¿Por qué lo hizo? El fugado Puigdemont cumplió sus 6 objetivos y Junts presume de "troleo máximo"
Su entorno analiza el show del jueves, junto a ministros, cargos del PSC, PP y ERC, un consultor en comunicación política y la presidenta de SCC.
10 agosto, 2024 02:48Han salido varias teorías sobre la llegada clandestina y la fuga esperpéntica de Carles Puigdemont. Lo único claro es que contó con la ayuda de varios mossos, y una cincuentena de adeptos con sombreros de paja. Y que tanto su abogado, Gonzalo Boye, como su secretario general, Jordi Turull, colaboraron en el truco de escapismo mágico.
Cinco son las preguntas que debe responder el periodismo: sabemos el quién, Puigdemont. Sabemos el qué, reaparecer en Cataluña siete años después de huir. Sabemos el cuándo, ya que él mismo lo anunció con 20 horas de antelación. Por eso, nos falta saber el cómo, ya que nada encaja. Y aquí nos proponemos responder al porqué.
"¿Por qué? Troleo máximo", responde con sorna un diputado de Junts a este diario.
Pero la pregunta es legítima. El mismo Joel Joan, actor estrella del circuito catalán, independentista confeso y activista en el procés, pedía que alguien le explicara "para qué" había servido el happening del jueves. Y pedía, en su cuenta de Twitter, que no se le "insulte demasiado" por poner en duda al líder.
Cert és que @KRLS ha humiliat a la poli d’Espanya i els seus Mossos. Però de què ha servit no ho tinc clar. Puc dir-ho sense que se m’insulti o és demanar massa?
— Joel Joan (@JoelJoanJuve) August 9, 2024
Seis eran los objetivos del líder de Junts en el show del jueves: todos ellos responden al porqué.
Y es la pregunta clave, ya se ve, dado que Puigdemont no logró entrar al Parlament para "torpedear" la investidura de Salvador Illa, que era lo anunciado. Pero tampoco buscó la foto de su detención para demostrar que España es "un Estado represor donde los jueces se saltan las leyes", que era lo esperado.
Lo analizaremos de la mano de parte de su cúpula en Junts y con las voces de algún ministro. Acompañados de líderes del PSC, del PP y de ERC. Atendiendo a la denuncia de la presidenta de Sociedad Civil Catalana. Y con la ayuda de un consultor experto en comunicación política.
1. El refrán mexicano
El lunes, las juventudes de ERC confirmaron el voto de los militantes a favor del pacto con el PSC para investir a Illa. Y el martes, ya estaba prevista la llegada de Puigdemont a Barcelona.
De hecho, cenó en la capital catalana, en un lugar indeterminado y acompañado de miembros de su cúpula más cercana. Muy pocos de su entorno sabían nada del dispositivo organizado, entre otros, por su abogado, Gonzalo Boye. Y siguieron sin saberlo.
El expresidente había prometido en marzo, al presentarse como candidato en el sur de Francia, que volvería "para la investidura". Entonces, los dirigentes de Junts más puigdemoniacos se las prometían muy felices y estaban seguros de ganar en las urnas. Ser primero el 12-M le garantizaba que ERC le apoyara en la investidura y las fechas de la amnistía encajaban con las de un eventual pleno a finales de julio.
Pero no ganó, así que se pasó al plan B: había que estar, para cumplir la promesa y, sobre todo, porque "santo que no es visto, no es adorado".
El refrán de origen mexicano explica, según Xavier Domínguez, consultor de comunicación política, el primer objetivo de Puigdemont: perdidas las elecciones, y perdida la opción de repetirlas, "Junts sabía que era el momento de tensionar a los suyos".
De ahí, la apelación evolucionada a Josep Tarradellas, el último president que volvió del exili tras la muerte de Franco: en lugar de "ja soc aquí" (ya estoy aquí), la frase fuerza fue "encara som aquí" (aún seguimos aquí).
Es decir, aquí estoy, con vosotros; aquí sigo, y seguiré.
Un importante asesor de Puigdemont lo expresa así: "Fue autoestima para un sector social que la está perdiendo por el rendicionismo de Esquerra".
Y así lo reconoce un líder del PSC: "Dijo que volvería, pero que no se entregaría. Sólo quería protagonismo y demostrar que sigue ahí, pero", es cierto, "no evitó que Illa fuese elegido presidente".
2. El único líder 'indepe'
La obsesión de Puigdemont, desde que se fugó el 29 de octubre de 2017, ha sido revertir la lógica de su huida: no es un cobarde, no es un traidor.
