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Hay que prestar atención porque no es fácil de seguir, pero define mucho del modus operandi en los partidos políticos. Susana Díaz ha entrado en el Senado. Lo ha hecho en el escaño de Fernando López Gil, que ha sido recolocado como asesor en el Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz). La alcaldesa de la localidad, Patricia Cavada, ya fue en su tiempo un cargo de confianza de López Gil, así que es como devolverle el favor a un viejo amigo, pero, para ello, la regidora ha tenido que mover al que era su asesor hasta entonces, Federico Fernández, que ha ido a parar al PSOE de Puerto Real.
Seguimos. Para que Susana Díaz tenga como senadora el mismo sueldo que tenía en el Parlamento de Andalucía, Marisa Bustinduy le ha cedido la presidencia de una comisión. Lo ha hecho encantada porque Bustinduy había llegado al Senado años antes para que su puesto en el parlamento regional lo ocupase Francisco Conejo, pilar básico de Susana Díaz en Málaga.
Pero toda esta maniobra se le está haciendo cuesta arriba a Juan Espadas, secretario general del PSOE en Andalucía y candidato en las próximas autonómicas del 19 de junio. Él acaba de llegar al Senado gracias a que le ha cedido el puesto Miguel Ángel Vázquez, que ha vuelto a su tierra a ver dónde cae tras los comicios. Y también quiere traerse a la Cámara Alta a su número dos, Noel López. Pero el único escaño en el que puede caer López es en el de Bustinduy, y a ella parece que no hay dónde colocarla así que no cede y se aferra a la silla. Y sigue, y sigue y esta semana le toca a Alberto Núñez Feijóo.
Resulta que estos días se está viendo como el Senado se ha convertido, en silencio, en una pieza clave de la política nacional. Pero no en cuanto a la representación territorial que le concede la Constitución, que nadie se engañe, sino como una especie de escenario sobre el que se representa una ingeniería compleja entre los que entran y salen; como el juego ese de la silla, en el que se baila alrededor y pierde aquel que no consigue acomodo cuando la música deja de sonar.
Esto es algo que ha pasado siempre y en todos los partidos por igual, dependiendo simplemente del acceso que se tenga al Senado. Lo llamativo es que ahora está sucediendo a la vez en los dos partidos mayoritarios. En eso sí parecen ponerse de acuerdo. En el PSOE estos movimientos responden a la reorganización que está sufriendo la formación, especialmente en Andalucía, de cara a las elecciones autonómicas del próximo 19 de junio; y en el PP sucede por el desembarco de la nueva dirección de Génova tras la lucha cainita que acabó con la defenestración de Pablo Casado.
El nuevo presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, iniciará este lunes los trámites para entrar como senador en la Cámara Alta. Con ello, logrará tener peso institucional y podrá debatir cara a cara con Pedro Sánchez. Pero, para hacerlo, tendrá que recolocar a algunos de los senadores gallegos. También busca hueco en el Senado para su número dos, Elías Bendodo, cuya llegada supondrá la salida del histórico del partido Javier Arenas, que irá a parar a… Aún no se sabe, pero si gana Juanma Moreno en Andalucía tendrá que remodelar su equipo y esa es una opción.
"El Senado es un sitio que se usa como una especie de escenario en el que se acomodan personas que entran o que salen de la política", explica un antiguo alto cargo de la Junta de Andalucía. Aunque está reflexionando sobre el caso de Díaz y de Espadas, sus conclusiones también atañen al PP. "Es una cámara de representación territorial, pero todos saben que no se está cumpliendo ese propósito. Se está convirtiendo en una especie de hipermercado de la política en la que vas colocando productos y luego ya decides cuál usas", añade. Esto es extensible a todos los partidos, sin excepción; incluso a los más nuevos y que no tienen figuras históricas aún pero que sacan senadores de donde pierden diputados o cargos de confianza.
Así, los principales personajes de las crónicas políticas de la actualidad están rondando el Senado estos días. Cada uno con sus particularidades y sus motivos propios, pero todos inmersos en la misma ingeniería laboral, a ver cómo cuadrarlo y que el puzle encaje. Y van cayendo, poco a poco, en las cuatro categorías principales que les definen en cuanto a su relación con la Cámara Alta: los que ya están dentro, los que quieren entrar pero no pueden, los que quieren entrar y sí pueden y, por supuesto, los damnificados que tienen que buscar un nuevo destino, los que salen.
