Pedro Sánchez maltrata a España porque la quiere. Es un patriota, el presidente, que sólo piensa en la convivencia en Cataluña, no en su supervivencia política. Qué tipo aguerrido nuestro primer ministro entre todos los ministros, que amnistía por superioridad moral, por una inmensa bondad… a falta únicamente de que le caiga para confirmarlo un Nobel de la Paz como a Barack Obama.
Él: Teresa de Calcuta, Gandhi, Luther King, los tres.
Porque España no está para que la humillen, de eso no se puede amnistiar a un país. Bastante tuvimos con los ingleses y una leyenda negra en la que todavía creen muchos porque nadie les ha dicho que la historia no es así, como para ahora comprarles el relato a los nacionalistas de que España entera, usted y yo, les debe una disculpa.
Y eliminar, de paso, todos los delitos de su expediente. Incluso el de aquel que una vez le tocó de vocal en una mesa electoral y no se presentó. Por no hablar de los de terrorismo y ese otro delito tontorrón de la familia Pujol y los 300 millones que le mangaron a todos los españoles, incluidos usted y yo.
Ahora la nueva humillación, otra más en la larga lista, es la confirmación de que amnistiarán delitos de terrorismo.
Pero dice Bolaños que no aquellos delitos que suponen violaciones graves de los derechos humanos. Como si el terrorismo pudiera hacerse en fondo y forma contra otra cosa que no sea el ser humano.
Amnistiaremos a aquellos que hayan sido terroristas, pero no mucho, le faltó decir. Que es lo mismo que amnistiar a los yihadistas que no hayan matado con sus propias manos o a los etarras que conducían el coche mientras otro apretaba el gatillo.
Todo sea para que el votante del PSOE, que consiente esto con su voto, duerma tranquilo esta semana hasta que la próxima haya de tragar con algo aún más gordo en esta telenovela sin ley que es la amnistía.
Sólo nos faltaba el ministro de Cultura diciendo que emprenderá una revisión de los museos estatales para descolonizar el patrimonio. Siempre puede haber algo peor, decirle adiós a Las lanzas de Velázquez mientras las depura esta nueva Inquisición.
El votante socialista ha sufrido todas las humillaciones posibles en los últimos cuatro años y ha consentido porque Pedro Sánchez así lo exigía.
Después de lo de ayer, sólo falta que nuestro amado líder les ponga a hacer la calle y a más de uno, al paso que van las cosas, también le parecería bien.