"Ésa es la percepción que quería cambiar", apunta Elda Mata, presidenta de Sociedad Civil Catalana (SCC). Así que siempre ha querido parecer un héroe de la mayor épica, motivo por el cual debía matar a su némesis: Oriol Junqueras.
En el antagonismo con quien fue su vicepresident y sí encaró de frente las consecuencias penales del golpe de 2017 se ha venido librando la hegemonía del independentismo. Y en la elevación a mito de su figura se fraguó la disolución del PDeCAT y el surgimiento de Junts, primero como marca electoral y, después de un rocambolesco proceso de apropiación del nombre, como partido político a su imagen y semejanza.
Que ERC se estrellara en las urnas fue consecuencia de la labor de zapa "incansable y brutal", según el entorno de Pere Aragonès, contra el Govern. Porque Puigdemont nunca quiso haberlo formado, y por eso sacrificó al responsable del pacto de coalición, Jordi Sànchez.
Pero por eso mismo, la única opción que vio la actual líder de facto de los republicanos, Marta Rovira, fue evitar la vuelta a las urnas dándole la Generalitat al PSC.
Una oportunidad magnífica para regresar el día de la investidura, subir a un escenario y confirmar lo que sostiene un portavoz cercano: "Es el único líder del independentismo"... y -podríamos añadir, poniendo palabras en su boca- estoy con vosotros, luchando por la República... los demás han caído, y sus herederos están en las poltronas del Parlament, entregando Cataluña a los "españolistas".
Y una cosa más, apunta otro cargo de Junts: "Consiguió acabar con el relato del 'reencuentro' de Sánchez".
3. ERC, acorralada
Como corolario de la lucha personalista antes descrita, el tercer objetivo es la trituración de Esquerra. Los republicanos han caído de 33 a 20 diputados. La salida de votantes, explica un colaborador de Puigdemont, fue la siguiente: la parte más social, se fue al PSC y la más separatista, a Junts.
Así que hace falta continuar el acorralamiento, y exprimir todo el zumo indepe posible de lo que queda de ERC. "Hay quien no entiende que Junts ni es la vieja CiU ni tiene nada de aquello", explica un dirigente del PP catalán, "es un movimiento mesiánico sin programa ni ideología"... y, por tanto, le caben tanto conservadores como progresistas.
Por eso, plantarse en Barcelona con un cuerpo de Mossos aún dirigido por un conseller de ERC, pero obligado a cumplir la orden judicial de arrestarle, era otra táctica de Puigdemont para cumplir el objetivo de retarle, apunta Domínguez.
Algo así como -dice un miembro del círculo de Puigdemont- "a ver si te atreves" con el único president realmente independentista que ha tenido Cataluña, tú que haces presidente a un españolista.
Un ministro lo resume así: "Logró un numerito que tensiona a ERC... y que le permite decir que burla al Estado pero que, en realidad, deja en evidencia que es pasado y que ya aporta nada a Cataluña".
Y un conseller de la Generalitat saliente lo corrobora: "Ha querido desgastar al máximo a ERC y deslegitimar a Illa, pero por el camino se ha llevado a los Mossos por delante".
4. Manejo los Mossos
No es casualidad que los tres detenidos hasta el momento por "su implicación en la fuga de Carles Puigdemont" sean tres mossos. Como no fue casualidad que otros dos fueran juzgados, en su momento, por haberle ayudado a escapar en 2017. Tiene infiltrado al cuerpo, conoce con quiénes puede contar, y ellos le dan cobertura.
"Buscaba tres cosas: una, que era relativamente sencilla, dejar en ridículo a España", lamenta otro líder del PP catalán. "La segunda, robarle protagonismo a Illa. Y lo logró, pero a medias, Illa es president y él sigue escondido. Porque la tercera, la movilización masiva que lo legitimara, no la consiguió".
Un alto dirigente de Junts corrobora a Turull en que Puigdemont ha pasado, al menos, dos noches en Barcelona antes de hacerse carne ante los suyos, el jueves a las 8.56 de la mañana. Y agentes de la policía autonómica aseguran que pasó otra noche más, después de escabullirse del operativo, y antes de escaparse de nuevo de España.
Tampoco es casualidad que el expresident publicara este viernes una carta más en su cuenta de Twitter. Ni su contenido -"Hoy estoy en Waterloo..."-, en el que trata de ridiculizar al jefe del cuerpo, Eduard Sallent, y arremete contra su "jefe político", Joan Ignasi Elena, conseller de Interior.
