España sueña. Sueña con el momento en el que pueda dormir. Y de forma correcta. El doctor Eduard Estivill (75) es una de las mayores eminencias médicas en el estudio del trastorno del sueño en su más amplia gama que va desde el insomnio a la apnea, pasando por la hipersomnia, el sonambulismo, el jet lag, el ronquido y el síndrome de piernas inquietas.
“Somos los más pringaos de Europa (sonríe). Es la incongruencia de la necesidad de unos hábitos de sueño y de vida relacionados con nuestras costumbres horarias. España es un país donde vamos cortos de sueño, nos vamos a la cama mucho más tarde que los europeos y nos levantamos a la misma hora. Dormimos casi una hora menos que el resto de los colegas al lado”, asegura con la convicción que le dan los datos de los infinitos estudios científicos que ha realizado durante su vasta andadura profesional.
Hay datos preocupantes, relevantes y curiosos. Vayamos por partes. En un país en el que las tiendas cierran a entre las 8.30 y 9.30 de la noche, las jornadas laborales se pueden extender perfectamente hasta las 7 de la tarde y los colegios con jornada intensiva acaban a las 5 de la tarde, la conciliación familiar resulta, cuando menos, imposible.
“Habría que hacer cambios a nivel de todos los estamentos. Las escuelas deberían acabar a las 3, las extraescolares a las 5 para que los trabajadores puedan ir a recoger a sus hijos, entre las 6 y las 7 se debería estar en casa para luego cenar hacia las 8-8.30 y a las 11 a dormir. Con ocho horas estaríamos felices de la vida -aclara el doctor- por eso me hace mucha gracia cuando echan la culpa a la televisión porque las mejores películas y partidos de fútbol son a partir de las 9 de la noche. Es que la televisión no es tonta, su prime time es cuando hay más gente para verla. Por eso, si se ajustaran los horarios, sería lo mismo que en Francia, Italia o Portugal, que el prime time empieza a las 7.30 de la tarde”.
Menos dinero; más insomnio
Con esos horarios incongruentes hay gente que los sufre con más intensidad, tal y como asegura el especialista: “Es en la clase trabajadora donde vemos más este tipo de trastornos. El insomnio es más relevante en mujeres pobres porque encima trabajan el doble, ya que lo hacen en casa y fuera. El nivel social importa mucho”. En cierta ocasión, Bette Davis confesó que el dinero no daba la felicidad, pero quitaba los nervios “y yo digo que elimina la ansiedad. Es un trankimazin perfecto”.
Lógicamente, los problemas económicos son cruciales, pero entre el más común de todos son los que están relacionados con la ansiedad. Hay gente que tiene un buen trabajo pero “lo hace con mucha tensión, presión y exigencia. Todo es inmediato. En las redes los vídeos de Tik Tok son cada vez más breves, necesitamos información corta y rápida. Esto genera mucho estrés”.
Los expertos se hayan en una encrucijada para la que, de momento, no encuentran salida. La adicción a las pantallas de los móviles se ha extendido como un virus entre niños y adolescentes. Esa ansiedad implica que tengamos microdespertares ya que al acumularse en el cerebro provoca que cuando estamos durmiendo el sueño se interrumpa ya que los que padecen de mucha angustia tienen muchos más despertares que coinciden con las pesadillas.
La Fundación Estivill del Sueño, creada en 2013 y dirigida por la doctora Carla Estivill -hija del especialista europeo en Medicina del Sueño- ha remitido a EL ESPAÑOL | Porfolio unos datos importantes que hacen referencia al grupo de adolescentes comprendido entre los 11 y los 18 años. Por ejemplo, el 60% se duermen con el teléfono y lo usan antes de apagar la luz y el 20% se conecta a internet después de la medianoche, lo que conlleva que las horas de sueño con 15 años sea tan solo de 7,7 horas cuando lo deseable son 9. No tienen sueño hasta las 12 o la 1 de la madrugada, por la mañana les cuesta mucho despertarse y tienen dificultades de conciliación con la creciente introducción de los dispositivos electrónicos.
