Yolanda Díaz también tiene becarios "sin cobrar" en la Administración: "Son unas prácticas tiradas"
Cientos de estudiantes hacen prácticas gratis en la Adminsitración Pública en plena negociación con los agentes sociales para acordar el estatuto del becario.
15 febrero, 2023 02:44Pese a que la vicepresidenta segunda del Gobierno insiste en que los becarios es "una forma de abuso", como hizo este martes delante de los periodistas, los propios becarios de la Administración Pública lo hacen en las mismas condiciones que Díaz critica.
"Quedan varias materias de la reforma laboral por tratar. Una de ellas es el mal llamado estatuto de los becarios, que es una forma de abuso y fraude en el mercado de trabajo. Seguro que entre alguno de ustedes, ya los veo, hay algún becario o becaria. Eso se va a acabar en nuestro país", dijo Yolanda Díaz dirigiéndose a los profesionales de la información presentes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes.
En España, a pesar de la intención de la vicepresidenta de acabar con “la explotación de la gente joven” -así lo dijo la propia Díaz en otra ocasión-, la mayoría de las prácticas profesionales que ofrece el sector público no cuentan con una remuneración económica, una experiencia que cientos de jóvenes en nuestro país se ven obligados a aceptar por la obligatoriedad de realizar las prácticas profesionales. Además, “hacer las prácticas en el sector público da prestigio y queda muy bien en el currículum”, señala uno de los estudiantes entrevistados por EL ESPAÑOL.
En España hay casi 350.000 becarios, el 67% son titulados. Esta cifra sitúa a nuestro país muy por encima de la media de la Unión Europea. España es el segundo país con más número de becarios de Europa, solo por detrás de Eslovenia. Tan solo el 42% de los jóvenes españoles que realizan prácticas profesionales reciben una compensación económica a cambio, mientras que la gran mayoría, casi el 60% de los becarios de nuestro país no tienen ningún tipo de retribución.
En marzo de 2018, el Parlamento Europeo prohibió las prácticas no remuneradas en el órgano comunitario y en 2020, declaró las prácticas sin compensación económica una forma de explotación laboral. No obstante, a día de hoy, la Comisión Europea sigue ofreciendo a los estudiantes europeos prácticas no remuneradas. Algo similar pasa en España, dónde la Administración Pública ofrece prácticas profesionales sin pagar.
En abril de 2022 la Vicepresidenta Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, anunció el inicio de las conversaciones con los agentes sociales para la creación de un estatuto del becario, un marco legal que diera garantías y derechos a los estudiantes que, como parte de su formación, tuvieran que desempeñar algún tipo de actividad en el mercado laboral.
Estos son algunos de los becarios del sector público con los que ha podido hablar EL ESPAÑOL:
Adrián
Adrián Gómez-Rey estudió Ciencia Política e Historia en la Universidad Rey Juan Carlos, con aspiraciones a trabajar en el sector público, durante su último año realizó prácticas extracurriculares en la Administración: “Al final opositar es una posibilidad que contemplo, quería saber cómo es trabajar en un organismo público”. Como ocurre con la gran mayoría de las prácticas que ofertan los organismos estatales, Adrián no recibió ni un solo euro: “Ni por el trabajo que realizaba, ni siquiera para el transporte”, asegura a EL ESPAÑOL.
Gómez-Rey tiene claro que es un gran problema la falta de remuneración, al tiempo que tiene claro que en cuanto un ministerio abra la veda sobre el pago a los becarios, los demás se verán un poco obligados a hacerlo: “¿Por qué iba a remunerar el Ministerio de Exteriores y no el de Seguridad Social?”, se pregunta. El estudiante de máster también reflexiona sobre la actuación de la Administración en el trato: “Al final se comportan igual que las empresas, saben que necesitamos hacer prácticas, y se aprovechan”.
A pesar de ser crítico con la estructura y la falta de remuneración, Adrián destaca el gran trabajo que realizan tanto el Observatorio como sus funcionarios: “Nos trataron muy bien, nos enseñaron todo lo que estuvo en su mano, no pudieron hacer más. La directora del Observatorio se preocupó mucho por nosotros”, "faltaban medios y personal para tutorizar", "había días que los trabajadores debían elegir entre hacer su trabajo o estar atendiéndonos a nosotros. No había suficiente gente para hacer ambas cosas", recuerda. "Fue una experiencia muy enriquecedora, pero por muy buen ambiente que hubiera, yo seguía sin cobrar y sin una tutorización efectiva”, señala a EL ESPAÑOL.
Sergio, en la Biblioteca Nacional
Sergio -nombre ficticio, prefiere permanecer en el anonimato- estudió Periodismo y Comunicación Audiovisual. Entró en la Biblioteca Nacional por Comunicación Audiovisual y aceptó “porque no me quedó más remedio”, “era imposible encontrar unas prácticas remuneradas y para trabajar en el sector privado por 0 euros, lo hacía para la Administración”, señala con resignación. Denuncia que “era un trabajador más, no había nadie a mi lado explicándome lo que tenía que hacer”.
