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Nevenka Fernández fue la primera, el aldabonazo en la conciencia de España. Su "no es no" cogió al país por sorpresa, poco acostumbrado a que una mujer se plantara delante de una cámara de televisión y denunciara al hombre que la había acosado sexualmente durante días, semanas, meses...
Han pasado 16 años desde que aquella concejala de Hacienda en el Ayuntamiento de Ponferrada denunciara a su compañero de grupo y alcalde, Ismael Álvarez, por no respetar que su relación había terminado, que no iba a haber más sexo. Tras un juicio público de diez jornadas y un año después de la querella, Nevenka llamó a su madre llorando: "Hemos ganado". El acosador fue obligado a indemnizarla con 12.000 euros y a pagar una multa de 6.000. Era el primer político condenado por "acoso sexual" en España.
Pálida, ojerosa y muy delgada, fumadora de dos cajetillas diarias, Nevenka huyó a Madrid tras la onda expansiva que provocó su denuncia. Mientras, en Ponferrada, el resto de concejales del PP cerraba filas en torno a su alcalde y la manifestación que exteriorizaba el apoyo a Nevenka recibía "una contramanifestación". Miles de ciudadanos la consideraban una "traidora", una "conspiradora".
"Sabíamos que denunciar era ir a una guerra sin soldados", saluda a EL ESPAÑOL la madre de Nevenka, Francisca García. "Hemos avanzado mucho, ya me hubiera gustado que mi hija hubiese recibido tanto apoyo como se presta ahora a las denunciantes", relata con el caso Harvey Weinstein en el espejo y la portada de la revista Time recién salida del horno, que homenajea a todas esas mujeres que rompieron la espiral del silencio y denunciaron el acoso sexual sufrido.
"Ganó la batalla judicial, pero perdió la social"
Nevenka Fernández ganó en los tribunales, pero casi dos décadas después vive en las Islas Británicas. "Estoy muy contenta, pero ella sigue lejos de casa", se le quiebra la voz a Francisca. Su acosador, en Ponferrada, no pagó el alto precio social que asumió su víctima. "Soy inocente digan lo contrario uno o cien mil jueces", se defendió Álvarez tras la sentencia. La prueba del algodón, su vuelta a la política en 2011. Con un partido "independiente" logró 6.000 votos y cinco concejales, suficientes para convertirse en bisagra de Gobierno. Otro ejemplo más, éste ceñido al juicio: mientras Álvarez seguía en Ponferrada, Nevenka se calzaba un uniforme del McDonald's para salir adelante en Londres.
Juan José Millás se enfrascó en este relato hasta convertirlo en libro -Hay algo que no es como me dicen: el caso de Nevenka Fernández contra la realidad (Punto de lectura, 2005)-. "La víctima quedó sumida en una soledad tremebunda. La derecha no la acogió, pero los movimientos feministas de izquierdas también la dejaron de lado por ser de derechas", cuenta el escritor mientras desliza sobre la mesa unas declaraciones de Ana Botella. La que luego sería regidora de Madrid se postuló: "Hay que tener un respeto total por el alcalde de Ponferrada, que ha tenido una postura impecable al dimitir antes de que haya una sentencia firme".
La soledad de Nevenka
La soledad de Nevenka, explica Millás, ni siquiera la paliaron las sentencias que ratificaron la condena de Ismael Álvarez: "Era el colmo de los colmos. Sus apoyos no aumentaron. Perdió la batalla social, tuvo que marcharse de España y sufrió un acoso mediático terrible. Explícita o implícitamente, la sociedad se puso del lado del acosador". Este escritor agavilló cientos de páginas acerca de Nevenka: "Ella se preguntaba cómo había podido pertenecer a ese mundo que en aquel entonces la dejaba de lado. Su extrañamiento es uno de los ingredientes que me atrapó".
