Adiós, Basilea, Adiós
Arriba, el director de orquesta Fröhbeck de Burgos, el escritor Julian Barnes y Samuel Keller, director de la feria de Basilea. Abajo, John Updike
El director de la Feria de Basilea estará al frente de una de las mejores colecciones de arte del mundo. La jugosa correspondencia de Juan Ramón Jiménez, para después del verano. 8 millones y medio (de dólares) por escribir las memorias de Alan Greenspan. El arte ocupa suspende Manifesta. John Updike y su novela post 11-S. Y Julian Barnes emborracha con sus ingredientes literarios.
La Residencia de Estudiantes deja para después del verano la publicación del primer tomo de la jugosa correspondencia de Juan Ramón Jiménez. Son seiscientas páginas de cartas, la mayor parte de ellas inéditas, a escritores (Rubén Darío, los Machado) y amigos (también las dirigidas a su primera novia, Luisa Grimm) escritas antes del año 16. El epistolario ha sido preparado por Alfonso Alegre, que ya tiene en el taller las cartas que agitarán el segundo (1916-36) y el tercer tomo (del exilio a la muerte) que sospecho más afilados.
El setentón John Updike publica estos días su nueva novela: The Terrorist (El terrorista). El título ya da una pista: el protagonista es un joven islamista de 18 años que es reclutado para participar en un atentado con bomba en el Túnel Lincoln. ¿Novela post 11-S? ¿Se atreverán los editores españoles a mantener la traducción literal del título?
Alan Greenspan, el ex todopoderoso presidente de la Reserva Federal, ya tiene "negro" postinero que le escriba sus memorias, las mismas por las que le han pagado por adelantado nada menos que 8 millones y medio de dólares. Conocido por lo incomprensible de sus declaraciones y escritos económicos, Greenspan ha entrevistado a varios candidatos, pero cómo será su vida que el primer elegido, David Wessell, del "Wall Street Journal", renunció. Al final no ha tenido más remedio que contratar al supernegro americano Peter Petre, editor de "Fortune" y autor de las memorias del general Schwarzkopf y del ex presidente de IBM Thomas Watson, también grandes bestsellers.
Nos quejamos aquí de injerencias... pues no pierdan de vista lo que acaba de suceder en Grecia. Allí se iba a celebrar la Manifesta 6 hasta que los responsables municipales de Nicosia, la ciudad en la que estaba prevista esta cita anual con el arte más vanguardista, han decidido suspenderla. Es la primera vez que ocurre en los seis años de Manifesta (recuerden que el año pasado se celebró con buena acogida en San Sebastián). Claro que el motivo es grave: los comisarios pretendían actuar en la parte de la ciudad ocupada por los turcos y no está el pobre arte de vanguardia para semejantes trotes.
Sorprende que dos directores tan reconocidos fuera de nuestras fronteras como Rafael Fröhbeck de Burgos y Miguel ángel Gómez Martínez sigan tan alejados de nuestros escenarios. El primero tardará aún un par de años en recalar en España, mientras que el segundo no lo hará hasta 2008. Mientras, el Teatro Real sigue sin darse por enterado. ¿Las razones para que no visiten su foso son musicales o sólo personales, como muchos creen?
Me comentan que uno de los reyes de las listas de los libros más vendidos, primerizo él, está más que subido con sus cuentas, y que si al principio el éxito le parecía lo más natural, ahora derrocha engreimiento. Y dicen que quienes le tratan dudan si posará de nuevo los pies en tierra desde las alturas de su catedral de ego. En fin, qué mala es la envidia... ¿o no?
Ahora que se reivindica la gastronomía como un arte, y a los cocineros como genios, Julian Barnes descubre sus secretos culinarios en El perfeccionista en la cocina (Anagrama). Eso sí, si alguna vez les invita a comer, desconfíen si les ofrece caballa al martini con miga de pan, porque confiesa que aunque sigue al pie de la letra las recetas, cuando uno de los ingredientes le gusta mucho cambia las dosis, y quienes lo toman acaban "más borrachos que saciados".
El centro de arte de Castellón (EACC) estrena cafetería de firma: el artista Daniel Buren, francés y conceptual, con exposición ahora en ese espacio, ha cubierto las paredes con cerámica, como debe ser en Castellón, eso sí, recurriendo a su particular geometría. Vayan, vean y comparen: es suya también la instalación de cilindros rayados que cubren el enorme patio del Palais-Royal de París.