¿Por qué se diagnostican peor los infartos en mujeres pero las mata igual? Síntomas y causas
Los médicos alertan que patologías cardiacas no se diagnostican bien en mujeres porque los síntomas son diferentes al hombre. También señalan que hay enfermedades que aumentar el riesgo en las pacientes.
23 febrero, 2021 01:49Noticias relacionadas
La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo. Tanto en hombres como en mujeres. La enfermedad coronaria, también conocida como cardiopatía isquémica es la responsable principal de la mortalidad cardiovascular. Puede presentarse en forma de angina de pecho, infarto, muerte repentina o insuficiencia cardíaca.
Hace años se consideraba que era una enfermedad que afectaba de manera muy preferente al sexo masculino. Esto se debía a su relación con el tabaquismo y el estrés laboral, hábitos de vida mucho más frecuentes en hombres. En el momento actual los cambios en los estilos de vida hacen que las mujeres estén expuestas a los mismos riesgos y por tanto en las mujeres la enfermedad coronaria es una posibilidad real.
Esta patología no tiene una única causa, pero si existen una serie de factores, los llamados factores de riesgo, que la hacen más probable. Hay algunos sobre los que no podemos actuar, como la edad o los antecedentes familiares, y otros sobre los que si podemos intervenir de manera decidida.
Estos últimos incluyen el tabaquismo, la hipertensión, la dislipemia, la diabetes, la obesidad, el estrés y el sedentarismo. Estos son los factores de riesgo clásicos, comunes para ambos sexos. Es bien conocida la necesidad de evitar el tabaco, controlar la hipertensión y la diabetes, evitar la obesidad y hacer ejercicio físico de manera regular para disminuir el riesgo.
Recientemente, estudios focalizados en el sexo femenino, han empezado a señalar otra serie de circunstancias que parecen jugar un papel en el desarrollo de la patología cardiovascular en las mujeres.
Se conoce como la diabetes gestacional, la preeclampsia y la eclampsia se asocian con enfermedad cardiovascular dado el riesgo de presentar en el futuro hipertensión arterial o diabetes.
La utilización de anticonceptivos orales, especialmente asociados a tabaquismo supone un riesgo de trombosis y se desaconseja el tratamiento hormonal para controlar los síntomas de la menopausia.
Las enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso o la artritis reumatoide, prevalentes sobre todo en mujeres, también se asocian a un riesgo cardiovascular elevado, posiblemente en relación con la inflamación crónica.
La radioterapia torácica, utilizada en tratamientos como el linfoma de Hodgkin o las neoplasias de mama se asocia a la aparición de lesiones coronarias.
Existen también variables psicosociales que se relacionan con infartos y arritmias. Es bien sabido que una situación de estrés agudo puede provocar infartos, algo bien descrito por ejemplo en las guerras o tras terremotos. Si bien esto ocurre en ambos sexos en mujeres son mucho más prevalentes algunas enfermedades cardíacas como la miocardiopatía de estrés o el síndrome de Tako-Tsubo (que remeda clínicamente a un infarto) en relación con respuestas anormales a las catecolaminas liberadas durante el estrés.
También se está estudiando el papel de la depresión y el uso de antidepresivos como factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres. Un reciente estudio sueco demostró que en mujeres hospitalizadas por cardiopatía isquémica el grupo tratado con intervención psicosocial mejoraba su pronóstico.
El estrés es un conocido enemigo de la salud cardiovascular. En mujeres se ha observado como el llamado estrés marital, es decir relacionado con la vida personal, tiene un efecto mucho mayor que el estrés laboral y empeora el pronóstico de las pacientes con enfermedad coronaria.
Así pues, el médico debe tener en cuenta, además de los factores de riesgo clásicos, todos estos antecedentes de la historia clínica en el momento de evaluar el riesgo vascular de una paciente.
Desde el punto de vista clínico existe la preocupación de que la enfermedad coronaria en mujeres se diagnostica tarde y, en consecuencia, se trata tarde, lo cual implica un peor pronóstico. Está bien establecido que la mortalidad del infarto de miocardio en mujeres mayores de 65 años es mayor que la mortalidad en varones y posiblemente el retraso en el diagnóstico y el menor uso de tratamientos invasivos jueguen un papel.
Probablemente los motivos del retraso diagnóstico obedecen a dos causas:
En primer lugar, los síntomas de la enfermedad son algo distintos en las mujeres. En varones el dolor torácico es la manifestación más común, tanto en la angina de pecho como en el infarto y el diagnóstico suele ser evidente en la mayoría de los casos. Las mujeres suelen tener síntomas más inespecíficos: se quejan de cansancio, molestias digestivas o dolores torácicos considerados poco sugestivos de angina (no olvidemos que los estudios clásicos sobre los síntomas cardiovasculares se han realizado en poblaciones mayoritariamente masculinas).
En segundo lugar, además de la atipicidad de los síntomas, la creencia de que la enfermedad coronaria es una enfermedad "masculina" hace que las propias mujeres no contemplen la posibilidad de padecerla e incluso los médicos estén poco alertas y los diagnósticos se retrasen y con ello también los tratamientos y aumente la mortalidad.
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte también en mujeres. La prevención es crucial y además de la corrección de los factores de riesgo clásicos deben también tenerse en cuenta estos nuevos factores de riesgo que hemos comentado.
Es importante concienciar a las mujeres para intentar disminuir los riesgos y para que tengan presente que la enfermedad coronaria también les afecta, de manera que no minimicen sus síntomas y acudan al cardiólogo ante cualquier síntoma dudoso.
*Pilar Tornos es la jefa del servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Barcelona.