
Manuel Sans Segarra.
Manuel Sans Segarra, médico cirujano: "El estrés es el factor desencadenante de más del 90% de las enfermedades"
Los trastornos relacionados con el estrés, como el trastorno de estrés postraumático y la depresión, son más comunes en mujeres que en hombres.
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El estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones que percibe como desafiantes o amenazantes. Es un mecanismo de supervivencia que activa una serie de procesos fisiológicos diseñados para ayudarnos a reaccionar ante peligros inmediatos. A corto plazo puede ser útil; sin embargo, la realidad es que en muchas ocasiones se vuelve una condición crónica y afecta a la calidad de vida de quienes lo sufren.
En España, un 96 % de personas adultas han experimentado estrés durante el último año. Si diferenciamos por géneros, los datos indican que las mujeres son más propensas que los hombres a experimentar síntomas de estrés, y, de hecho, neurológicamente pueden tener respuestas más rápidas, largas e intensas.
A pesar de las diferencias, el estrés tiene algo en común tanto en hombres como en mujeres: es el factor desencadenante de más del 90% de las enfermedades multifactoriales de la actualidad. Así lo ha explicado el médico cirujano Manuel Sans Segarra, en el pódcast junto a Luis Usera.
El estrés como desencadenante de las enfermedades
Las enfermedades más frecuentes en España abarcan desde afecciones crónicas como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes, hasta problemas de salud mental y enfermedades respiratorias. Hay muchos factores que condicionan la aparición de las mismas, como la genética y el estilo de vida, pero además, según los expertos, el estrés tiene una influencia que pasa desapercibida.
Ha sido el médico cirujano Manuel Sans Segarra quien ha compartido el papel determinante que la mente juega en el origen de las enfermedades. El experto ha enfatizado que la causa fundamental de las patologías en la sociedad actual es el ego y el estrés que este genera.
Técnicamente hablando, el cuerpo responde al estrés a través del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal. Cuando percibimos una amenaza, el hipotálamo envía señales a la hipófisis, que a su vez estimula las glándulas suprarrenales para que liberen hormonas como el cortisol y las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina).
Estas sustancias preparan al organismo para reaccionar rápidamente, aumentando la frecuencia cardíaca, la presión arterial y liberando glucosa para proporcionar energía, "una vez han hecho su función, desaparecen". Esta reacción es útil en situaciones puntuales, pero cuando se prolonga en el tiempo, tiene efectos perjudiciales en distintos sistemas del cuerpo.
Cuando una persona vive en un estado de estrés crónico, su organismo está constantemente liberando cortisol y catecolaminas, lo que genera múltiples trastornos en la salud. "La persistencia de cortisol y catecolaminas provoca diferentes trastornos, como del corazón, del colesterol o digestivos", explica Sans Segarra.
A nivel cardiovascular, el estrés crónico contribuye al desarrollo de hipertensión, arritmias y enfermedades coronarias. La liberación sostenida de cortisol y adrenalina mantiene elevada la presión arterial y puede dañar las paredes de los vasos, favoreciendo la formación de placas de ateroma que incrementan el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
Manuel Sans Segarra y el estrés.
En el sistema digestivo, el estrés puede alterar la producción de ácido gástrico, favoreciendo la aparición de úlceras, reflujo gastroesofágico y síndrome de intestino irritable. También puede afectar la microbiota intestinal, lo que influye en la absorción de nutrientes y en la regulación de procesos inflamatorios sistémicos.
El cerebro es otro de los órganos más impactados por el estrés crónico. La exposición prolongada al cortisol afecta la plasticidad neuronal, dificultando la memoria, el aprendizaje y la toma de decisiones. También se asocia con la ansiedad, la depresión y la dificultad para gestionar las emociones. En algunos casos, puede incluso contribuir a la degeneración neuronal, aumentando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Sin embargo, uno de los efectos más preocupantes del estrés es el impacto que tiene sobre el sistema inmunológico. "Está demostrado que un minuto de estrés intenso provoca una caída del sistema inmunitario que dura 6 horas", indica el experto, "lo que nos predispone a padecer infecciones, enfermedades autoinmunes y cáncer".
Esta relación entre el estrés y el debilitamiento del sistema inmunológico explica por qué muchas de las enfermedades más frecuentes en la sociedad actual, y aquellas que tienen mayor impacto en la mortalidad de la población, tienen como factor desencadenante el estrés. De hecho, se estima que más del 90% de las enfermedades multifactoriales tienen en común este componente, indica el cirujano.