Se dedicaba a grabar y editar videos que luego se subían a las redes sociales. “Encima de mí estaba el jefe de comunicación de la Biblioteca Nacional, pero por debajo de mi jefe, solo había becarios”, recuerda, “éramos uno de periodismo de la Complutense y yo, de comunicación”, admite.
En más de una ocasión, durante las prácticas, tuvo que hacer de fotógrafo durante las visitas oficiales de alguna personalidad: “Venía el Ministro de Cultura y era yo quién le hacía las fotos”, señala, al tiempo que admite que “en esa época aprendí a sacarme las castañas del fuego”.
Para Sergio, “fueron prácticas tiradas a la basura, porque no te van a contratar. A esos puestos solo accedes por oposición y, a la vista está que no se cubre la plaza, son los becarios los que la cubren”. "Después de mí, llegó otro y si no hay ningún becario, pues no se hacen videos y punto”, asegura.
Jesús, en Exteriores
Jesús del Peso hizo sus prácticas en el Ministerio de Asuntos Exteriores, aunque desconoce el trabajo y el ambiente de otros sectores de la Administración. No obstante, destaca a EL ESPAÑOL que “en el Ministerio está muy institucionalizado el hecho de que haya becarios, les viene muy bien”. El ya graduado en Relaciones Internacionales calcula que hay “uno o dos becarios por Dirección General y nuestra tarea era un poco analizar datos, procesar muchísima información, leer sobre los principales temas de la Dirección General…”.
En el departamento de Albares los becarios tampoco reciben ninguna ayuda económica. A pesar de no recibir remuneración, Jesús sí destaca que la experiencia compensa: “Me gusta pensar que me pagaron en aprendizaje. Me gustó mucho trabajar allí y aprendí muchísimo”, además, señala que los funcionarios “nos tenían en mucha consideración. Al final eran muy conscientes de que estábamos trabajando gratis, porque el puesto en el que estuve yo lo podría cubrir perfectamente personal laboral y lo están haciendo becarios a coste cero para la administración”. No obstante, a pesar de recordar aspectos positivos, critica la falta de remuneración por parte del Estado: “Si considero que nos deberían pagar, por supuesto”, afirma.
Del Peso pasó por el Ministerio 500 horas, “lo habitual de las prácticas curriculares”, confirma, “a mi me venía bien trabajar en Exteriores por las referencias, mi mundillo funciona mucho por estas cosas” y además “no ponían problemas por cuestiones de horario o universidad, si tenías exámenes o algo parecido no les importaba que faltaras. Mientras saliera el trabajo, todo bien”, confirma.
Trabajar en una Embajada de España por cero euros
Cada año el Ministerio de Asuntos Exteriores pone en marcha un programa de becas, disponible para alumnos universitarios que quieran realizar prácticas universitarias en el extranjero. Normalmente éstas se desarrollan en embajadas y consulados de España en otros países.
Para acceder a la plaza, los alumnos pasan un proceso de selección basado en las media de las calificaciones y en los conocimientos de idiomas del alumno. Una vez seleccionado, los alumnos deben sufragar los viajes, el alojamiento y la manutención de su propio bolsillo: "Me he podido gastar unos 2.300-2.500 euros de septiembre a enero, incluyendo piso, luz, agua y otros gastos", afirma a EL ESPAÑOL uno de los universitarios que han accedido a las prácticas del Ministerio.
Algunos estudiantes critican el programa y lo tachan de clasista, puesto que los únicos que pueden acceder a este tipo de prácticas son aquellos que cuentan con capacidad económica suficiente como para pasar cuatro, cinco o seis meses en un país extranjero sin una sola ayuda económica.
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Algunos de los alumnos que han desarrollado sus prácticas en este programa denuncian que “nos mandaban cosas que perfectamente podían ser tareas de un funcionario público del Consulado”, señala. "En ocasiones me tenía que ir a reuniones online en un despacho en el que no había wifi y tenía que conectar mis datos", denuncia este estudiante.
“Da igual dónde trabajes, si en la Administración Pública o en el sector privado, por el trabajo se debe pagar”, “no entiendo como se sigue permitiendo esta situación, no puedo entender como el futuro de este país está tan precarizado y nadie haga nada”, denuncian todos los estudiantes con los que ha podido hablar EL ESPAÑOL. “Por el trabajo se paga, y parece que los jóvenes nos quejamos por todo pero no, solo pedimos dignidad”, se refieren en estos términos los jóvenes sobre la situación precaria que viven.
"Se acabó explotar a la gente joven que se está formando en nuestro país", dijo Yolanda Díaz. Un año después, el Ministerio de Trabajo sigue negociando con los agentes sociales, mientras los jóvenes españoles se ven obligados a aceptar prácticas por cero euros para aprobar sus estudios y conseguir experiencia en su profesión.
EL ESPAÑOL ha preguntado al Ministerio que dirige Díaz sobre el futuro estatuto del becario y confirman que el texto afectará de igual manera tanto al sector público, como al privado.