Israel mata a Ibrahim 'el Eficiente' y venga 41 años después la masacre de 314 americanos en Beirut
Responde con un tercer mazazo a Hezbolá después de que la organización terrorista lanzara más de un centenar de cohetes contra su territorio.
21 septiembre, 2024 02:21Fuentes israelíes mencionadas este viernes por el Institute for the Study of War aseguran que el gobierno de Netanyahu está pensando seriamente iniciar un ataque terrestre sobre el sur del Líbano, con el pretexto de evitar los bombardeos sistemáticos sobre el norte de Israel y que los residentes de esas zonas puedan volver a sus casas. A las cuarenta y ocho horas del ataque masivo a dirigentes y colaboradores de Hezbolá con la explosión de sus localizadores y sus walkie-talkies, Oriente Próximo es una olla de presión a punto de estallar.
Da la sensación de que Israel está dejando pasar algo de tiempo antes de la incursión para ver si el líder de la banda terrorista, Hassan Nasralá, cede a sus pretensiones y ordena el final del lanzamiento de cohetes sobre territorio hebreo. Sin embargo, no hay ninguna señal que apunte en esa dirección: Nasralá se plantó este jueves en el centro de Beirut para asegurar a sus seguidores de que Hezbolá no tenía intención alguna de rendirse y que seguirían los ataques contra “el estado invasor”. Este viernes, las palabras dieron paso a los hechos, con hasta 130 proyectiles lanzados sobre el otro lado de la frontera, según las Fuerzas de Defensa Israelíes.
La respuesta de Israel no se ha hecho esperar y ha sido más que contundente: varios misiles cayeron sobre el suburbio sur de Dahieh, concretamente en el populoso barrio de Jamous, derrumbando dos edificios y causando al menos 31 muertos y casi un centenar de heridos. Se trata del tercer ataque de Israel sobre la capital del Líbano desde que el conflicto se recrudeciera tras la matanza de Hamás del 7 de octubre.
En enero, un bombardeo guiado acabó con la vida de Saleh-el-Arouri, uno de los líderes militares de Hamás. En julio, una operación similar derivó en el asesinato de Fu´ad Shukr, el equivalente militar a Nasralá en la organización terrorista.
Objetivo: Ibrahim “El Eficiente” Aqil
En esta ocasión, el objetivo del bombardeo fue Ibrahim Aqil, apodado “El Eficiente”, uno de los más experimentados líderes de Hezbolá, involucrado ya en el atentado del 23 de octubre de 1983 que mató a 241 soldados estadounidenses y a 58 franceses en Beirut y el del 18 de abril del mismo año contra la embajada americana, con 73 fallecidos. Dichos atentados le valieron entrar en la lista de los hombres más buscados por el gobierno estadounidense, lista en la que ha estado los últimos cuarenta años. Cualquier información que llevara a su paradero estaba valorada en siete millones de dólares.
Aunque se desconoce si Aqil está vivo o muerto -las FDI dan por hecho lo segundo, pero Hezbolá no lo ha confirmado aún-, la elección es significativa. La importancia de Aqil, un hombre con cuatro décadas de experiencia en acciones terroristas, es incalculable, aunque probablemente no ocupe un puesto específico dentro del organigrama de Hezbolá. Veterano de la Yihad Islámica más sangrienta de los años 80, Aqil fue el asesor de Fu´ad Shukr hasta su muerte y el encargado de supervisar las acciones contra Israel en la zona de Galilea.
Su asesinato es un golpe durísimo para una organización ya muy tocada. Israel no solo mató e hirió a centenares de altos mandos de Hezbolá, sino que dio un golpe a la infraestructura de comunicación de la banda. El asesinato de Aqil incide en esa sensación de caos, aumenta el estado de shock y manda otro mensaje poderoso en términos de inteligencia militar: alguien del Mosad está tan dentro de Hezbolá como para que todas estas acciones se hayan podido concretar en cuatro días tras tantísimos años de intentos baldíos.
EEUU se desvincula y pide negociación
La posible muerte de Aqil es, además, un guiño a los Estados Unidos. Netanyahu sabe que Biden lleva mucho tiempo enfadado con él y que todo lo que está haciendo va en contra del principio básico que rige la política exterior de Estados Unidos en Oriente Próximo: buscar la desescalada mediante la negociación. Por eso no avisó a la Casa Blanca de la operación de los buscas y no lo ha hecho ahora con el ataque sobre Beirut. En ambos casos, eso sí, según fuentes estadounidenses, se informó a posteriori de las consecuencias y las intenciones.
Todas las acciones de Israel invitan a pensar en la preparación para un conflicto a gran escala en el que Irán ha prometido ayudar a Hezbolá si el Líbano se ve atacado. No hay nada que pueda dañar más a las aspiraciones electorales de Kamala Harris que una guerra abierta: las consecuencias económicas serían brutales y también las militares, pues Estados Unidos tiene tropas repartidas por toda la zona que serán, sin duda, objetivo para el Eje de Resistencia iraní.
Ahora bien, ¿cómo condenar un ataque en el que muere uno de los grandes enemigos del país? Netanyahu sabe que la Casa Blanca no puede decir nada ante la muerte de Aqil cuando Aqil ha sido el responsable de la muerte de tantos estadounidenses. De hecho, preguntado por la cuestión, John Kirby, Secretario de Prensa del Departamento de Defensa, ha preferido no hacer comentarios y ha remitido a los medios a la versión que den las FDI, sin querer polemizar por el hecho de no haber recibido notificación previa. “No es algo atípico”, señaló Kirby.
El papel de Irán en el conflicto
La guerra parece estar cada día más cerca y está claro que Israel no va a avisar de antemano a nadie para que no se filtren sus intenciones. Los servicios secretos hebreos acusaron este viernes a Irán de planear el asesinato del ministro de defensa, Yoav Gallant, y del primer ministro Netanyahu como venganza por la muerte de Ismail Haniyeh, líder político de Hamás, en Teherán el pasado 31 de julio.
Según el Shin Bet, organismo encargado de la seguridad nacional de Israel, los planes fueron detectados y desactivados al instante, pero la filtración a la prensa em este momento señala claramente a Irán como parte activa del conflicto. No hay duda de que, igual que sucedió el pasado 13 de abril, Israel contempla la posibilidad de un ataque iraní aunque sea meramente testimonial.
Lo que no está tan claro es si la respuesta sería tan tibia. Israel sabe que, con la ayuda de Rusia, Irán está desarrollando su programa nuclear y no puede permitir que su máximo enemigo tenga una bomba atómica.
Golpeadas sus guerrillas, con un serio problema interno desde hace años, solo solventado con la continua represión contra mujeres y jóvenes, un liderazgo muy envejecido y un primer ministro recién llegado al cargo tras la muerte de Ebrahim Raisi en accidente de helicóptero, Irán rebosa debilidad por todos lados. Esperar a que consolide sus alianzas con Rusia y tal vez China no es la mejor idea… y una administración estadounidense con Trump al frente, desde luego, no pondría objeción alguna a un ataque directo. Probablemente, con Harris, tampoco.