Portugal elige presidente de la República en unas elecciones marcadas por la pandemia y la abstención
Marcelo Rebelo de Sousa revalidará su mandato en unas presidenciales que ocurren en pleno confinamiento del país la Covid.
24 enero, 2021 02:38Serán unas elecciones sin parangón en la historia democrática de Portugal: en mitad de una pandemia y con el país en confinamiento. La obligación de quedarse en casa tiene la excepción este domingo, cuando los portugueses están llamados a las urnas para elegir el presidente de la República de los próximos cinco años.
El aplazamiento de las elecciones estuvo encima de la mesa, pero hacerlo obligaba a una reforma constitucional para la que no había amparo legal, una vez que no se puede hacer durante el estado de emergencia vigente en el país. Y no era posible suspender el estado de emergencia en un momento en el que las restricciones son inevitables ante el avance descontrolado de la pandemia.
Para facilitar el voto y minimizar los contagios se ha reformado la ley electoral para incentivar el voto anticipado, aumentar el número de mesas electorales y permitir que los confinados por profilaxis y los usuarios de las residencias de mayores puedan votar sin salir de sus domicilios.
Pese a todos los esfuerzos, es de esperar que la gran vencedora de estas elecciones sea la abstención. En un país donde el número de abstencionistas suelen ser elevados de por sí – en las elecciones legislativas del 2019 se abstuvo un 51,4% y en las presidenciales del 2016, un 51,3% – este año los sondeos le otorgan un 60%. Una cifra que puede ser aún mayor ante el contexto de incertidumbre que se vive actualmente.
Por una parte por la pandemia que crece hacia números dramáticos en las últimas semanas en el país y que puede llevar a los más mayores y más vulnerables ante la Covid a quedarse en casa. Y por otro, porque la reelección de Marcelo Rebelo de Sousa, el actual presidente y candidato, está asegurada.
Todos los sondeos que se han hecho a lo largo de la campaña electoral le han dado la victoria con alrededor de 60% de los votos. "La pandemia afectará seguramente los niveles de abstención y puede generar algo de incertidumbre en los resultados, pero con los márgenes que maneja Rebelo de Sousa, que ocurra una sorpresa es muy poco probable", analiza la politóloga Marina Costa Lobo.
Para los resultados influirá también la forma en la que se distribuirá esta abstención. Por lo general suele ser más alta entre los votantes más jóvenes, de entre 18 y 34 años. En esta franja, los niveles de abstención suelen ser el doble que en los mayores de 65 años. Sin embargo, el recrudecimiento de la pandemia puede hacer que los más mayores, que suelen estar más movilizados para el voto, pero que son también los más vulnerables, se queden en casa.
"Puede haber una menor movilización de este segmento del electorado. Sabemos que los mayores representan el voto conservador, en el sentido de que suelen votar en quien ya está ocupando el cargo. El impacto de la abstención es difícil de prever, lo único que sabemos con certeza es que va a subir", señala el sociólogo y analista político Pedro Adão e Silva.
Para ello, cuenta el sociólogo, también contribuye el hecho de que "estas no son unas elecciones competitivas". "Existe la idea de que las elecciones ya están decididas y que no hay nada en juego. Todo ello favorece la abstención", destaca.
La extrema derecha
Si la abstención no parece que vaya a influir en el ganador, sí puede hacerlo en los resultados de los demás y, sobre todo, en la posición que podrá llegar a ocupar André Ventura, el candidato del partido Chega!, formación de extrema derecha.
Por ahora, Ana Gomes, la que fue eurodiputada por el Partido Socialista pero que se presenta a las presidenciales sin su apoyo, viene ocupando la segunda posición con un 15,4%, pero muy dependiente del segmento de votantes con más edad. En el caso de que la abstención se dispare en ese segmento, podría beneficiar el crecimiento de Ventura, que viene logrando una tendencia de crecimiento a lo largo de la campaña, aunque los últimos sondeos le den un 9,7%.
Los demás candidatos, João Ferreira, del Partido Comunista, Marisa Matias, del Bloco de Esquerda, Tiago Mayan de Iniciativa Liberal y Vitorino Silva, como independiente, tienen poco que decir en estos comicios.
