Las ambulancias-bicicleta de Madrid cumplen 25 años: así son los "linces" que salvan vidas a pedaladas
La Unidad Lince del SAMUR cuenta con un centenar de sanitarios que pueden actuar en zonas de difícil acceso para una ambulancia al uso.
22 octubre, 2023 01:52Son los Pacific Blue de Madrid, aunque van de naranja y están muy lejos del pacífico. Cerca de 100 ciclistas componen la Unidad Lince del SAMUR, que está de aniversario. El cuerpo de voluntarios que manejan las bicicletas-ambulancia que se mueven por la capital cumple 25 años.
Con motivo de este aniversario, los linces han celebrado este sábado una convención internacional con cuerpos de otros países como México, Israel, Ecuador e Italia, y ciudades como Sevilla, Santiago de Compostela, Zaragoza o La Coruña.
El encuentro ha tenido lugar en el Centro Integral de Formación de Seguridad y Emergencias, donde Madrid Total ha entrevistado a Roberto Brea, lince desde 2007. Este sanitario ha competido toda su juventud en ciclismo de carretera y pista. Nada más ingresar al SAMUR, se ofreció para asistir en bicicleta.
Montado en una bicicleta con dos alforjas repletas de material sanitario, sirena y luces estroboscópicas, Roberto y sus compañeros recorren las zonas donde las ambulancias no llegan fácilmente y previenen el desastre a golpe de pedal.
"Trabajamos en zonas de actuación, como pueden ser parques en el Parque del Retiro, en la Casa de Campo, en el Parque Forestal de Valdebebas, en Madrid, Río o el Parque Juan Carlos I", explica.
Asimismo, los linces prestan apoyo "en servicios especiales programados como pueden ser las fiestas del Orgullo gay, el maratón de Madrid o en Navidades". El suyo es un recurso operativo "con unos tiempos de respuesta por debajo, incluso, de los cuatro minutos".
25 bicicletas
"Anualmente hacemos un curso de formación sobre qué sitios de actuación tenemos, por ejemplo, qué parques trabajamos, qué servicios especiales tenemos. Al año se incorporan cerca de cinco o diez personas dentro de nuestro equipo".
"Nuestra base de referencia es la base cero, la base del Samur [en la Casa de Campo]. Ahí tenemos nuestra base operativa, donde se guarda todo el equipo de mecánica, donde empezamos y donde terminamos el turno", prosigue. "Tenemos 25 bicis operativas y unas 100 intervenciones al año".
La bicicleta sanitarizada es una Orbea tipo mountain bike de 21 marchas. Los linces se mueven en parejas. Uno de ellos porta las alforjas de material respiratorio y el otro, el cardiaco. Tienen desfibrilador, resucitador pulmonar, collarines, material de cura… Todo lo necesario para una intervención urgente mientras llega la UVI móvil. Y todo, por supuesto, ordenado de forma muy rigurosa.
"Una de las actuaciones que tuvimos recientemente fue una parada cardiorrespiratoria en el Parque del Retiro. Estaban nuestros compañeros dentro del parque, dando una vuelta y había una sospecha de que un patinador se había mareado. A requerimiento de la Policía Nacional, cuando llegaron nuestros compañeros de la unidad vieron que estaba en parada cardiorrespiratoria", narra.
"Iniciaron maniobras de RCP, hasta que llegó soporte vital avanzado y un médico. Hoy podemos decir que la persona se salvó gracias a esa primera atención en un tiempo mínimo".
Roberto recuerda especialmente una intervención que tuvo que hacer en las fiestas de la pradera de San Isidro. "Montamos un mini puesto sanitario de atención donde nos iban trayendo gente porque era una zona de difícil acceso para las ambulancias".
"Había mucha afluencia de gente y tuvimos que atender diferentes agresiones, hasta una puñalada. Esas primeras atenciones las tuvimos que realizar nosotros, allí, en aquel trozo del parque improvisado donde montamos un puesto sanitario con unas bicis".
Las bicis, lógicamente, tienen una limitación de espacio que no las hace comparables con una ambulancia, en términos de atención. Pero cuentan con una ventaja clave: su agilidad y versatilidad en el espacio.
“Con estas bicis hemos ido al Metro, al Cercanías, hemos subido a la séptima planta de El Corte Inglés de Sol. Es decir, vienen con nosotros y nos las echamos encima. Vienen con nosotros a cualquier lado”. Y es que los linces de Madrid, igual que los de Doñana, son pocos, pero se mueven con facilidad por donde sea.