Las reglas del juego de la silla
En el Senado de España hay 265 senadores en total. Si bien la mayoría son electos -es decir, que llegan ahí a través de la papeleta salmón en las elecciones generales-, hay 57 que son designados a dedo por los parlamentos autonómicos. Son estos, los puestos designados, los que más utilizan los partidos políticos en estas maniobras que consisten, básicamente, en bailar alrededor de las sillas. Sin embargo, las reglas son más complejas que en el juego de niños, ya que cada parlamento autonómico tiene sus propias normas y cada partido puede designar un número concreto de senadores.
Un ejemplo. Tras las últimas elecciones autonómicas de Andalucía, que tuvieron lugar en 2018, el PSOE obtuvo más votos que el PP -aunque éste acabó gobernando gracias a un pacto con Ciudadanos y Vox- y el resultado ha establecido que los socialistas pueden designar a tres senadores, mientras que los populares sólo a dos. El Parlamento andaluz, además, añade la condición de que haya paridad y que ambos sexos se vean representados en al menos un 40% cuando sea posible. Así, con sus dos senadores el PP tiene que designar siempre a un hombre y a una mujer, pero el PSOE puede optar por dos hombres y una mujer o viceversa. Este tipo de características, replicadas en cada parlamento autonómico con sus propias normas, obligan a los partidos a resolver auténticos rompecabezas para poder encajar todas las piezas.
Feijóo, a punto
Cuando el periodista Carlos Alsina entrevistó a Alberto Núñez Feijóo el pasado mes de abril, el presidente del Partido Popular respondió muy a la gallega sobre su entrada en el Senado. Dijo que todavía tenía que dimitir como presidente de la Xunta -lo acabó haciendo el pasado 29 de abril- y que, después de aquello, habría un proceso de transición muy rápido. Cuando el entrevistador le pidió que, por favor, contestara "tipo test", con un sí o un no, Feijóo lo soltó: "No descarto ser senador".
Ha pasado un mes desde aquella entrevista y ya se han despejado las dudas. Feijóo iniciará este lunes los trámites para entrar en el Senado. "Todos en el partido lo dábamos por hecho, era cuestión de días", reconoce un senador popular a EL ESPAÑOL | Porfolio. "En la dirección son muy herméticos, pero ha habido una situación sobrevenida. En las próximas elecciones generales -que tendrán lugar en 2023, salvo que caiga el Gobierno antes- acabará en el Congreso, pero de momento no tiene otra opción que el Senado", añade.
"Este movimiento tiene enormes beneficios", comenta otro senador del mismo partido. Además de estar en una institución y poder acudir a actos oficiales como representante de la misma, "cada dos martes, por la tarde, hay sesión de control al Gobierno y podrá tener la visibilidad de enfrentarse cara a cara con Pedro Sánchez, algo que no conseguiría, ni de lejos al mismo nivel, estando sólo en Génova y convocando ruedas de prensa", añade.
"Además, supone un ahorro para el partido. El sueldo le vendrá del Senado y el PP lo puede completar, todo de forma legal, pero no es un gasto tan grande. Ahí no hay una gran diferencia porque el dinero se va a gastar en un senador u otro, sí o sí, pero obteniendo más visibilidad", apuntala.
La llegada de Fiejóo al Senado se ha cocido tan rápidoo porque su nueva directiva necesita reestructurar lo más rápido posible la organización del partido tanto en el Senado como en el Congreso de los Diputados y a la vuelta del puente de San Isidro, que se celebra el próximo 16 de mayo, mantendrá una reunión con Cuca Gamarra y Javier Maroto, portavoces en las dos cámaras.
"Es interesante que el partido quede en deuda contigo, te acaban reubicando"
Pero para que Feijóo entre, alguien tiene que salir. Esta vez le va a tocar a Juan Carlos Serrano, quien previsiblemente este lunes entregará su acta. Él fue alcalde de la localidad gallega de Portomarín, famosa entre todos aquellos que hacen el Camino de Santiago, pero dejó el puesto para poder dedicar más tiempo a su familia y a su empresa, una explotación avícola. Ahora, teniendo en cuenta los motivos que le llevaron a abandonar la primera línea de la política, es difícil de creer que le vaya a pedir al partido un nuevo puesto.
