El ‘síndrome de Ulises’ ya afecta a más de 800.000 familias en España: estos son sus síntomas

Emigrar a otro país supone un cambio radical de vida. No sólo implica dejar atrás tu país de origen, aventurarse en lo desconocido y vivir experiencias enriquecedoras, sino que también puede ser el germen de heridas emocionales.

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El impacto psicológico varía considerablemente de una persona a otra, y se conoce como síndrome de Ulises. Se trata de un cuadro psicológico que incluye estrés crónico y múltiple que sufren millones de personas en todo el mundo.

El término lo acuñó por primera vez un psiquiatra español llamado Joseba Achotegui en el año 2002, y lo denominó así porque tomo como referencia al héroe mitológico Ulises que Homero describe en La Odisea. Ulises se enfrento a muchas adversidades durante su viaje, y se tuvo que enfrentar a situaciones extremas sufriendo mucho.

En España, este síndrome lo padecen en torno a 800.000 familias, y el objetivo del psiquiatra era hacer visible este cuadro para concienciar a los trabajadores de la salud y ayudar, así como tratar mejor a las personas que lo padecen.

Causas del síndrome de Ulises

Este síndrome tiene su origen en el choque cultural y socioeconómico que puede tener una personal al cambiar por completo su vida.

Otra de las razones es por la nostalgia de extrañar a la familia y sentirse indefenso en un país distinto.

Tener que adaptarse a una nueva realidad dejando atrás todo el pasado y vida en su país natal, en una búsqueda de generar una nueva identidad y poder asentarse en otro parte del mundo distinta.

Síntomas del síndrome de Ulises

Aunque cada persona pasa por ello de una manera distinta los síntomas se pueden dividir entre los psicológicos y los físicos.

Entre los psicológicos, destaca la nostalgia y la tristeza que se produce por cambiar de país y alejarse del entorno familiar. También se produce cierta soledad y aislamiento social.

Entre los físicos, la gran mayoría de las personas desarrollan irritabilidad, nerviosismo, dolor de cabeza, insomnio, cansancio, miedo e incluso dolor físico.

Todos estos síntomas pueden declinarse en un posible cuadro depresivo.

Afrontar este síndrome

Para prevenir o resolver este síndrome es fundamental el acompañamiento psicológico, ya que ayuda a expresar las emociones, así como para poder crear estrategias con el objeto de afrontar situaciones difíciles e integrarse en la nueva vida.

También es necesario realizar más vida social para crear nuevos círculos de amistades, realizar actividades que fortalezcan la autoestima, y enfocarse a objetivos de desarrollo profesional y personal.

Para llegar a considerar que alguien atraviesa por este síndrome, los síntomas deben durar al menos tres meses, ya que la realidad es que es normal sentirse mal cuando alguien cambia de vida por completo.

A partir del tercer mes se diagnostica y con tratamiento se consigue sentirse mejor y que el síndrome vaya disminuyendo con el paso del tiempo. Pero si no se detecta y se trata puede derivar en problemas más graves de salud mental como la depresión y la ansiedad.