Derivado de su incesante apoyo a la cultura y el pensamiento, la Fundación Banco Santander emprende el lanzamiento de un nuevo libro que se integrará en la Colección Obra Fundamental. Doce líricas para un nuevo mundo supone la continuación al volumen de relatos publicado hace un año. Doce visiones para un nuevo mundo compartía la misma motivación: literatura para iluminar el futuro y contrarrestar la incertidumbre del presente. También el mismo subtítulo: "¿Hacia dónde camina el ser humano". En la presentación de este miércoles, el responsable literario de la fundación, Francisco Javier Expósito, explicó que el objetivo era completar una "trilogía del nuevo mundo" con un volumen filosófico.
El título que nos atañe recoge nada menos que doce poemarios inéditos de algunos de los mejores autores del panorama nacional. Temáticas diversas aunque objetivos comunes, generaciones distintas y estilos de toda índole se concitan en este primoroso volumen, cuyo contenido ha sido creado ex profeso por cada uno de los poetas participantes.
Aurora Luque, Carlos Pardo, Fermín Herrero, Vanesa Pérez-Sauquillo y José María Parreño, el epiloguista, fueron los autores que pudieron asistir al acto de este miércoles en la sede de la fundación, pero el libro se completa con los poemas de Antonio Colinas, Antonio Lucas, Chantal Maillard, Clara Janés, Jorge Riechmann, Luisa Castro, Raquel Lanseros y Vicente Gallego.
[El futuro en doce relatos: regresar para empezar de cero]
Los poemas que componen "Pulsión de muerte", de Pardo, revelan un "extrañamiento de la realidad cotidiana" según su propio autor, que reconoce sentirse cómodo en "la contradicción". Así, la ironía emerge en medio de un romance para manifestarse en forma de "ilusión, desilusión, burla, amor..." Y es que Pardo cree en el futuro, "aunque sea una posibilidad bastante dudosa".
Lo que sí tenía claro que quería evitar era "el cliché". Por ello, este poema-río encuentra acomodo en el país de la filosofía, género que según Pardo rompe con "las convenciones de la poesía". Por otro lado, las "piscinas naturales deprimentes" y la destrucción medioambiental constituyen el marco de esta obra. Si hubiera que atribuirle un eslogan, el propio autor propone: "Una lenta victoria del presente".
Luque, por su parte, se sirve del mito de Casandra —sacerdotisa y predicadora a la que no creyeron cuando pronosticó el desmantelamiento de Troya— para su conjunto de poemas. Que nadie le hiciera caso es para la poeta, galardonada con el último Premio Nacional de Poesía, "un símil de los tiempos". Son muchas "voces oraculares y proféticas" las que "nos advierten de la destrucción —afirma Luque— y a ninguna hacemos caso".
Respecto a la "afonía", término que incluye en el título de su poemario, la autora explica que "no se refiere a la de Casandra, sino a la nuestra", pues habitualmente "nos dejamos llevar por el ruido". Con todo, "lo difícil es ser optimista", por lo que la poeta prefiere formar parte del bando de los que confían en "resistir".
La desaparición del humanismo
La naturaleza es el vector que, como a lo largo de buena parte de su obra, impregna los poemas de Herrero en Doce líricas para un nuevo mundo. "Me apunto al optimismo in extremis", avanza, si bien es muy consciente de que "el humanismo está desapareciendo". Unos operarios blanqueando el lateral de un edificio fue la imagen que, vista desde un aula en el que imparte clases a adolescentes, se le reveló como detonante para sus composiciones.
"Trabajos verticales sin andamios" es una metáfora de los propios poetas, que "no tenemos suelo", según apunta Herrero. Y añade: "lo único que podemos hacer es blanquear la negrura del mundo".
"La sagrada tarea" que propone Pérez-Sauquillo es una "tarea espiritual", según sus propias palabras. Así, su "cantar de gesta" celebra "los nuevos mundos que nacen en cada creación y cada destrucción". Porque "el panorama es desolador", pero la poeta también aboga por la esperanza. Su objetivo —su "sagrada tarea"— ha consistido en "devolver la luz que recibimos" y resaltar "la importancia de lo frágil".
Parreño asegura que "necesitamos ética" para sobrevivir a unos tiempos en los que "la normalidad ha desaparecido y no va a volver". Lejos de la pesadumbre, aunque consciente de la situación, el epiloguista de este volumen tampoco renuncia a la esperanza. "El mundo está tan mal que no podemos permitirnos el lujo de ser pesimistas", dice. Y además, la poesía puede contribuir a la resistencia. En cierta medida, "los poetas son responsables del mundo que dejamos a nuestros descendientes", concluye.
Expósito, coordinador de este volumen, resumió los aspectos esenciales de los poemarios de los otros autores participantes: Colinas recupera a los clásicos en un texto en prosa "para lidiar con la carencia de sentido", Maillard alerta del cambio climático y del hambre, Janés reivindica a Albert Einstein en el centenario de su estancia en España, Reichmann titula sus composiciones con el nombre de "Dhegom" —la Tierra en la lengua indoeuropea—, Castro sitúa sus poemas en el pueblo italiano donde nació el astrónomo Giordano Bruno, Gallego nos demuestra que "en lo pequeño también está lo grande", Lucas reflexiona sobre el futuro en unas "notas para una exploración venidera" y Lanseros moviliza a un héroe, Guido, que podría asemejarse al de El lobo estepario de Hermann Hesse.
Un código QR en la portada del libro transporta al lector hacia un material inédito que complementa la obra de los autores. Entrevistas y poemas recitados por los propios participantes sirven como anexo de este imprescindible volumen.