Junto al desembarco de Feijóo en la Cámara Alta, está planeado que también lo haga Miguel Tellado, su lugarteniente en Galicia y ahora también en la sede popular de la calle Génova. Él entraría por la otra senadora gallega por designación, Elena Muñoz, que fue consejera de Hacienda en la Xunta gallega bajo el mando del mismo Feijóo, entre 2012 y 2015. Ella ya tiene experiencia en este juego de bailar alrededor de la silla ya que, cuando dejó de ser consejera, intentó ser alcaldesa de Vigo y, tras unas elecciones que culminaron en un estrepitoso fracaso para ella y su formación, la recolocaron en el Senado.
Estos movimientos son muchas veces difíciles de explicar de cara a la ciudadnanía, sin embargo, uno de los senadores del PP que participa en este reportaje considera que estos movimientos no siempre son negativos. "El Senado siempre ha sido una mezcla de gente nueva con gente con relevancia. Están Javier Arenas, José Antonio Monago… hasta Manuel Fraga acabó aquí. Son personas que dan puntos de vista muy interesantes, tienen un plus y le dan relevancia al Senado", asegura.
Arenas… ¿fuera?
De todas formas, que Miguel Tellado acabe en el Senado es todavía un escenario hipotético. No sucede igual con Elías Bendodo. Mano derecha de Juanma Moreno, Bendodo ocupa actualmente el cargo de consejero de la Presidencia en Andalucía, pero ha sido ascendido en la Génova de Feijóo a coordinador general del partido. Cuando pasen las elecciones andaluzas, en caso de que gane Moreno, el presidente andaluz reorganizará su gabinete y su gran amigo hará el petate para aterrizar en Madrid.
La entrada de Bendodo en el Senado permitirá reforzar la figura del presidente del partido en la Cámara Alta y, además, servirá para que pueda seguir cobrando un salario institucional y tenga visibilidad. En este caso, las cartas de a quién le tocaría salir están marcadas de antemano: tendría que ser el histórico Javier Arenas, vicepresidente y ministro de José María Aznar y todo un símbolo en el PP de Andalucía.
Arenas es uno de esos casos que van entrando y saliendo del Senado según se le necesite -ha sido senador alrededor de 17 años a lo largo de ocho legislaturas distintas- y ahora le volverá a tocar si tiene que dejar hueco a Bendodo. Esta nueva salida, en su caso, podría ser la definitiva ya que tiene 64 años y pareciera que ha hecho todo lo que tenía que hacer en política, aunque quién sabe si Juanma Moreno puede tener algo pensado para él.
El motivo por el que saldría Arenas y no María Teresa Ruiz-Sillero, la otra senadora popular designada por el Parlamento de Andalucía, radica en las normas de la cámara regional. Si bien el parlamento gallego no hace distinción en cuanto a género -por eso caben Feijóo y Tellado-, el reglamento andaluz sí que exige la paridad en cuanto al género. Según el artículo 4.4 de la Ley 19/2007 que regula la designación de senadores andaluces, las propuestas de los grupos parlamentarios "deberán garantizar que cada uno de los sexos esté representado en la forma más cercana posible a la paridad y, como mínimo, en un cuarenta por ciento".
Esto significa que con la presencia de Arenas, Bendodo no puede entrar a sustituir a María Teresa Ruiz-Sillero porque entonces el 100% de los senadores del grupo del PP serían hombres. Así, vuelve a ocurrir algo bastante habitual: llega el momento de decir adiós.
"Esas idas y venidas, a nivel personal, a veces son duras", reconoce un senador que las ha vivido. "Pero tienes que tener en cuenta que te nombra el partido y dependes de él, que no eres un cargo electo de la ciudadanía, sino una especie de cargo de confianza", añade. Pero, a veces, eso también tiene un lado bueno: "En política es muy interesante que el partido quede en deuda contigo, porque te acaban reubicando. Si no es al momento, pasas un año mal y en las siguientes elecciones o reestructuración de turno, te meten de alguna forma". Y esto es un fenómeno que se produce en todos los partidos.
El sueldo de Díaz
La llegada de Susana Díaz al Senado, que se produjo en julio del año pasado tras perder las primarias a dirigir el PSOE andaluz en favor de Juan Espadas, representa a la perfección la esencia de este juego consistente en bailar alrededor de las sillas. Los movimientos que se desencadenaron para que ella llegara a la Cámara Alta, relatados en los primeros párrafos de este reportaje, son todo un paradigma.