Francisca reitera que Ismael Álvarez "nunca ha pedido perdón". Ni a Nevenka ni a su familia. "Cuando nos cruzamos, se cambia de acera. Vive en su nube, cree que no ha sido un acosador". El entonces alcalde y jefe de la joven de 26 años se quejaba en una entrevista: "Ya me ha hundido, tiene mi dimisión, no sé qué más quiere". La condena fue ratificada por el Tribunal Supremo y por el Constitucional.
En su relato ante el Tribunal, Nevenka describió así las embestidas de Álvarez: "Cuando estoy a tu lado tengo que tener las manos en los bolsillos (...) Con lo bien que podría irte todo si volvieras a acostarte conmigo (...) Para poder recobrar la confianza en ti tendríamos que irnos a la cama (...) Mira cómo me pones -esto último mientras intentaba acercar las manos de la joven a sus genitales-".
"Si no hubiera denunciado, habría muerto"
La estigmatización de Nevenka también asoló a su familia, que dejó Ponferrada y todavía no ha vuelto. "Tuvimos que cerrar un negocio y nos instalamos en el chalé donde solíamos veranear. Cuando vuelvo, sigo siendo la madre de Nevenka en todas partes, en la cola de la compra, en la plaza, en cualquier sitio...". Concede esta entrevista "con el cuerpo revolucionado": "Fue un infierno. Estoy orgullosísima de mi hija. Nos lo dijeron los médicos. Si no hubiera denunciado, habría muerto".
La foto de Nevenka Fernández invadió telediarios y rotativas, pero no hubo redes sociales que la defendieran a capa y espada, tampoco manifestaciones masivas en distintas capitales de provincia. "Por eso el apoyo de la familia fue clave", discurre Francisca. "A día de hoy, sigo teniendo claro que sin una familia detrás que te sostenga es muy difícil afrontar un proceso así".
A pesar de los avances, sigue Francisca, "esta zona es muy machista", "muy acostumbrada a la mujer que espera en casa con la comida preparada". Tal era la asfixia social sufrida por Nevenka que, según reconoce su madre, llegó a plantearse no denunciar: "El alcalde, lógicamente, trató de evitar el escándalo y ella, en principio, pensó en no ir a juicio si le daban una salida digna. Nos hubiéramos equivocado, claro, pero eso lo sabemos ahora".
Francisca vuelve a sostener la importancia de la familia: "Ella pensaba continuamente en nosotros. Decía que no quería perjudicarnos. Le dijimos que tiraríamos adelante con todo y así lo hicimos". Una vez más, sus palabras dejan entrever la ruptura social tejida entre 2001 y 2017, el vigor y la fuerza adquirida por "el no es no" de una mujer.
De cómo Nevenka se rompió
Marzo de 2001. "¿Dónde está Nevenka, la de Hacienda?", se escucha en la barra de los bares, en las cafeterías, en la plaza. Los vecinos de Ponferrada fabulan distintas hipótesis: drogas, depresión, desamor... El día 21 de ese mes, se resuelve la incógnita.
La concejala convoca una rueda de prensa. Aparece pálida, mucho más delgada, con una mochila marrón, un jersey negro y un chaquetón de lana gris. Anuncia su dimisión, pero eso no es todo. "Mi negativa provocó su acoso". Entonces le falta aire. Pero sigue: "Quise cortar, él no me dejaba, quería verme a todas horas, tocarme. No lo soportaba y él insistía, me engañaba, decía que quería ser mi amigo, pero me engañaba, sólo quería estar conmigo. Me daba asco".
Los vecinos, cuando ven las imágenes de la rueda de prensa, saben quién es "él". La aventura entre el alcalde y su edil de Hacienda era comidilla de tertulia. Pero, ¿cómo terminó aquella relación en acoso?
El relato de la sentencia y su 'who is who'
Abril de 1998. María Nevenka Fernández (1974) vive en Madrid desde que se mudó a la capital para estudiar COU. Licenciada en Ciencias Económicas, trabaja como auditora en la consultora Arthur Andersen. Carlos López Riesco, mano derecha del alcalde, Ismael Álvarez, concierta una entrevista para captarla como concejal.
