¿Conseguirán los aviones F-16 que Ucrania gane la guerra a Rusia?
Los F-16 serán sin duda un refuerzo muy importante para Ucrania. Pero recordemos que pasarán a ser el objetivo principal de los potentes sistemas antiaéreos rusos.
Después de múltiples idas y venidas, el presidente Joe Biden comunicó este mes de mayo, en plena reunión del G7 en Hiroshima (Japón), la disposición de Washington a autorizar el adiestramiento de pilotos ucranianos en el uso en combate de aviones F-16 Falcon de fabricación estadounidense.
Repasando lo sucedido desde el ya histórico 24 de febrero de 2022 podemos comprobar que la entrega de aviones de combate a Kiev se encuentra sobre la mesa de los dirigentes occidentales prácticamente desde el inicio de la invasión rusa, tal y como filtró en su día el propio Josep Borrell.
El anuncio de la Casa Blanca abre la puerta a la tan ansiada por Kiev entrega de este tipo de sistemas de armas, que muchos analistas afirman que será clave en resolver el conflicto favorablemente para el lado ucraniano.
"Ucrania dependía al principio de la guerra de sistemas de misiles antiaéreos de medio y largo alcance de fabricación rusa pertenecientes al arsenal heredado de la antigua URSS"
Pero ¿es realmente clave la entrega de estos aviones F-16 para el éxito del poder aéreo de Kiev? La respuesta parece un poco más complicada que un simple sí o no.
Rusia dispone, al menos numéricamente, de una enorme superioridad sobre Ucrania en aviación de combate. Pero Kiev ha sabido, sabiamente asesorado por Occidente, plantear desde el principio una estrategia aérea muy inteligente y que ha demostrado sus frutos en combate real.
Esta estrategia se basa en la negación del uso del poder aéreo enemigo con un efectivo uso de los medios antiaéreos mientras se salvaguarda al máximo el poder aéreo propio mediante exquisitas tácticas de dispersión de aviones por la retaguardia ucraniana, evitando así que sean destruidos por los constantes ataques rusos.
En cuanto a la negación del uso del poder aéreo ruso, Ucrania dependía al principio de la guerra de sistemas de misiles antiaéreos de medio y largo alcance de fabricación rusa pertenecientes al arsenal heredado de la antigua URSS, y de los misiles de corto alcance de factura rusa y los entregados en forma de ayuda militar por Occidente.
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Con ellos, Ucrania mantuvo a raya, al menos durante los primeros meses del conflicto, a los aviones y helicópteros de combate rusos, que han sido derribados literalmente por docenas para sorpresa de propios y extraños, haciendo saltar por los aires todas las previsiones de los mejores analistas.
A medida que avanzaba la guerra y que los arsenales disminuían por las pérdidas en combate, rusos y ucranianos supieron adaptarse a la situación sobre el terreno.
Los ucranianos reforzaron su poder aéreo basándose en tres pilares que recibieron importante ayuda occidental. En primer lugar, se entregaron mejores sistemas occidentales antiaéreos, tanto de corto como de medio y largo alcance, que sustituyeron las numerosas pérdidas sufridas en combate y que habían desgastado de forma muy considerable la defensa aérea ucraniana.
El último sistema en llegar ha sido el extraordinario Patriot, con sus modernos misiles PAC-2 y PAC-3, que han sido capaces de derribar los ahora ya no tan temibles misiles hipersónicos rusos.
"Occidente ha apuntalado el deteriorado poder aéreo ucraniano con la entrega de decenas de aviones de combate de fabricación rusa Mig-29 y Su-25"
En segundo lugar, los ucranianos también recibieron misiles y bombas occidentales que fueron adaptados para ser usados desde sus antiguos aviones de fabricación rusa, como los HARM antirradar, las bombas guiadas por GPS JDAM o los misiles de crucero Storm Shadow, entregados hace pocas semanas por los británicos.
En tercer lugar, Occidente también ha apuntalado el deteriorado poder aéreo ucraniano con la entrega de decenas de aviones de combate de fabricación rusa Mig-29 y Su-25, así como helicópteros Mi-24, Mi-8 y Mi-17 procedentes de Polonia, Eslovaquia, República Checa, Macedonia, Croacia y hasta de los propios Estados Unidos, que los desvió de la ayuda prevista para el derrocado gobierno afgano.
Los rusos, en vista de las importantes pérdidas de aviones y helicópteros sufridas durante los primeros meses de la guerra, cambiaron de táctica empezando una campaña de patrulla aérea y bombardeos volando bien desde territorio ruso o adentrándose lo mínimo imprescindible en los cielos ucranianos para evitar los potentes sistemas antiaéreos entregados por Occidente a Kiev.
También se ha visto del lado ruso en los últimos meses un muy importante incremento en el uso de misiles de largo alcance y bombas planeadoras, capaces de volar decenas de kilómetros antes de impactar en el blanco deseado. Estos ataques han logrado un notable éxito, destruyendo importantes objetivos ucranianos al tiempo que evitaban a la mayoría de los sistemas antiaéreos desplegados por Kiev.
Precisamente este éxito importante de la aviación rusa parece haber influido de forma decisiva, según algunos analistas, tanto en el visto bueno para la entrega a Kiev de los F-16 como en la llegada a Ucrania de los últimos sistemas de armas de mayor alcance, tales como los ya mencionados misiles de crucero Storm Shadow, capaces de destruir blancos a varios cientos de kilómetros del punto de lanzamiento, o las baterías de misiles antiaéreos Patriot, que fueron capaces de derribar en su primera actuación a mediados de mayo, y en un solo día, cuatro aviones y helicópteros rusos que hasta la llegada de estos eficaces ingenios estadounidenses actuaban lejos del frente y sobre territorio ruso con una enorme impunidad.