"El voto en André Ventura es muy imprevisible. No sabemos si hay mucho voto avergonzado en el candidato, de gente que le votará pero a la que le da vergüenza reconocerlo en los sondeos, o si, al contrario, hay mucho voto protesta en los sondeos que luego no se materializa a la hora de votar", explica Adão e Silva.
Hasta 2019, Portugal era uno de los pocos países europeos donde la extrema derecha no tenía representación parlamentaria. Pero esas elecciones lo cambiaron todo. El elevado porcentaje de abstención favoreció que, con tan solo 67.826 votos, la formación de ultraderecha consiguiera un 1,3% de los votos y un escaño. Y así, André Ventura entró en el Parlamento luso.
"Lo raro era que Portugal no tuviera hasta entonces un partido de extrema derecha en el Parlamento, porque los factores que han impulsado su crecimiento en Europa también estaban presentes en Portugal: la crisis financiera, la sensación de una élite corrupta que tiene como rehén el interés público, la sensación de que las cosas se deciden en un plano que se escapa del pueblo… faltaba un protagonista que capitalizara todo eso", dice el sociólogo.
Ese protagonista fue André Ventura. Afiliado al PSD, fue concejal del Ayuntamiento de Loures, un municipio cercano a Lisboa, durante un año. Pero fue su papel como comentarista televisivo en un programa de deportes de una televisión amarillista lo que le dio un trampolín mediático que utilizó para separarse del PSD y lanzar el partido ultraderechista.
Después de las elecciones de 2019 su presencia fue aumentando hasta ser fundamental, con su apoyo, en la formación del Gobierno del PSD en las Azores, y hasta la actual candidatura al Palacio de Belém que puede saldar con un segundo o tercer puesto. "El hecho de que el fenómeno sea más tardío en Portugal explica también su crecimiento más rápido. Aún tiene margen para crecer, pero tiene también un techo. Cuál es ese techo es lo que todavía es difícil prever y va a depender de estas elecciones", señala Adão e Silva. "En la campaña se han sobrepasado algunas fronteras a nivel del lenguaje y del insulto que, si bien pueden ser movilizadoras de algunas franjas, pueden echar el freno a otros electores", destaca.
El incidente con mayor repercusión fue el que involucró a la candidata del Bloco de Esquerda, Marisa Matias. André Ventura criticó a la candidata por llevar los labios pintados de rojo, comentario que generó una onda de indignación en las redes por parte de políticos, actores y sociedad civil bajo el hashtag #VermelhoemBelem. Además, en otra ocasión, Ventura ya se había referido al líder del Partido Comunista, Jerónimo de Sousa, como "un abuelo borracho".
"Este lenguaje a lo Trump, insultante, misógino y racista puede tener un efecto de contención en su crecimiento", insiste el sociólogo.
En su día, Ventura proclamó que dimitiría si se quedara por detrás de Ana Gomes y, en el caso de que así sea, cumplirá su promesa. "Por supuesto", destaca Costa Lobo. "Lo hará para presentarse de nuevo a la presidencia del partido y ser encumbrado de nuevo, reforzando su legitimidad… en estos momentos, Chega! es un partido de un solo hombre".
La reválida de Marcelo
Pase lo que pase, la victoria será de Marcelo Rebelo de Sousa. Un presidente que ha favorecido la estabilidad del Ejecutivo y que, pese a sus raíces de centro derecha es también el preferido del primer ministro, el socialista António Costa.
Porque si bien el presidente de la República no gobierna en Portugal, sí puede ser determinante en la tranquilidad con la que se desarrolla una legislatura. Y más, una que se espera que siga convulsa a cuenta de la pandemia.
Sus funciones, que normalmente son las de representante del Estado, con capacidad para disolver el Parlamento, nominar a un primer ministro o vetar leyes, se han visto reforzadas con la pandemia. Es suya la responsabilidad de decretar el estado de emergencia, aunque debe contar con el aval del Parlamento.
En estos meses de pandemia, Marcelo Rebelo de Sousa no sólo ha respaldado las restricciones del Gobierno, sino que, en determinados momentos, ha presionado también para que se hicieran efectivas con mayor rapidez.
Y aunque ha sido uno de los elementos estabilizadores de la legislatura de Costa tampoco ha dudado en vetar 23 proyectos de ley que el Parlamento se ha visto obligado a revisar, o en forzar la dimisión de dos ministros al criticarles públicamente.