“Lo que me parece muy patológico son los datos concernientes a los progenitores ya que solo el 20% pone horarios de uso del móvil y el 37% de los padres lo usan durante las comidas. Los niños copian modelos”, afirma vehemente antes de añadir que los trastornos son inminentes ya que “van cortos de sueño, suelen tener una deficiencia en el rendimiento escolar, sacan peores notas, existen alteraciones en su carácter, tiene mal humor y son irritables, van somnolientos durante el día y algunos incluso hacen siestas hasta 9 noche”.
El doctor del sueño
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona (1968-1973) y especializado también en neurofisiología clínica y pediatría, el doctor Eduard Estivill es desde 1976 uno de los máximos expertos al empezar a estudiar las patologías del sueño de los niños influenciado por su profesor, el doctor Richard Ferber, pediatra y responsable del Servicio de Pediatría del Hospital de Niños de Boston. Su libro más conocido es Duérmete niño, origen del ‘método Estivill’ para dormir a los bebés y más recientemente El método Tokei, que sirve para poner a punto nuestro reloj biológico.
Durante años han surgido críticas de ciertos padres que aseguran que el método es cruel cuando asegura que hay que dejar llorar a los niños para que duerman, por lo que el médico no duda en responder que los que alegan eso “es básicamente porque no se han leído el libro, lo han hecho en internet o reciben la influencia de las redes sociales. Siempre explicamos se trata de un tema puramente científico, lo que en psicología conductual se llaman técnicas de rescisión del cambio de conductas y está más que demostrado que no provocan ninguna alteración psicológica ni ningún tipo de daño en el cerebro de los niños. Todo lo contrario, ayuda a tener un niño más estable con una mejor educación”. Y apostilla: “Nunca dejamos llorar a un niño más una hora, simplemente son pequeños intervalos de tiempo. Debemos entrar a su cuarto para comunicarle tranquilidad y la sensación e información de que no le olvidamos”.
A tenor de lo que explica la página web oficial, la Clínica del Sueño Estivill realiza sus investigaciones a través de la Fundación Estivill Sueño. Se realizan ensayos clínicos con nuevos medicamentos en conjunto con la industria farmacéutica. También participa en la investigación de nuevas tecnologías, materiales y terapias relacionadas con el dormir con algunas de las industrias más punteras como Sanofi, Pfizer o Merck. Su ámbito de investigación es líder en España y Europa ya que han conseguido en varios ensayos clínicos ser el mayor reclutador de pacientes de la Unión Europea.
Estudiando a los Mossos d'Esquadra
En exclusiva para EL ESPAÑOL | Porfolio, los doctores Estivill, padre e hija, confirman que han firmado un convenio con el Departamento de Interior de la Generalitat de Cataluña para saber cómo es el cronotipo de los Mossos d'Esquadra que trabajan a turnos. Son 18.000 miembros de las fuerzas de seguridad a los que se les enviará un cuestionario cuyos resultados serán confidenciales para ofrecerles las mejores recomendaciones para mejorar poco a poco su salud. Este estudio se enmarca dentro de los avances de la cronobiología, que estudia los ritmos que tenemos en nuestro cuerpo denominados ritmos circadianos (circa de cerca y diano de diurno).
Dentro de nuestro cerebro tenemos un pequeño grupo de células que es nuestro reloj biológico, está condicionado genéticamente y es el que nos dice que tenemos que dormir de noche y estar despiertos de día. Por tanto, la repetición del sueño durante la noche y de la vigilia durante el día es lo que llamamos ritmo circadiano. El doctor resalta que “este ritmo tiene 24,6 horas”. La doctora Carla Estivill está a punto de empezar este estudio con tres grandes variables: sexo, edad y efectos del entorno familiar. Por otras investigaciones se sabe que el efecto en el cambio de turnos es mayor en las mujeres, los jóvenes tienen una mayor capacidad de adaptación y a partir de los 45 años empiezan a ver más disrupciones de salud debido a los turnos y ya en el hogar si vives solo o con hijos también hay resultados dispares.
