Murdoch a Pedro J. Ramírez: "Aunque se acabe el papel, tú y yo encontraremos la manera de ser más eficientes"
Con motivo de su salida como presidente de News Corp y Fox, Pedro J. Ramírez evoca En La Sabana sus encuentros profesionales y de ocio con el magnate australiano a lo largo de los años.
25 septiembre, 2023 00:27Ocurrió a principios del 2000, cuando El Mundo despuntaba como uno de los periódicos europeos más innovadores en Internet. Rupert Murdoch y Pedro J. Ramírez se conocieron a través del periodista y ex editor del Financial Times Robert Thompson, hombre de confianza del actual presidente emérito de Fox.
El primer encuentro tuvo lugar en la sede de News Corp en Londres y allí pudieron hablar sobre el futuro del periodismo. “Recuerdo sus manos especialmente nervudas, con huesos muy prominentes, las cruzaba delante de ti como una manera de darle énfasis a su discurso”. En aquella ocasión, Murdoch ya le pronosticó el fin del papel, pero no del negocio. “Ni a ti ni a mí nos importará, porque encontraremos la manera de ser más eficientes y rentables”. Más de 20 años después de aquellas palabras, Pedro J. lo consiguió. Tras su salida de El Mundo, hace casi ocho años fundó EL ESPAÑOL, un medio nativo digital que hoy bate récords de audiencia.
El segundo encuentro memorable tuvo lugar en un pueblo de Cataluña, en mitad de las negociaciones entre Murdoch y los Bancroft, propietarios de Wall Street Journal, recelosos de dejar en sus manos una forma de entender el periodismo. En aquella ocasión, Pedro J. Ramírez organizó un almuerzo en Sant Pau, el restaurante de Carme Ruscalleda. De aquellas más de cuatro horas de reunión el director de El Español evoca las palabras de Murdoch sobre la adquisición de la Biblia del mundo financiero. El empresario le dejó claras sus intenciones. “Lo primero que haré si lo compro es abrirlo para que los contenidos sean gratuitos como los del New York Times”.
La pretensión del magnate australiano era que hubiera un medio de corte conservador líder en audiencia, pero, en aquella charla, también deslizó una idea contraria sobre el futuro de los medios. “A lo mejor habría que cerrarlos para conseguir más suscriptores”, pensó. Ramírez subraya que “Murdoch es un hombre que puede cambiar de caballo, pero siempre termina cruzando el río”.
En 2011, Rupert Murdoch había pasado por uno de los trances más desagradables de su vida como editor. El escándalo de espionaje y sobornos del News of The World finalizó con el cierre del tabloide sensacionalista. En aquel mes de agosto, Murdoch visitó Mallorca junto a su esposa, Wendi Deng, una productora de cine de origen chino.
El matrimonio recorrió las islas a bordo del Rosehearty, el lujoso velero que tiempo después fue puesto en venta, valorado en más de 20 millones de dólares. La embarcación, de 56 metros de eslora, fondeó a media milla de la Costa de los Pinos, cerca de la casa que Pedro J. Ramírez tenía en Mallorca. El director de EL ESPAÑOL fue testigo de otra jornada distendida y de una anécdota inolvidable. El magnate se había empapado la ropa. “Se duchó en casa. Le dejé una camisa y un pantalón”.
A pesar de ser ya octogenario, se movía con agilidad en el agua. “¡Cómo nadaba Murdoch, con qué vigor!”, recuerda.
El entonces director de El Mundo detectó cierta tensión en el matrimonio que se agudizó cuando Wendi Deng recibió un mensaje en su teléfono del exprimer ministro británico Tony Blair. “Poco tiempo después se descubrió que tenía una historia con él”, apunta.
Murdoch y Ramírez también coincidieron en 2002 en la boda de la hija de Aznar en el Escorial. Enlace al que también asistió el propio Tony Blair. Entre el ocio y el trabajo, Pedro J. Ramírez y Rupert Murdoch se han reunido casi una decena de veces. “Una vez me invitó a participar en el consejo de redacción. Y debo decir que pocas veces he visto tanto talento y conocimiento en torno a una mesa, planteando asuntos en profundidad".
Sostiene Ramírez que Murdoch “es una persona largest than life, no existe un molde igual”. Sin duda, Murdoch ha marcado su impronta en los medios de comunicación. "Ha hecho mucho bien y mucho daño al periodismo. A sus 92 años, es el último gran magnate de la historia de la prensa escrita”, concluye Ramírez.