Anton Chejov-Olga Knipper. Correspondencia (1899-1904)
A. Chejov y O. Knipper
19 junio, 2008 02:00Lo que completa el libro es que tengamos las cartas de ambas corresponsales: el nacimiento del amor, el matrimonio casi secreto (la familia de Chéjov no simpatizaba con Olga) y siempre su anhelo de encuentros y sus continuas separaciones que crean en ella -que pierde un hijo del escritor- la conciencia de no ser una buena esposa. Las separaciones tenían dos razones: por su tisis, Chéjov debía pasar los inviernos en lugares cálidos (Yalta o Niza), y a la vez él no quería que por ello Olga sacrificase su carrera de actriz. Aunque la salud de Chéjov se deterioraba por momentos asistimos a sus esfuerzos por llevar una vida casi normal, sentimos como ama libremente a su mujer, y como al final muere en sus brazos (tras acabar de beber champán) en un balneario alemán, al que habían acudido juntos. Son cartas entrañables y siempre íntimas, donde se asiste al desarrollo del amor y quizá a la fase final en que incluso el cariño supera al deseo. No son cartas literarias las que Chéjov escribe a su "alemanucha", que a menudo le dice al comenzar frases similares a ésta: "Hace frío, llueve y yo estoy melancólica". Y que suele también recibir respuestas de esta cordial ternura: "¡Saludos, querida, preciosa actriz! ¡Saludos mi verdadera compañía en el camino a Yalta! ¡Saludos mi alegría!"
No, no es una correspondencia literaria (aunque hay mucho Chéjov) sino el encuentro de dos almas solas que se necesitan. Y tanto que Knipper -es la parte final del libro- todavía unos meses después de la muerte del escritor le sigue escribiendo cartas, porque necesita seguir en contacto, sentirlo cerca… Y sin embargo Olga (galardonada en su vejez por Stalin) sobrevivió nada menos que 56 años al escritor al que confesó: "Se me hace más fácil vivir cuando me escribes." Sorpresas de la vida y del corazón humano.