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Sin duda, la entrega a Kiev de estos sistemas de armas de largo alcance, así como de los F-16, mejorará muchos enteros la capacidad militar ucraniana y pondrá en aún más aprietos a las fuerzas rusas. Pero no parece que puedan ser decisivos por sí solos para lograr una derrota rusa.
En primer lugar, habrá aún que ver la cantidad de aviones que se entrega a Kiev y, sobre todo, el tipo y número de misiles y bombas guiadas que reciben para su uso en combate. Aunque sí está previsto crear una fuerza aérea ucraniana potente a largo plazo, con vistas a su reconstrucción una vez finalizada la guerra, no parece que a corto y medio plazo Kiev pueda recibir más allá de dos o tres docenas de aviones como máximo.
El número de misiles y municiones tendrá por fuerza que ser limitado dada la propia escasez de los mismos en los arsenales europeos y estadounidenses, que han sufrido un importante desgaste por la tremenda ayuda entregada a Kiev en estos quince meses de guerra.
"El secretario de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos ha afirmado que la entrega de los F-16 será de ayuda a Ucrania, pero que no resultarán decisivos"
24 o 36 aviones de combate F-16 armados sin duda serán un refuerzo muy importante para Ucrania. Pero recordemos que pasarán a ser el objetivo principal de los potentes sistemas antiaéreos desplegados por los rusos y que han experimentado, según un reciente análisis de un centro de estudios británico, una importante mejora en su efectividad en combate durante los últimos meses, aprendiendo de los errores iniciales y adaptando sus tácticas de combate.
Especialmente relevantes resultan los famosos S400, que están desempeñando un papel bastante notable en esta guerra. El propio secretario de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Frank Kendall, ha afirmado que los F-16 serán de ayuda a Ucrania, pero que no resultarán decisivos, alertando del predominante papel que en este conflicto están teniendo las defensas antiaéreas.
Aunque como se puede apreciar no hay un excedente numeroso y útil de F-16 para donar a Kiev, sí que son numerosos los países dispuestos a adiestrar a los pilotos, como Holanda, Dinamarca, Portugal, Noruega, Bélgica y Polonia, todos usuarios de F-16 en sus fuerzas aéreas. Reino Unido, que no tiene F-16 en servicio, se ha comprometido también a adiestrar una veintena de pilotos ucranianos, con la idea de transmitirles conocimientos útiles que reduzcan después su periodo de adaptación al F-16.
Otro aspecto clave a tener en cuenta en que, además de relativamente escasos, los F-16 no llegarán de forma inmediata al frente. Con el visto bueno de la Casa Blanca se ha iniciado un proceso conjunto de varios aliados, liderados por Holanda y Dinamarca, para estudiar la mejor forma de adiestrar a los pilotos ucranianos. Este adiestramiento, según un informe filtrado a la prensa, durará en el mejor de los casos unos cuatro meses, y ello simplemente para obtener una capacidad operativa muy básica e inicial en un sistema de armas tan complejo como un moderno avión de combate.
Durante estos meses, el grupo de países aliados implicados analizará también la mejor forma de entregar los F-16 a Ucrania: quiénes serán los países donantes y cuántas unidades será factible poner en servicio.
Holanda y Noruega parecen a priori los donantes más factibles, pues se encuentran inmersos en avanzados procesos de sustitución de sus flotas de F-16A/B MLU por los novísimos F-35A.
Noruega tiene algunos de sus aviones en venta, pero presumiblemente el número de unidades que podrían volver al servicio activo después de haber sido dados de baja tras décadas de intensos vuelos en la OTAN no será muy elevado.
"Dinamarca apenas ha comenzado a recibir los F-35 para adiestrar a sus pilotos, y Bélgica aún tardará muchos meses en recibir siquiera el primero de sus nuevos cazas"
Holanda, según diversas fuentes, habría cancelado la venta de 28 F-16 a la empresa privada Draken International, encargada de ofrecer adiestramiento avanzado a fuerzas aéreas occidentales. Se presume que esos F-16, previstos para su baja en mayo de 2024, podrían terminar en manos ucranianas. Pero no está claro en qué fecha, dadas las propias necesidades defensivas holandesas hasta la llegada y puesta en servicio operativo de más F-35.
También podrían llegar más aviones desde los almacenes estadounidenses. Pero los que se encuentran almacenados en mayor número requerirían un proceso de puesta a punto y actualización largo, complejo y caro. Se estima que estos aviones podrían llegar a largo plazo para apuntalar una fuerza aérea ucraniana ya de posguerra.
Dinamarca y Bélgica también están inmersas en un proceso similar al de Noruega y Holanda. Pero Dinamarca apenas ha comenzado a recibir los F-35 para adiestrar a sus pilotos, y Bélgica aún tardará muchos meses en recibir siquiera el primero de sus nuevos cazas.
Puede precisamente que por esta más que posible carencia de F-16 disponibles en número suficiente la última petición de Kiev anunciada a finales de mayo haya sido la de que se le entreguen también aviones Eurofighter, sin duda con la idea en mente de recibir los Eurofighter Tranche 1 de Reino Unido y Alemania. Idea que, vista la evolución de la ayuda militar europea a Kiev en estos quince meses, no debemos descartar en absoluto.
España, que dispone también de Eurofighter Tranche 1, ha descartado categóricamente la entrega de cazas, pues a diferencia de Reino Unido y Alemania, en nuestro país están siendo modernizados y está previsto que puedan ser los encargados de la defensa de Canarias en pocos años.
El tiempo nos confirmará la efectividad real de los nuevos sistemas de armas que se entregarán a Kiev y si resultan suficientes para derrotar a Moscú.
*** Rodrigo Rodríguez Costa es analista de Seguridad y Defensa.