El exministro del Interior, Fernández Díaz, junto al expresidente Mariano Rajoy.

El exministro del Interior, Fernández Díaz, junto al expresidente Mariano Rajoy. Efe

Política CASO KITCHEN

Rajoy eligió a Fernández Díaz por su "lealtad ciega": la amistad "sorprendente" que hoy está "deteriorada"

Jorge Fernández se sintió "dolido y abandonado por el partido" en los momentos más duros, tras cesar como ministro de Interior.

26 febrero, 2023 03:09

El exministro de Interior Jorge Fernández Díaz, para el que la Fiscalía pide 15 años de cárcel como responsable de la trama Kitchen de espionaje a Luis Bárcenas, vive hoy apartado de la política en Barcelona y apenas mantiene contacto con sus antiguos compañeros del Gobierno de Rajoy.

Cuando fue destituido como ministro de Interior en noviembre de 2016, cercado por los escándalos de su cúpula policial, "se sintió dolido y un poco abandonado por el partido", relata uno de sus más estrechos colaboradores.

Hoy no mantiene una relación fluida con el expresidente Mariano Rajoy. La última vez que se los vio juntos fue en octubre de 2019, durante la presentación de las memorias del exministro de Interior, tituladas Cada día tiene su afán. Pero las fuentes consultadas coinciden en que la relación entre ambos hoy está "deteriorada".

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En los momentos más duros, Fernández Díaz sí ha recibido whatsapps y afectuosos mensajes de apoyo de los miembros del llamado G-8 (entre los que se encuentran los exministros Rafael Catalá, Ana Pastor, José Manuel García-Margallo y Pío García-Escudero), algo que él aprecia especialmente.

Para muchos en el PP, fue una enorme "sorpresa" que Mariano Rajoy apostara por Jorge Fernández como ministro de Interior, tras las elecciones generales de 2011. "Es algo muy propio de Rajoy", señala uno de sus ministros. "Había ganado las elecciones por mayoría absoluta, y tenía una posición muy cómoda para nombrar a su Gobierno", recuerda.

"Pero durante la sesión de investidura", añade la misma fuente, "Rajoy aún no tenía decidido quiénes formarían parte de su Consejo de Ministros".

Otro antiguo miembro del Gobierno de Rajoy arroja más luz sobre esta cuestión: "No se puede decir que ambos sean amigos, porque Fernández Díaz apenas tiene amigos fuera de su círculo religioso. Pero, sin duda, Rajoy le eligió por su lealtad ciega, era un hombre de su máxima confianza". 

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La relación personal entre ambos comienza a fraguarse en la sede de la calle Génova en 1990, tras la refundación del PP, cuando Aznar nombra a Rajoy vicesecretario general del partido, al tiempo que Jorge Fernández preside el PP de Cataluña. 

Como Fernández Díaz ya es diputado nacional por Barcelona, ambos despachan juntos con frecuencia en la séptima planta de la calle Génova. Y comparten su preocupación por las políticas del presidente de la Generalitat Jordi Pujol con el que, asumen, el PP tendrá que acabar entendiéndose.

En 1996, cuando Aznar llega a la Moncloa, nombra a Mariano Rajoy ministro de Administraciones Públicas y Jorge Fernández le acompaña como secretario de Estado. De nuevo, en 1999, el político catalán se convierte en secretario de Estado de Educación, cuando Rajoy asume esta cartera.

Y cuando Rajoy se convierte en presidente del Gobierno, tras la mayoría absoluta de 2011, elige a Fernández Díaz para dirigir el Ministerio de Interior, la misma cartera que el político gallego había dirigido entre 2001 y 2002 en el Gobierno de Aznar.

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Más allá de sus antecedentes familiares es hijo de un subinspector jefe de la Guardia Urbana de Barcelona y de que había sido gobernador civil de Oviedo y de Barcelona durante su etapa en la UCD, quizá Fernández Díaz no era el más adecuado para llevar las riendas de este Ministerio lleno de trampas, comentan algunos compañeros de partido.

"Jorge nunca fue consciente", señala un dirigente popular consultado, "de que estaba sentado sobre un avispero", con la cúpula convulsionada por los recelos y las tensiones entre varios comisarios. Y una guerra sin tregua entre José Manuel Villarejo y el jefe de Asuntos Interior, Marcelino Martín Blas, que finalmente hizo saltar por los aires el Ministerio.

Las alarmas saltaron definitivamente en junio de 2016, cuando desde la misma cúpula policial se filtró al diario de Jaume Roures la grabación del encuentro que el ministro Jorge Fernández había mantenido en su despacho con el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso.

La reunión se había producido en 2014. El ministro de Interior se interesaba por conocer los posibles escándalos de corrupción del entorno de ERC, que el Gobierno podía utilizar para desactivar la deriva independentista de la Generalitat, presidida entonces por Artur Mas.

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El caso Kitchen no es el único quebradero de cabeza del exministro de Interior. En estos momentos está investigado en Andorra, junto al presidente Mariano Rajoy y el exministro Cristóbal Montero, por presionar presuntamente a los responsables de la Banca Privada d'Andorra (BPA) para obtener información sobre cuentas bancarias de la familia Pujol, Artur Más y otros líderes independentistas.

El papel de Jorge Fernández como supuesto responsable de la llamada policía patriótica de Villarejo choca con la posición moderada que mantenía durante su etapa como presidente del PP catalán: entonces se mostraba partidario de entenderse con la Convergència de Pujol e incluso elogiaba públicamente las políticas de normalización lingüística.

"Jorge Fernández siempre ha ejercido de catalán y barcelonista, y sigue haciéndolo, él nunca ha cambiado", dice uno de sus antiguos colaboradores. "Los que cambiaron fueron los dirigentes de Convergència, que optaron por la deriva independentista", añade.

Pero desde Madrid, Fernández Díaz siguió manteniendo una gran influencia sobre el PP catalán, tanto a través de su hermano Alberto quien le sucedió en la presidencia del partido entre 2002 y 2007 como de otros dirigentes, entre ellos la eurodiputada Dolors Montserrat.

'Príncipe de las tinieblas'

Algunos todavía conocen al exministro de Interior en el PP de Cataluña como el Príncipe de las Tinieblas. "Es un tío muy raro, aunque muy buena persona, muy minucioso", indica un compañero de partido. "Alguien que, de la noche a la mañana, pasa de tener una vida nocturna absolutamente disipada a una religiosidad que nos deja de piedra", resalta.

El propio Jorge Fernández Díaz ha contado en varias entrevistas su caída del caballo: vivió su "reencuentro" con la fe durante un viaje a Las Vegas. El último lugar en el que muchos encontrarían a Dios.

Hoy ejerce como miembro supernumerario del Opus Dei, va a misa y reza el rosario todos los días. "La política es un magnífico campo para el apostolado, la santificación y el servicio a los demás", declaró en diciembre de 2011, tras ser nombrado ministro de Interior.

Luego contó que tiene un ángel de la guarda llamado Marcelo, que le ayuda "en pequeñas cosas, como aparcar el coche". Y confesó que si tuviera un hijo homosexual se llevaría "un disgusto, la verdad". "Pero estaría a su lado, ayudándole como padre", comentó.

Hoy, retirado de la política, apenas abandona Barcelona para pasar temporadas en Fitero, el pueblo de Navarra del que procede su familia. Allí lleva una vida tranquila, va a ver el fútbol al bar del pueblo y acude a misa junto a su mujer, Asun, en el Monasterio de Santa María la Real. Tiene una enorme devoción al beato Juan de Palafox, natural de Fitero.