Quieren integrarla en la lista electoral del PP para lucir "su perfil de mujer joven y con estudios superiores", relata una sentencia que, a ojos de Millás, "poco tardó en caer en el olvido". Nevenka, que había sido campeona de España de judo sub 17, acepta la propuesta. En julio de 1999, el Partido Popular vuelve a triunfar en las elecciones y Nevenka Fernández es nombrada responsable de Hacienda del Ayuntamiento.
Ismael Álvarez ya era alcalde desde 1995. Según la sentencia, Nevenka y él "estrecharon relaciones personales y profesionales" tras la muerte de la esposa del regidor. En octubre, tres meses después de la entrada de la joven concejal en el Consistorio, aquello culmina en "relaciones sentimentales y sexuales libre y mutuamente consentidas", que se "mantuvieron con normalidad cuatro meses más". Eran "evidentes y saltaban a la vista" dentro de la corporación municipal.
El "no es no" de Nevenka
Llegada la ruptura, se producen "situaciones de tensión, derivadas de la negativa de Nevenka a continuar las relaciones sexuales y de la persistencia de Ismael Álvarez en sentido contrario".
"Cuando mi hija empezó a ganar dinero, se alquiló un apartamento y se independizó. Todo iba bien, pero de repente dejó de venir a comer a casa. Decía que tenía mucho trabajo, que no le daba tiempo. Empezó a adelgazar, a tener un aspecto enfermo... Se me ponen los pelos de punta", cuenta Francisca volviendo al lugar de los hechos a través del recuerdo.
Nevenka huye
En septiembre del 2000, no pudiendo soportar la presión, Nevenka desaparece de Ponferrada y se refugia en Madrid. Los psicólogos que visita le diagnostican distintos trastornos de ansiedad y todos ellos consideran "veraz" su relato. Cuando se coge la baja, le reducen el salario, a diferencia de lo que había ocurrido previamente con otros concejales. Hasta el 26 de marzo de 2001, el día del chaquetón de lana gris, las lágrimas y la explosión de la bomba mediática.
El juicio capitaliza las portadas de la prensa. Diez sesiones, todas ellas abiertas al público. Entonces, entra en escena el fiscal jefe de Castilla y León, José Luis García Ancos. "Usted no es la empleada de Hipercor, que tiene que aguantarse cuando le tocan el culo porque es el pan de sus hijos", le dice a Nevenka. García Ancos es apartado del caso por "acoso procesal".
Antes de que llegue la sentencia, Nevenka pone tierra de por medio y viaja a Reino Unido. Álvarez dimite, pero abre la puerta a su regreso a la política, como acabaría haciendo en 2011.
La condena
Ismael Álvarez es condenado por un delito de acoso sexual -con el voto particular de uno de los tres magistrados del tribunal-, pero se libra de otro de lesiones, al no poder establecer la Justicia una relación causa-efecto entre la depresión de Nevenka y las acciones del alcalde. La sentencia menciona la "solicitud de favores sexuales" que provoca en la víctima "una situación objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humillante".
Nevenka encuentra trabajo en un laboratorio farmacéutico. Renace en Reino Unido. Se casa, tiene hijos. Su madre la ve "feliz", pero lejos de casa. En 2011 sufre la resurrección del caso. Su acosador crea un partido de independientes y se presenta a las elecciones. Obtiene cinco concejales y se torna determinante para formar Gobierno. Dos años más tarde, en 2013, la legislatura se rompe. Ismael Álvarez presta sus concejales al PSOE para derribar al que había sido su mano derecha, el hombre que concertó la entrevista con Nevenka, el alcalde Carlos López Riesco.
Diciembre de 2017. Francisca espera la vuelta a casa por Navidad de su hija Nevenka. Celebra que se haya convertido en un referente, en la primera mujer que se plantó e hizo respetar su "no es no" ante las cámaras. Volverá con muchos obstáculos salvados en la mochila, pero con la amargura y la soledad en el recuerdo, con esa batalla social perdida.