El pacto liga a ERC hasta el final del Gobierno Sánchez pero "la oposición a Illa en Cataluña será feroz"
Las dos facciones de Esquerra coinciden: "Será difícil aupar a uno y hacerle zapa al otro, pero con quien nos necesitamos es con Sánchez, no con Illa".
10 agosto, 2024 02:50Después del batacazo, vino el desgarro. Y tras el desgarro, la ruptura. Una vez tomado el mando en ERC, no sólo de hecho, sino de derecho, Marta Rovira negoció la supervivencia. El batacazo del 12-M había sacado de la política activa a Pere Aragonès y a Oriol Junqueras de la presidencia. Y ahora, han "traicionado" el procés entregando la Generalitat a un socialista que gobernará en solitario.
Pero las dos almas de Esquerra, casi tres con un Govern que trató de aislarse de la batalla en el partido, estaban de acuerdo en que para detener la sangría había que pactar con el PSC y hacer president a Salvador Illa.
Y tras el pacto con los socialistas, ahora, siguen de acuerdo en otra cosa, quizá la única que no les hace sacar las dagas (o los carteles insultantes, o los muñecos colgados...). "Una cosa es la investidura y otra la gobernabilidad, la oposición a Illa será feroz".
Porque, aunque lo firmado depende de la voluntad (y capacidad) del Gobierno de Pedro Sánchez para cumplirlo, de ese doble juego también depende la "supervivencia" de Esquerra.
"Este PSOE, desde el 23-J"
"El acuerdo es histórico, han aceptado firmar cosas impensables... a veces nos preguntamos qué ha pasado en este PSOE desde la noche del 23-J". Porque, como ya informó este diario, fue el equipo negociador de Sánchez el que, en su día, propuso la amnistía como tema inicial de negociación en el verano del año pasado, para "sorpresa" de Junqueras.
ERC sólo aspiraba a "una legislatura que llevara a la Ley de Amnistía". Nunca creyó que el PSOE la entregaría "de mano".
Pero que el documento de la investidura [consúltelo aquí en PDF] esté lleno de todas las aspiraciones separatistas -o casi, a falta del referéndum- "no significa que éste se vaya a cumplir". Y que esos compromisos se hayan firmado, oficialmente, con el PSC tampoco responde a la verdad: "Se ha negociado con Moncloa".
En el lado rovirista se reconoce que hay sospechas de que el PSOE incumplirá gran parte. Y desde el PSOE, ya lo contó este diario, se aspira a "rebajar" o "diluir" el maximalismo prometido en el pacto.
Hay que añadir que el junquerismo ya puso una carga de profundidad cuando filtró que el expresidente del partido (y aspirante a volver a serlo en el congreso del 30 de noviembre) "entiende las reservas de las bases, por la poca credibilidad del PSOE".
Y todo esto se abrocha en que cualquier fuente de Esquerra (de un ala o la otra) siempre habla del "acuerdo con el PSOE", nunca "con el PSC".
Primero, porque en el relato va que "Illa es un mandao y en esa casa sólo cuenta la opinión de Pedro". Segundo, por lo ya dicho más arriba: no se quiere asumir que se ha pactado con un "españolista". Y tercero, porque el 80% de lo pactado depende de Moncloa, no del Govern que forme el exministro filósofo.
Y ahí viene la dicotomía: "Lo jodido va a ser ver cómo aupar a Sánchez en Madrid y hacerle zapa a Illa en Barcelona".
De "suicidio" a "supervivencia"
Hace meses, cuando los resultados del 12-M dejaron tocada y casi hundida a ERC, sus líderes aseguraban que no había "incentivos" para darle el Govern a Illa, que sería un "suicidio". Porque se traicionaría la identidad independentista y la ideología progresista.
Los dirigentes de los dos bandos coincidían. No había diferencia en sus discursos: el PSC de Illa es casi de derechas, se lo puede permitir porque Sánchez pacta en Madrid con Podemos (Sumar) y Bildu, y así ha ganado el PSC... pillando los votos de Ciudadanos, "porque es españolista".
De hecho, "el más españolista" de todos los que han ocupado el puesto de primer secretario del PSC. "Y no sólo es eso, no sólo es que apoyara entusiasta el 155 en su momento, es que su modelo de país es el opuesto al nuestro". Es decir, aspira a la sociovergencia... aquel viejo reparto de papeles entre los poderosos: empresarios, PSC y la antigua CiU.
Pero nada de eso ha sido real. Primero, porque Rovira le ha dado los 20 votos republicanos del Parlament. Y segundo, porque aunque no lo dijera expresamente, Junqueras ponía velas para que las bases votaran que sí, aquel viernes 2 de agosto.
Del posible "suicidio" del partido se pasó a admitir que la única manera de "sobrevivir" era pactar con los socialistas.
¿Por qué? Porque las encuestas anunciaban que hasta el PP catalán de Alejandro Fernández podría pasarles en una repetición electoral. Porque tras la renuncia de Aragonès, la dimisión de Junqueras y la interinidad de Rovira no se atisbaba en el banquillo ni un solo nombre para ilusionar a la parroquia. Y porque el PSOE parecía, de nuevo, dispuesto a ofrecerlo todo (o casi).
Las primeras conversaciones, con Rovira todavía fugada en Suiza, fueron esclarecedoras. Sánchez también necesitaba "sobrevivir", y su apuesta al todo por "Illa president" le llevaba a adelantar acuerdos que, en teoría, se iban a discutir en las dos mesas abiertas en Ginebra con ERC y con Junts, dilatándose más en el tiempo.
La amenaza latente de que los de Carles Puigdemont vayan a estigmatizar a ERC y a sus líderes como botiflers, empezó a asustar menos que una repetición electoral.
"A ver, tanto Junts como el PSC han sido salvajes minando el Govern de Aragonès", explica una fuente autorizada de Esquerra. "Los de Puigdemont no nos pueden insultar más, y los de Illa van a ver cómo en cualquier tema que no sea esencialista, es decir, en las cosas de gestión del día a día, seremos implacables".
¿Por venganza? "Porque es lo que toca... con quien nos necesitamos para sobrevivir es con Sánchez, no con Illa".