Primero, tuvo que salir la persona que guardaba su escaño, Fernando López Gil. Éste fue a parar, entonces, al Ayuntamiento de San Fernando, en Cádiz, como asesor, como cargo de confianza. El que lo ocupaba hasta ese momento, Federico Fernández, se fue al PSOE de Puerto Real, donde se acabó presentando a secretario general en la localidad. Pero su presencia levantó tantas ampollas que tuvo que retirar su candidatura y ahora su figura está diluida en el partido en Chiclana. Es todo un efecto dominó, una metáfora, en la que el poderoso se sienta en la silla y el débil acaba de pie cuando la música deja de sonar.
¿Pero, si Susana Díaz perdió las primarias del PSOE, por qué le regaló Juan Espadas un puesto en el Senado? "Uno de los motivos por los que el PSOE perdió en 2018 las elecciones autonómicas es el desgaste por los casos de corrupción, pero el otro es la división interna", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio un ex alto cargo de la Junta andaluza que trabajó con Díaz. "Hay mucha gente en el partido que no soporta a Susana; pero si Espadas la termina de rematar y la saca del espacio político hay mucha gente, que no traga a Sánchez y que la votó a ella en las primarias, que no entendería ese movimiento", añade.
"La de Espadas ha sido una decisión política muy práctica, para integrarla. Es una decisión en favor de esa unión, le ha dado una salida política. Y Díaz ha dicho que sí, por eso está ahí. Además, conociéndola y sabiendo que ve la política como un asunto de largo recorrido, te aseguro que ya se habrá reunido con medio Madrid. A ver qué pasa en la cita electoral de junio…", añade, dando a entender que Susana Díaz no se ve, ni mucho menos, como un dinosaurio ya rentabilizado.
Para que Díaz haya dicho que sí ha habido una condición que ésta aritmética del Senado ha hecho posible: el tema del salario. Como parlamentaria en Andalucía, la otrora presidenta cobraba 58.430,32 euros brutos anuales, una cifra muy alejada de los 42.709,24 euros que cobra un senador raso. Sin embargo, en la Cámara Alta se recibe también un plus por distintas cuestiones, entre las que destaca el presidir una comisión por 21.724,36 euros más anuales de complemento.
Así, tras ser nombrada senadora en junio de 2021, a la vuelta de las vacaciones en septiembre Susana Díaz pasó a presidir la Comisión de Industria, Turismo y Comercio y ahora tiene una retribución total de 64.433,6 euros anuales, más incluso que lo que cobraba en el Parlamento andaluz y poco menos que los 66.230 que cobraba como presidenta de la Junta. ¿Y a quién le ha quitado la presidencia de la comisión en el Senado? Pues a Marisa Bustinduy, una histórica del PSOE de Málaga que llegó a la Cámara Alta justamente para dejarle su hueco en el Parlamento de Andalucía a Francisco Conejo, estrecho colaborador de Díaz. El círculo, así, se cuadra.
Espadas, muy solo
Pero a Marisa Bustinduy no la quieren sólo para que ceda la presidencia de una comisión, sino que también quieren su escaño al completo y que abandone el Senado para hacer hueco a un nuevo político. Su puesto lo reclama ahora Juan Espadas, aunque no para él, sino para su número dos, Noel López, el secretario de Organización del PSOE andaluz y actual alcalde de Macarena (Granada).
Espadas dijo que iba a dejar la Alcaldía de Sevilla para poder centrarse en llegar a la Junta de Andalucía, en presidirla tras los comicios que ahora se sabe que tendrán lugar el próximo 19 de junio. Muchos de su partido pensaron que el movimiento lógico era que recorriera la comunidad autónoma y se diera a conocer porque, siendo sinceros, es muy poco conocido entre sus posibles votantes. Sin embargo, extrañando a muchos, decidió meterse en el Senado. Ahora quiere que le acompañe en la Cámara Alta su dos, Noel López, pero esto se le está atragantando.
"Lo más probable con Bustinduy es que se vaya a su casa y no vuelva a pisar un cargo en el PSOE andaluz"
El panorama está así: el grupo socialista en el Parlamento de Andalucía sólo puede designar libremente a tres senadores y dos de ellos ya son Susana Díaz y Juan Espadas. La tercera, Marisa Bustinduy no está dispuesta a ceder su puesto tan fácil y, a pesar de que la prensa local ya contaba con Noel López mano a mano junto a Espadas en la Cámara Alta, la senadora malagueña se ha interpuesto en el camino.