A los dos los acusa de "españolizar" a los Mossos. Porque además de la institucionalidad española, si hubo un símbolo catalán que perdió brillo el jueves fue el Cuerpo de Mossos d'Esquadra. "Los ha dejado para el arrastre", apunta un alto cargo de ERC, "menuda manera de querer que sea una policía integral".
Un miembro del Consejo de Ministros abunda en esta idea: "A quien puso en evidencia, fundamentalmente, es a sí mismo y a los Mossos, a los que ha dejado en ridículo. Es un acto de cobardía, sin más".
Pero las circunstancias de la fuga y las excusas dadas en la rueda de prensa de este viernes, ciertamente, daban material para que Puigdemont se mostrara por encima.
Ni lo localizaron antes, ni lo interceptaron mientras, ni lo cazaron después. La operación Jaula se activó y se desactivó dos veces. Una tropa de 50 fieles con sombreros de paja. Boye y Turull intercambiando gorras. Un coche blanco y uno negro con matrícula holandesa... ¡y un semáforo que cambió de color!
5. Martirologio
La misma carta de Puigdemont confirma que éste era su quinto objetivo, martirizarse. Todo el texto se desarrolla en ese tono de víctima perseguida, antes por el Estado y ahora, también, por "ámbitos políticos que se llenan la boca de lucha antirrepresiva". Es decir, de nuevo, la ERC "traidora".
Me fui para defender la presidencia legítima de la Generalitat, me persiguen "por razones políticas", me detuvieron en Francia, Italia, Alemania y Bélgica, pero "toda Europa ha rechazado" esas órdenes de detención, ahora "no se está aplicando la ley de amnistía"... y "la ola represora desatada" por el conseller Elena y el comisario jefe Sallent es "digna de Marlaska o de Zoido".
Puigdemont se lo explicó a este diario hace unos meses en Estrasburgo: Pedro Sánchez "no es fiable", y por eso todos sus acuerdos necesitan "un hecho comprobable". Pero una vez aprobada la ley, dice, los jueces del Supremo no la aplican y el Gobierno mira a otro lado. Por eso, en su discurso llegó a bramar que "en un país donde las leyes de amnistía no amnistían no queremos estar".
Pero el efecto total fue más el de "una gamberrada" que el de un acto político para Marc Colomer, un destacado miembro de ERC: "Nadie puede negar que ha conseguido burlarse tanto de Llarena como de los Mossos, en tanto que policía judicial, y eso puede despertar simpatías entre los más insurrecionales del independentismo. Aquello que cantaba Kortatu: 'Aunque esté todo perdido, siempre queda molestar', pero el rendimiento político me temo que tiende a cero".
6. Sánchez, contra las cuerdas
Fuimos unos ingenuos todos aquélla noche en Elna (Francia) al interpretar las palabras de Puigdemont. Él prometió volver para la investidura, "aun a riesgo" de que lo detuvieran, dijo.
Pero eso no terminó siendo que lo fuera a permitir.
"Quería llamar la atención a Sánchez: oiga, sigo siendo imprescindible", apunta la líder de SCC. "De hecho, sin la connivencia de los máximos responsables de algunos partidos e instituciones, se le hubiera detenido y puesto a disposición judicial", concluye Mata.
Los meses han servido para diseñar la entrada y, sobre todo, la salida. El "troleo máximo" a Pedro Sánchez. Ése que presumía de que "a Mariano Rajoy se le escapó por no atender el problema, y yo estoy haciendo que vuelva solucionándolo".
Ahora, el presidente que depende de sus siete votos tiene sólo dos opciones para explicarse: o todo fue un teatro pactado, o su vigilancia del cumplimiento de las leyes es aún peor que la del PP: porque esta vez Puigdemont avisó con un día de antelación y fijo hora y lugar.
El citado experto en comunicación política lo resume así: "Ridiculiza a Sanchez, por un lado, y por otro, lo pone contra las cuerdas".
Aunque un ministro insiste a este diario en "el valor simbólico que no tiene precio de que quienes hace siete años quisieron declarar la independencia ahora hacen presidente a alguien que se opone a la secesión", la realidad es que la gobernabilidad sigue descansando en un huido de la Justicia.
Y más aún, recuerda la popular Dolors Montserrat: ahora Puigdemont lo humilla ante el mundo. "No sólo negocian con él fuera de la UE. El presidente ha guardado un silencio cómplice, porque es rehén del prófugo".