Gaziel, seudónimo de Agustí Calvet i Pasqual (Sant Feliu de Guíxols, Gerona, 1887 - Barcelona, 1964), fue uno de los intelectuales más importantes del siglo XX en España. Admirado por autores como Josep Pla, corresponsal en la Gran Guerra, influyente analista político durante la Segunda República, crítico literario, ensayista y autor de semblanzas y obituarios imprescindibles sobre grandes autores europeos, su figura se ha desvanecido en el tiempo, mientras que las de algunos de sus contemporáneos como Julio Camba o Manuel Chaves Nogales se engrandecían.
La Fundación Banco Santander viene a rellenar el silencio que se cierne sobre Gaziel con la publicación de Pláticas literarias, una antología de sus piezas literarias a cargo del historiador Francisco Fuster, en la colección Cuadernos de Obra Fundamental. Fuster ha explicado en rueda de prensa las causas del "olvido": su obra queda fuera del canon literario presidido por la novela, la poesía y el teatro; la mayor parte de ella está, además, en lengua catalana; aunque era un liberal irredento, su ideología se acercaba a posturas conservadoras y reacias al independentismo... "Y no era simpático".
Esta consideración, que a priori podría considerarse intrascendente, tiene su relevancia. Tenía tan "alto concepto de sí mismo" —asegura el historiador— que llegó a compararse con Ortega y Gasset, según ha recordado el ensayista Jordi Amat, también presente en el acto de este lunes en la Fundación Banco Santander. Era tal la convicción que tuvo en lo que hacía que se atrevió, en distintos momentos, a arremeter contra creadores de la envergadura de Lord Byron —aseguró que su obra era mucho menos interesante que su vida— o Picasso, del que señaló su "impostura" tras visitar una de sus exposiciones.
Fuster considera, además, que su estilo es "denso" y tal vez demasiado "exigente" para el lector actual. Se refería a los títulos publicados desde la Guerra Civil —algunos diarios, las memorias Tots els camins duen a Roma. Història d’un destí (1893-1914) solo disponibles en catalán, distintos libros de viajes...—, cuando dejó de ser director de La Vanguardia, un periódico que bajo su dirección (1920-1936) aumentó notablemente su prestigio.
En cuanto a su vertiente política, se mostró con tal independencia y libertad en sus artículos que "fue perseguido por todos los nacionalismos, el catalán y el español", ha relatado Francisco Javier Expósito, responsable de la colección que se hace cargo del volumen. Aunque temido por muchos políticos de la época, la norma es que todos fueran a leer sus tribunas y quisieran tenerlo cerca. Manuel Azaña, Lluís Companys o Francesc Cambó han sido algunos de los citados en la presentación.
Amat, que considera a Gaziel la figura más importante de la prensa cultural española en el siglo XX, está convencido de que un artículo suyo publicado el 9 de septiembre de 1914, precisamente en La Vanguardia, "cambió para siempre la historia del periodismo en nuestro país". Y es que "abre un ciclo que se cerraría con la muerte de Chaves Nogales" en 1944, añade.
Se trataba de una crónica acerca de los primeros días de la Gran Guerra y constituía la primera entrega de la serie Diario de un estudiante en París, más tarde convertida en volumen. Aquel texto, escrito en primera persona, daba cuenta de su gran conocimiento sobre aquella Europa, tenía "una carga de profundidad inédita hasta entonces" y una mirada especialmente singular, asegura Amat.
El erudito más libre
Estos atributos enriquecen la obra de un "liberal ilustrado" que se ocupó, durante toda su trayectoria, "de los grandes acontecimientos de su tiempo". Lo mismo era capaz de escribir una certera pieza ensayística acerca del fascismo que se sumergía en la novelística de Baroja. Escrutaba los problemas de Cataluña con tanto tino como analizaba los pormenores de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Siempre preocupado por conciliar lo clásico con lo moderno, fue mucho más que un crítico literario. En todo caso, su escritura recuerda, en esta disciplina, a autores como Azorín o Eugenio D'Ors.
Un intelectual que "piensa su tiempo desde una óptica catalana", un adalid de la cultura española en la Edad de Plata y un exponente muy representativo de la gran tradición de la cultura occidental. Estas son las "tres caras" que mejor explican a Gaziel, según Amat. De sus consideraciones acerca de la problemática catalana, sorprende que estén tan apegadas a la actualidad. De su condición intelectual, cabe subrayar la formación académica —comenzó la carrera de Derecho, pero después se matriculó en la Facultad de Letras, donde se acabó doctorando— y que intentó la cátedra en Filosofía, pero no salió adelante.
Las lecturas del citado Proust, Henri Bergson y Honoré de Balzac fueron cruciales en su bagaje literario. No en vano, su prosa elegante y de fraseo largo recuerda a los autores franceses de finales del XIX y principios del XX, según apunta Fuster. El historiador, que se encuentra elaborando una biografía de Gaziel, se puso en contacto con su nieto para abordar el futuro inmediato de las obras de su abuelo: reediciones de sus obras, nuevas ediciones...
De momento, Pláticas literarias es mucho más que un aperitivo. El libro publicado en la colección Cuadernos de Obra Fundamental ofrece una muestra muy solvente de un universo tan singular. Además, en la web está disponible, de manera gratuita, una entrevista con Fuster y ocho pódcast con artículos de Glaziel dedicados a personajes como Shakespeare, Cervantes, Dostoievski, Goethe, Gregorio Marañón o Francisco de Goya.