letales: además del glioblastoma, busca estos súper-supervivientes en el adenocarcinoma de páncreas y el cáncer de pulmón microcítico.
"La supervivencia es de alrededor de un año en los tres", comenta Paloma Cejas, directora de innovación en el Centro de Epigenética Funcional del Cáncer en el Dana-Farber Cancer Institute, en Boston (EEUU), e investigadora en el Instituto de Investigación del Hospital Universitario La Paz.
Es, además, confundadora y directora de Investigación Traslacional de Cure51, la empresa que se ha aliado con los principales hospitales del mundo para llevar a cabo el proyecto.
"Son tumores en los que no ha habido avances terapéuticos en los últimos 20 años", explica a EL ESPAÑOL. "Nuestro objetivo es buscar a aquellas personas que hayan sobrevivido más de cinco años a estos cánceres, tres en el caso del glioblastoma".
Cejas estima que alrededor de un 3% de pacientes entra en este grupo privilegiado. Su escasez los hace difíciles de estudiar, pero espera que en los análisis concienzudos de sus muestras tumorales, conservadas en los hospitales, puedan encontrarse claves que se apliquen al resto de pacientes.
"Los oncólogos siempre se acuerdan de estos casos. Le preguntas a uno y te dice: 'Ah, sí, me acuerdo de este y de este otro...' No se olvidan porque son casos excepcionales y no saben por qué ellos se curan y el 95% restante no".
En la mayoría de los casos no se aprecia ninguna diferencia, a simple vista, con otros pacientes similares que acaban muriendo en poco tiempo. Se diagnostican, son tratados y, excepcionalmente, esa respuesta dura de forma indefinida.
5.000 euros por análisis
Más de medio centenar de centros en todo el mundo está aportando muestras. Algunas de ellas llevan décadas preservadas en parafina, un tipo de conservación que no necesita refrigeración.
Hasta hace poco, este tipo de muestras se consideraban poco útiles para la investigación pues parte de la información se perdía, pero la evolución de la tecnología está logrando extraer todas sus características moleculares para empezar a buscar posibles objetivos de nuevos tratamientos.
"Los análisis que hacemos cuestan unos 5.000 euros por persona", explica la investigadora. Utilizan una técnica conocida como transcriptómica espacial, que implica la secuenciación completa del genoma de la muestra y la identificación de los patrones de expresión de la información genética.
Son cuatro los hospitales españoles que colaboran en este proyecto internacional: el Vall d'Hebron de Barcelona, uno de los centros que trabajan más estrechamente con los responsables del estudio, y también La Paz, Infanta Sofía (Madrid) y el Hospital del Mar (Barcelona).
"También estamos en conversaciones con la Fundación Jiménez Díaz y el Gregorio Marañón, ambos en Madrid", señala Cejas. Hasta el momento se han recogido una treintena de muestras correspondientes a estos pacientes excepcionales.
La investigadora, que atiende a este periódico por videollamada desde Boston, en la costa este de EEUU, apunta que la clave de estas largas supervivencias podría encontrarse no tanto en las propias células tumorales sino en el microambiente que le acompaña, un conjunto de células 'sanas' que le sirven de soporte e inhiben, además, las respuestas inmunes.
"El tumor no solo es una proliferación de células sino un nicho donde las células normales de alrededor proporcionan un sustrato para que pueda sobrevivir". Los principales avances frente al cáncer de los últimos años hacen hincapié en el apartado inmune: "En el melanoma,la inmunoterapia ha logrado curaciones funcionales en tumores que antes tenían una esperanza de vida de tres meses".
En total, Cure51 ha recogido muestras de un millar de pacientes, repartidos proporcionalmente entre los tres tumores, y tiene un par de años por delante para extraer y analizar toda la información molecular de ellos.
El trabajo no es fácil porque, entre otras cosas, muchas veces hay que reclasificar la muestra. El conocimiento molecular del cáncer ha avanzado enormemente en las últimas dos décadas y ya no podemos hablar de, por ejemplo, cáncer de pulmón o de páncreas, sino de subtipos dentro de estos conceptos.
"Tenemos que descartar que los glioblastomas no sean IDH mutados, que es un subgrupo que vive más: los wild type (la forma más común) tienen una supervivencia más baja".
Igualmente, deben separar los adenocarcinomas de páncreas de los tumores neuroendocrinos, "que viven mucho más". Con todo, ya han encontrado pacientes de adenocarcinomas largos supervivientes.
"Yo conozco pacientes franceses diagnosticados hace 15 años, están vivos y sin rastro de enfermedad. En nuestra empresa trabaja una persona que fue diagnosticada en 2007 y no tiene rastro del tumor".
A medida que el análisis de las muestras se va completando, irán probando en paralelo las potenciales dianas encontradas. Cejas no descarta incorporar otros cánceres con baja supervivencia, pero se muestra especialmente optimista en el caso del cáncer de páncreas.
"Por las observaciones histológicas, de la morfología del tumor, diría que va a poder beneficiarse más de un estudio espacial. Pero cada vez estamos aprendiendo más de los tres, de sus mecanismos moleculares. Todo este conocimiento va a tener grandes beneficios".