"Ella viene de la época de Susana y sabe que Juan Espadas no le va a ayudar en nada", relata un senador. "Puede ser que esté intentando tensar la cuerda y negociar, esperando que le ofrezcan algo mejor, pero no es del equipo de él. Lo más probable es que, cuando se acabe la legislatura, ella se vaya a su casa y no vuelva a pisar un cargo en el PSOE andaluz", añade.
No deja de ser curioso todo esto. Porque Juan Espadas llegó al Senado gracias a que Miguel Ángel Vázquez, antiguo portavoz y consejero de la Junta de Andalucía, dejó el puesto. Vázquez no ha caído (aún) en ningún puesto concreto y se desempeña como periodista, escribiendo tribunas. Casualmente, Vázquez fue siempre partidario de Susana Díaz y en 2016 se mostró contrario a la corriente representada por Pedro Sánchez. Pero ahora ha borrado su historial en Twitter y es el mayor defensor del sanchista Juan Espadas. Ahora lo alaba y critica ferozmente a Juanma Moreno, su rival en las elecciones. Quién sabe dónde acabará cayendo Vázquez cuando la música deje de sonar. Lo único seguro es que el juego de la silla sigue y sigue.
Mientras, el Senado se va convirtiendo en ese escenario silencioso sobre el que opera esta maquinaria política. Nadie como los 57 senadores por designación autonómica, que reciben 2,4 millones de euros anuales en salarios, debería cumplir mejor el mandato constitucional de representar a sus territorios. Y seguro que los hay que lo hacen. Al menos hasta que vuelve a sonar la música y toca levantarse y rondar alrededor de las sillas.
Estos son los senadores designados por comunidad autónoma:
-Andalucía: Javier Arenas (PP), María Luisa Bustinduy (PSOE), Susana Díaz (PSOE), Juan Espadas (PSOE), María Pilar González (Adelante Andalucía), Jacobo González-Robatto (Vox), José Luis Muñoz Lagares (Cs), María Ponce Gallardo (Cs), María Teresa Ruiz-Sillero (PP).
-Aragón: Luisa Fernanda Rudi Úbeda (PP), Clemente Sánchez-Garnica (Partido Aragonés).
-Asturias: María Jesús Álvarez González (PSOE), María Mercedes Otero (PSOE).
-Canarias: Asier Antona Gómez (PP), Fernando Clavijo Batlle (CC), Santiago Pérez García (PSOE).
-Cantabria: José Miguel Fernández (PRC).
-Castilla-La Mancha: Carolina Agudo (PP), María Teresa Fernández (PSOE), Aurelia Sánchez (PSOE).
-Castilla y León: Francisco Díaz Muñoz (PSOE), María Teresa López (PSOE), Javier Maroto (PP).
-Cataluña: Assumpció Castellví (Junts), Josep Lluís Cleries (Junts), Adelina Escandell (Esquerra), Pau Furriol (Esquerra), Lorena González (PSOE), Antonio Poveda (PSOE), Josep María Reniu (Esquerra).
-Comunidad Valenciana: Emilio Argüesto Torres (Independiente), Josefina Antonia Bueno (PSOE), Alberto Fabra (PP), Joan Lerma (PSOE), Carles Mulet (Compromís).
-Extremadura: Rafael Damián Lemus (PSOE), José Antonio Monago (PP).
-Galicia: Xoaquín María Fernández (PSOE), Elena Muñoz (PP), Juan Carlos Serrano (PP).
-Baleares: José Vicente Marí (PP), Vicenç Vidal (Més).
-La Rioja: María Teresa Villuendas (PSOE).
-Madrid: María Paloma Adrados (PP), Ana Camins (PP), José Carmelo Cepeda (PSOE), Pablo Gómez Perpinyà (MM), Eduardo Raboso (PP), Alicia Sánchez-Camacho (PP), Jaime Miguel de los Santos (PP).
-Murcia: Lourdes Retuerto (PSOE), Miguel Sánchez López (Cs).
-Navarra: Koldo Martínez (Gbai)
-País Vasco: Estefanía Beltrán de Heredia (PNV), Idurre Bideguren (Bildu), Alfonso Gil (PSOE).