“La muestra la metodología en recoger datos por cuestionarios para saber los tipos de turnos de trabajo, cómo los gestionan y cómo les influencia en el sueño, por lo que sabremos quién se adapta mejor a cada turno”, asegura la especialista que tiene claro que los cronotipos vespertinos se adaptan mejor y a los nocturnos, al ser una situación antinatural, les proporcionarán herramientas para gestionar horarios y sueños. Hay entrará en valor si se ha de echar una siesta y hacer pautas de luminoterapia ya que la luz es el principal informador para dormir o estar despierto. Cuando tenemos luz nuestro cerebro y el reloj que nos controla el ritmo biológico de sueño y vigilia sabe que tenemos que estar despiertos y, por tanto, bloquea la síntesis de melatonina.
Y cuando estamos de noche, la segregamos, pero si estamos trabajando, ¿cómo lo gestiona el cerebro? Con respeto a los que tengan turnos rotatorios, desde fuera la Fundación Estival Somni los van a manipular con la luminoterapia. Como nos dice la doctora “una persona que ha de trabajar por la noche, al atardecer necesita exponerse a luz intensa que le va a comunicar a su cerebro que es hora de estar despierto. Y cuando acabe el turno no debe recibir la luz intensa del sol, por lo que la bloquearemos con unas gafas naranjas especiales que están en el mercado, las Blue Blocking Glasses. Si lo hacen de noche usaremos unas gafas que emiten luz azul para activar su estado de alerta”.
Desde el origen, la naturaleza humana está programa para que cuando salga el sol nos levantemos y cuando se va, nos acostemos. Por eso, los que trabajan sin cambios de turno y con un horario normal se han de regir por la luz natural del sol. “Si a las 7 u 8 de la mañana nos exponemos a ella estamos regularizando nuestro ritmo de sueño y vigilia, por lo que al atardecer lo que espera nuestro cerebro es una luz tenue o anaranjada. Y si estamos en casa por la noche no debemos exponernos a azules o blancas intensas. Necesitamos calidez ya que nos ayuda a prepararnos para ir a dormir”, asevera la doctora Estivill.
Los cronotipos
A través de diferentes estudios han llegado a la conclusión que un 50% de la población tiene un cronotipo normal que va desde las 10-11 de la noche hasta las 7-8 de la mañana; un 25% no se va a dormir hasta la 1 o 2 de la madrugada, por la mañana les cuesta mucho levantarse y hasta las 10 no les pongas reuniones ni trabajos importantes. A este grupo se le denomina cronotipo nocturno, que es una característica del reloj, no una patología. Y el otro 25% son matutinos o diurnos ya que son aquellos que a las 6 de la mañana se despiertan con energía, pero a las 9 ya no les digas nada porque no pueden funcionar”.
La pregunta del millón: ¿Cuál es la mejor postura para dormir?. Nuestro protagonista tiene la respuesta clave: "La óptima sería de lado, ya sea el derecho o el izquierdo, o incluso medio boca abajo. La menos recomendable sería la de boca arriba porque el cuello tiene tendencia a cerrarse y provocar algún pequeño ronquido”. Y, lógicamente, se aconseja realizar una higiene mental adecuada para intentar dormir mejor. No se trata de aprender, si no de preparar.
He aquí los consejos: “hay que empezar durante el día en el momento en el que abrimos los ojos. Habría que levantarse siempre a una hora determinada, realizar un poco de ejercicio que nos toque la luz del sol, ducharse, se disciplinados con la comida, si vas en coche aparcar un kilómetro antes del trabajo o bajarse una parada antes en el bus o el metro para ejercitar nuestro cuerpo y dos horas antes de ir a dormir hay que desconectar completamente. Adiós a cualquier tipo de pantalla. En ese período hay que realizar una actividad relajante que nada tenga que ver con la profesión realizada. Por ejemplo, un periodista no debería escuchar la radio porque lo haría con ánimo crítico, así que podría coleccionar mariposas”.