Cómo impedir que el narco se expanda en España como un cáncer
Nuestro país necesita medidas mucho más enérgicas y bien planificadas que las actuales para contener y liquidar el fenómeno del narcotráfico.
Mi área de especialización son los procesos de innovación militar aplicados a las guerrillas e insurgencias, un ámbito del conocimiento que estudia cómo esta clase de actores no estatales aprenden a evolucionar y derrotar militarmente a los Estados.
Habitualmente, los estudiosos de estos asuntos hemos querido dejar de lado la narcoinsurgencia, debido a la dimensión económica y criminológica que acarrea. Sin embargo, existe margen para que la criminología y las ciencias militares encuentren un lugar en el que darse la mano para abordar dicho fenómeno.
Tras la desaparición de ETA y el destierro de la violencia de la sociedad española, y con la excepción del yihadismo, en el horizonte asoma un problema que ha sangrado, que ha inundado de lágrimas y que ha decapitado el futuro de buena parte de Iberoamérica. Un fenómeno que, para colmo, se ha instalado en la Europa más rica de la mano de grupos como la Moccro Maffia, que tiene amenazada de muerte a la familia real de Países Bajos.
Pero ¿qué dirección debemos seguir para enfrentarnos a esta insurgencia empresarial? Apliquemos las lecciones de la lucha contraguerrillera.
Mao Tse Tung, el líder guerrillero más exitoso del siglo XX, afirmaba que la guerrilla era como un pez que nada en el río de la sociedad y que necesita de su oxígeno para respirar. Por tanto, lo primero que se debe evitar es que el pez encuentre oxígeno en el agua. Es decir, en la sociedad. Más bien al contrario: hay que blindar a la sociedad y convertirla en agua ponzoñosa en la que este pez no pueda desplazarse cómodamente.
Lo primero es adoptar una actitud de hacia la sociedad. Asumir que nuestra democracia o nuestras instituciones son lo suficientemente maduras como para evitar por sí mismas que el dinero del narcotráfico lo corrompa todo sería un error. Cuando un joven de 20 años actúa de "vigilante" para informar de los movimientos policiales durante una noche, obtiene la misma remuneración que un guardia civil en todo un mes. En esta partida, no debemos ser idealistas ni ingenuos. Casi todo es corrompible y casi todo el mundo tiene un precio.
Partiendo de lo anterior, hemos de poner la lupa sobre los partidos políticos en el nivel nacional, autonómico y local, ya que constituyen el blanco más rentable para los narcotraficantes. Empezando por los municipios, en los que la policía local es la primera víctima; siguiendo por la política autonómica, que tiene una obvia correa de transmisión con la política nacional; y llegando finalmente a la opaca tesorería central de nuestros partidos políticos, cuya falta de moral y sentido de Estado en los últimos años son muy poco alentadoras.
Para para condicionar a la sociedad el comportamiento de los partidos políticos respecto al narco, lo más útil es maniobrar en materia comunicativa, particularmente entre los más jóvenes, y muy especialmente entre las madres de las víctimas del narco. Todo ello orientado a que se cree una narrativa de ilegitimidad, condena y asco hacia el narco.
Sería conveniente poner en marcha iniciativas cinematográficas que demonicen a estos personajes e impidan la penetración de la ponzoñosa narcocultura. Necesitamos una cultura antinarco que los margine.
Paralelamente, los medios de comunicación deben condenar política y civilmente a quienes concierten con el narco, ya que la inseguridad derivada de su clientelismo no sólo es inmoral, sino que amenaza a sectores tan estratégicos, y que el ciudadano comprende tan bien, como el turismo.
"Declarar la Zona de Especial Singularidad permitiría una acción más eficaz en Cádiz"
La dimensión socioeconómica tampoco se debe desdeñar. La lucha contra el narco debe pasar por planes de desarrollo económico que, dada la escasez en las arcas públicas, nos obligan a estudiar la legalización del comercio de narcóticos para dedicar íntegramente su recaudación a sufragar los planes de desarrollo económico. Es más, se podría sopesar la posibilidad de que Estados Unidos incremente sus inversiones en la provincia a través de Rota y Morón.
Algunas de las líneas maestras de dichos planes económicos podrían dirigirse a promover la industrialización de Andalucía, aprovechando el tirón de su enorme sector aeronáutico y de construcción naval, el creciente interés de Occidente por diversificar la producción de microelectrónica, la promoción de un nuevo perfil turístico de alto poder adquisitivo en la región o la construcción de infraestructuras logísticas para convertir al sur en un nodo energético, de transporte o de telecomunicaciones continental.
Opciones hay, pero es necesario el dinero y comprobar si entre los narcotraficantes existiría la buena voluntad de regularizar sus actividades económicas, o si el contrabando persistiría masivamente tras la legalización.
Por último, y más importante, está la acción policial. Para empezar se debe restablecer la ley no escrita de respetar la vida de criminales, agentes, periodistas y ciudadanos en general. Nuestra sociedad vivió un sangriento siglo XX y le ha costado mucho salvaguardar el derecho a la vida de su ciudadanía.
Esto es algo estratégico para garantizar el bienestar y la confianza económica de España a largo plazo.
Simultáneamente, es fundamental promover la actuación coordinada de las Administraciones públicas, especialmente policiales y aduaneras, e incluso la de la Armada. Es importante asignar competencias y tareas claras a cada agencia en el marco de un plan coherente que evite las caníbales competiciones por las competencias y el presupuesto. Declarar la Zona de Especial Singularidad permitiría una acción más eficaz.
Quizá lo más importante para la policía es mantener una red de vigilancia integrada y coordinada para mapear y monitorizar este fenómeno. Incluso utilizar información de Inteligencia para maniobrar secretamente y evitar que los narcos construyan 'multinacionales' del crimen organizado que hagan mucho más difícil esta lucha, así como para golpear al poder político que acepte los narcoeuros.
Sea como fuere, no nos podemos permitir la pasividad en este asunto. Son necesarias medidas mucho más enérgicas y bien planificadas para contener y liquidar este fenómeno que, de no ser intervenido, amenaza con extenderse como un cáncer.
*** Yago Rodríguez es analista militar y geopolítico, y director de The Political Room.