Principio de realidad y principio de placer: la dualidad que mantiene el sentido común

El principio de realidad o Realitátsprinzip es uno de los dos principios que rigen el funcionamiento mental, enunciado por Sigmund Freud en 1911, es coexistente e interdependiente del otro principio que rige el aparato psíquico: el principio del placer con el que forma sistema y al que modifica.

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En palabras de la psicóloga Andrea Lytteton, en un ponencia de 1997, otra manera de explicarlo es, en términos simples, "como el equilibrio entre la habilidad de dominar la excesiva exuberancia de Dionisos (principio de placer) y la severidad de la racionalidad de Apolo. En otras palabras, la habilidad, capacidad, madurez y fuerza para enfrentarse con la realidad efectiva, más bien que con la realidad percibida". 

Es decir, en la medida en que el principio de realidad consigue imponerse como regulador, la búsqueda de la satisfacción ya no se efectúa por los caminos más cortos o directos, consiguiendo aplazar el resultado en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior.

Como explica la Dra. Moya Girao, "este principio de la actividad psíquica representa 'lo real', incluso aunque sea desagradable. Cronológicamente el aparato psíquico de los seres humanos se rige tras el nacimiento por el principio del placer y más tarde surge el principio de realidad". Según el psicoanalista francés Laplanche, "asegura la obtención de las satisfacciones en lo real".

Implicaciones

El principio de realidad, como principio regulador del funcionamiento psíquico, aparece como una modificación del principio de placer, que es el dominante inicial.

Según la Sosteniblepedia, su instauración implica, entre otras:

• Desarrollo de las funciones conscientes (atención, juicio, memoria).
• Sustitución de la descarga motriz por una acción dirigida a conseguir una transformación apropiada de la realidad.
• Nacimiento del pensamiento.

Pasar del principio de placer al principio de realidad no significa que se suprima el primero, ya que continúa dominando en numerosas actividades psíquicas, un territorio reservado que funciona según las leyes del inconsciente.

Para poder aplicarlo necesitamos afinar y refinar nuestras habilidades de discernimiento que es la facultad humana que permite diferenciar unas cosas de otras.

En la toma de decisiones, esto conduce a que sean más sabias y prudentes. Al igual que cuando se utiliza el sentido común para sopesar consecuencias y posibilidades, y aplicar el principio de realidad para discernir lo qué es posible de aquello que pertenece al ámbito de las ideas o la imaginación, y actuar en consecuencia.

Principio de placer

El Principio del placer, Lustprinzip, denomina el deseo del ser humano de obtener la gratificación inmediata de las necesidades mediante la obtención del placer y evitación del displacer. 

El padre del psicoanálisis creía que este principio es el que rige el funcionamiento de la mente, y por eso sostenía que el conjunto de la actividad psíquica tiene como finalidad evitar el displacer y procurar el placer. También afirmaba que el displacer va ligado al aumento de las cantidades de excitación, y el placer a la disminución de las mismas.

Según el psicoanalista francés Laplanche, Freud toma de Gustav T. Fechner este término que él explicaba de la siguiente manera: “No es que la finalidad perseguida por la acción humana sea el placer, sino que nuestros actos vienen determinados por el placer o displacer producidos en el presente por la representación de la acción a realizar o de sus consecuencias“.