50 sombreros de paja, una silla de ruedas y la gorra de Boye: el truco escapista de Puigdemont
Puigdemont huyó, confundido entre la multitud, a bordo de un Honda blanco que portaba una silla de ruedas en el asiento del copiloto, según la versión oficial de los Mossos.
9 agosto, 2024 02:36Sobre las 09:06 de la mañana de este jueves, Carles Puigdemont terminó su discurso ante unos 3.000 fieles en el Arco del Triunfo de Barcelona. El expresident, fugado de la Justicia desde hace siete años, acabó la comparecencia y abandonó el escenario a toda prisa por la parte de atrás. Junto a él, Gonzalo Boye y otro miembro del equipo legal, ataviados ambos con gorras.
Puigdemont entró entonces, según varios testigos oculares, en unas carpas de color granate que estaban situadas junto al escenario. Ese es el momento, oficialmente, en el que se le pierde la pista a Carles Puigdemont.
Para que la fuga tuviera éxito, fue esencial la maniobra de distracción orquestada con ayuda de los voluntarios congregados por Junts y ANC. Al concluir el discurso de Puigdemont, la organización del acto pidió a los asistentes que abrieran un pasillo para que el expresidente de la Generalitat pudiera dirigirse al Parlament para asistir, como había anunciado, al debate de investidura de Salvador Illa.
Al mismo tiempo, entre 30 y 50 asistentes situados en las proximidades del escenario se habían colocado unos llamativos sombreros de paja, todos idénticos. Al concluir su discurso, Boye había tomado del brazo a Puigdemont para conducirlo a las carpas, donde se desprendió de su americana, se colocó también un sombrero de paja y se confundió ante la multitud que iba ataviada igual que él.
Según la versión oficial recogida en el atestado que han elaborado los Mossos, en ese momento un vehículo Honda blanco, conducido por una mujer, salió por la rampa del parking subterráneo situado en el paseo de Lluís Companys y se colocó junto al escenario, sin detener el motor.
Como parte del atrezo, en el asiento del copiloto llevaba una silla de ruedas plegada, que muchos testigos confundieron con la rueda de repuesto del vehículo. Siempre según la versión de los Mossos, en medio de la confusión el secretario general de Junts, Jordi Turull, subió al asiento posterior del Honda, con la cabeza cubierta por una gorra deportiva.
Junto a él se encontraba Puigdemont, que en ese momento cambió su sombrero de paja por una gorra idéntica, y se introdujo en el vehículo junto a Turull. Según ha asegurado este viernes el jefe de los Mossos, Eduard Sallent, en rueda de prensa, agentes de la Comisaría de Información observaron la maniobra e intentaron perseguir el vehículo, sin éxito.
Sin embargo, otras fuentes de los Mossos consultadas por EL ESPAÑOL indican que el Honda HR-V blanco era sólo un señuelo y Puigdemont jamás subió a ese vehículo. Todo fue una trampa. Como si de Houdini se tratara, el expresident había vuelto a escapar de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Horas después se procedió a la detención de un mosso que era el propietario de este coche. Según ha podido saber este periódico, el dueño del vehículo responde a las iniciales J.R.N. y es un activista de la causa independentista, simpatizante de Junts y que mantiene una estrecha relación con varios de los miembros de la cúpula del partido de Puigdemont.
Para su exhibición de escapismo, el líder de Junts utilizó también un coche negro de la marca Volkswagen con matrícula extranjera. Las mismas fuentes policiales afirman a EL ESPAÑOL que "el primer coche [el Honda blanco] habría sido utilizado a modo de señuelo para, posteriormente, utilizar un segundo vehículo".
Puigdemont, entre la multitud
Sin embargo, tampoco se puede descartar la tesis de que Puigdemont escapara tranquilamente disfrazado entre la multitud mientras su comitiva despistaba a los Mossos con el Honda blanco. Lo único cierto es que al expresident de la Generalitat se le perdió la pista cuando bajó del escenario junto a Boye y otro miembro del equipo legal.
Gonzalo Boye reapareció casi media hora después de aquel momento. El abogado de Puigdemont se presentó en la sede del Parlament con la misma gorra azul que también lució uno de los señuelos que se montaron al Honda HR-V. Se esperaba que junto a él estuviera el líder de Junts, sin embargo, eso nunca sucedió.
Pasadas las 10:00 de la mañana, los Mossos montaron la 'Operación Jaula' para localizar a Puigdemont en un automóvil rumbo a la frontera con Francia. Sin embargo, cuatro horas después desistieron y desmontaron los controles en varias carreteras de Cataluña.
La Operación Jaula se retomó por la tarde y volvió a ser suspendida un par de horas después. Los controles en las fronteras continuarán y se han reforzado, pero fuentes de los Mossos reconocen su fracaso. "Hemos intentado detener a Puigdemont y no lo hemos conseguido".
Fuentes de la policía autonómica señalan a este periódico que "detener a Puigdemont cuando estaba en el atril era imposible, porque hubiera alterado el orden público. Y tampoco era aconsejable hacerlo cuando estaba escoltado por los suyos".
En cualquier caso, los agentes creen que quien "tendrá que dar explicaciones es la cúpula de los Mossos". Algo que ha sucedido en la mañana de este viernes, en la rueda de prensa del comisario jefe, Eduard Sallent, y el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena.
En la tarde de este jueves, justo antes de que se produjera la votación para la investidura de Salvador Illa en el Parlament, se produjo la detención de un segundo 'mosso', después de acreditarse que realizó acciones para favorecer "la no detención" de Puigdemont.
La investigación se centra ahora en qué sucedió tras ese paso de Puigdemont por las carpas granates que estaban situadas junto al escenario. Allí, en un visto y no visto, Carles Houdini Puigdemont se perdió en la multitud. Como Lupin, el caballero ladrón de libros y series de televisión, aprovechó que había congregado a sus fieles para burlar a las fuerzas policiales y escapar.