¿Propaganda o control de daños? Putin y Zelenski coinciden en el frente para supervisar a sus tropas
El presidente ucraniano ha viajado a primera línea del frente en Donbás, mientras que el líder ruso se ha quedado en la retaguardia en Jersón.
19 abril, 2023 02:44Martes de intensa propaganda mediática y política en Ucrania, con la insólita coincidencia de Volodímir Zelenski y Vladímir Putin en las inmediaciones del frente de batalla, aunque cada uno en un ala distinta y a una proximidad del peligro muy diferente. Las primeras imágenes del día nos llegaron de Avdivka, donde el presidente ucraniano se plantó por sorpresa para condecorar a los defensores de la ciudad, a escasos quince kilómetros de Donetsk capital y objeto de intensas ofensivas durante el invierno por parte de las tropas rusas.
La visita no tenía nada de casual, como no lo tiene nada en la guerra. Después de Bakhmut, Avdivka ha sido el gran objeto de deseo en esta miniofensiva de invierno. La importancia de Avdivka no reside tanto en su utilidad ofensiva, sino en la puramente defensiva. Es un enclave decisivo a la hora de poner presión en la ciudad más grande controlada ahora mismo por los rusos y su toma supondría romper las fronteras de 2015, que, más o menos, se mantienen estables por todo el Donbás, con apenas unos escasos avances en Lugansk y el sur de Donetsk.
Zelenski ya estuvo en Bakhmut cuando las cosas para su ejército pintaban peor que ahora, demostrando un valor inusitado. Lejos quedan ya los días en los que la prudencia le invitaba a esconderse en su búnker de Kiev ante la creíble amenaza de un posible magnicidio. Zelenski condecoró a sus hombres en la metalurgia de Azom meses antes de que fuera tomada por los mercenarios del Grupo Wagner, que difundieron durante su captura unas instantáneas muy parecidas a las que había publicado el gobierno ucraniano para que a nadie se le escapara el simbolismo.
En su momento, esas fotos y esa conquista tuvieron un aire de burla. La insistencia de Zelenski en repetir la escena en Avdivka directamente es un reto abierto al ejército ruso y a sus sistemas de inteligencia. Deja claro que nada ni nadie le va a impedir reconocer el mérito de sus muchachos en el frente y eleva la moral de sus hombres ante la esperada contraofensiva, que, de llegar, debería hacerlo en las próximas semanas.
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La obsesión de Putin por Crimea
La visita de Zelenski a primera línea del Donbás coincidió con la de Putin al sur de Jersón, aunque se sospecha que las imágenes del presidente ruso visitando a sus hombres en la retaguardia del frente sur podrían ser anteriores y se estarían difundiendo ahora por cuestiones de seguridad. Sea como sea, se trata de la primera visita de Putin a sus tropas. Había estado con anterioridad en Mariúpol y en un par de ocasiones en Crimea, pero nunca había visitado a sus propios hombres.
La localización de los viajes de Putin a Ucrania tampoco parece ser azarosa: siempre al sur, siempre rodeando su preciada Crimea. Bien el Donbás le da demasiado miedo o bien, simplemente, no le da la importancia que sí le da a los territorios anexionados en la orilla derecha del río Dniéper. Hay que recordar que, aunque, en rigor, Rusia declaró propias, tras respectivos referéndums ilegales, las regiones de Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, en realidad estas dos últimas ya se habían autoproclamado independientes hace años, con lo que la guerra de 2022 solo le habría brindado al Kremlin la mitad de las dos provincias sureñas.
¿A qué se debe la visita ahora de Putin y no cuando quizá correspondiera, es decir, antes de perder el norte de Jersón o incluso cuando la ofensiva parecía poder llegar a Odesa en marzo del año pasado? Es difícil saberlo, pero resulta complicado no ligarla también con la citada contraofensiva ucraniana. Aunque las filtraciones interesadas se empeñan en repetir que Ucrania no tiene medios y que un ataque iría más en su contra que en su beneficio, lo cierto es que ha conseguido aguantar intactas sus posiciones durante el invierno y estas son ahora mismo envidiables. No solo puede retomar Bakhmut y abrir el frente este en Avdivka o en Kreminna, sino que sigue abierta la posibilidad de entrar por Vasiliivka hacia Melitopol y dividir en dos la Zaporiyia rusa.
La doble amenaza
Y es que en estos cinco meses desde la caída del frente norte de Jersón y la finalización de la primera contraofensiva ucraniana, los avances han sido prácticamente nulos, más allá de las cenizas conquistadas en Bakhmut al precio de decenas de miles de bajas en el bando ruso. Un ejército que pierde a unos cincuenta mil de sus hombres en poco más de un año para avanzar unas decenas de kilómetros en un conflicto completamente artificial e innecesario tiene, a la fuerza, que ser un ejército con la moral por los suelos. Ver a su presidente, aunque sea en la retaguardia, puede servir de ánimo para aguantar posiciones ante lo que esté por venir.
Y algo debe de estar por venir si Putin se ha tomado la molestia de viajar hasta Ucrania y si los "Lula de turno" vuelven a hacer sonar los tambores de la paz y la negociación mientras la televisión rusa se llena de nuevo de amenazas nucleares y la FOX redobla su alarmismo. Como decíamos antes, a poco que Ucrania tenga fuerzas y medios para intentar la doble ofensiva, las cosas se le pueden complicar muchísimo a Rusia, pues sus problemas para desplazar unidades de una parte del frente a otra, como ya ha comentado varias veces el Institute for the Study of the War, son notables.
Si las fuerzas de Zaluzhnyi consiguieran romper en dos el frente este por el eje de Bakhmut-Mariúpol o si lo hicieran en el frente sur por el mencionado Vasiliivka-Melitopol, las líneas de suministro rusas se verían muy expuestas y la posibilidad de llegar a la frontera con Crimea y aislar la península empezaría a tomar visos de realidad. La preocupación en el Kremlin es enorme y tampoco puede ser casualidad que estos días haya estado el ministro de defensa chino en Moscú, reuniéndose incluso con el propio Putin. El invierno no ha ido como se esperaba, solo les queda esperar que la primavera y el verano no les sean demasiado hostiles.