Image: Geishas y katanas en Getafe Negro

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Letras

Geishas y katanas en Getafe Negro

16 octubre, 2014 02:00

Mitsuyo Kakuta, invitada de Getafe Negro VII

La literatura japonesa es la invitada de honor en el festival madrileño de novela negra, que comienza este jueves y terminará el próximo 27 de octubre. Cuatro de los participantes del festival, especializados en este género oriental, nos dan las claves de una literatura que cada vez suma más lectores.

Getafe Negro, evento anual ineludible de la literatura de género en España, tendrá como invitado de honor este año a Japón (a su novela negra) y recibirá como embajadora a una de sus principales escritoras, Mitsuyo Kakuta, conocida aquí por La cigarra del octavo día (Galaxia Gutenberg). Pero habrá mucho más; casi de todo, como todos los años: un total de noventa escritores entre los que se encuentran Jo Nesbø, Lee Child, Domingo Villar, José María Guelbenzu, Julián Ibáñez o Carlos Zanón, y un amplio repertorio de encuentros, mesas redondas, firmas de libros, debates, conciertos, concursos, entregas de premios o exposiciones. Sobre su temática principal, tendrán lugar setenta actividades, las proyecciones del documental Kabuki y de la película Rebirth (adaptación de la última novela de Kakuta) y un festival paralelo de Anime.

A pesar del trabajo de editoriales como Quaterni, Libros del Asteroide, Galaxia Gutenberg o Ediciones B, lo cierto es que la novela negra japonesa es bastante desconocida en España. En Japón, sin embargo, se trata de una literatura muy popular (en aquel país hay un 91% de lectores habituales y este género es, en muchos casos, el preferido de esos lectores habituales), con superventas como Keigo Higashino, Natsuo Kirino o la propia Mitsuyo Kakuta, por cuyas novelas deambulan geishas de club nocturno, ejecutivos obsesionados con el sexo y el juego (el pachinko), adolescentes con disfraz de colegiala y, en fin, todo lo que aquí pensamos cuando pensamos en un Japón turbulento. Pero, ¿por qué no acaban de cuajar estas novelas en España? "La novela negra japonesa posee un estilo muy particular -asegura José Luis Ramírez, editor de Quaderni-, muy alejado de la americana y nórdica". Una literatura imposible de encajar en el corsé del género, "repleta de variedad, riqueza y particularidades".

Ramírez intervendrá el viernes 24 en una mesa redonda con los escritores Carlos Bassas y Andrés Pascual, y con el editor de La Balacera Ricardo Bosque. Los tres coinciden con Ramírez en la heterogeneidad de la novela negra japonesa, que, según ellos, va más allá del manga, los videojuegos y las tramas apocalípticas. "Hay obras muy del estilo de las narraciones clásicas de Poe, Agatha Christie o Conan Doyle, y también otras que describen los bajos fondos de un país perdido y sometido a la colonización norteamericana, u otras de denuncia de la corrupción y la decadencia", explica Bassas. Los subgéneros, añade, son infinitos: está el Shyakai ha (novelas con conflictos de clase social), el Seishyun mono (novelas de misterio) o el "negro histórico", que sitúa las investigaciones criminales en el Japón tardosamurái. Como aportación exclusivamente japonesa, están las novelas de gatos o de trenes, protagonizadas por gatos o desarrolladas en trenes, claro, y cuyos principales representantes son, respectivamente, Jiro Akagawa y Kyotaro Nishimura. Para Andrés Pascual, la presencia (por ejemplo) de gatos no deja de ser algo anecdótico, cuando se trata "de una literatura que no rehúye los conflictos y disfunciones de una sociedad maravillosa pero al mismo tiempo muy compleja, por encorsetada".

Rampo Edogawa, uno de los padres de la novela negra japonesa

Literatura asentada, de larga tradición que posee, como todo en el Japón, sus ancestros: un escritor llamado Rampo Edogawa (1894-1965) viene a ser, junto a Kido Okamoto (1872-1939), el pionero de esta literatura de crímenes y de misterios. Del primero, cuyo nombre no es nombre, sino seudónimo, y corresponde a la pronunciación de Allan Poe en japonés, se han publicado en España La lagartija negra, La bestia entre las sombras, además de varios libros de relatos. En cuanto a Kido Okamoto, Quaterni ha recuperado Fantasmas y samurais y Hansichi. Un detective en el Japón de los samuráis.

Estos clásicos de la novela negra japonesa vienen a mostrar que, pese a la distancia, hay cosas que no cambian: en Japón, en sus novelas, se asesina por las mismas razones que en América; es decir, que al final los celos, el dinero, el poder o la venganza son motores, igualmente, de la literatura criminal. "Los protagonistas son más fríos a la hora de cometer sus crímenes, muy racionales, muy aislados a pesar de vivir en estrecho contacto con millones de seres tan solitarios como ellos mismos", dice Bosque. Son los temas universales, solo que pasados por el tamiz de una cultura singular: "Es una sociedad muy influenciada por sus supersticiones y mitos, que sigue creyendo en fantasmas y aparecidos, y eso se ve en las novelas, donde lo sobrenatural es frecuente, aunque finalmente tenga una explicación o una resolución normal, tradicional", explica Ramírez. Incluso el manga, que nos parece radicalmente moderno, proviene de una larga tradición de ilustradores, tan larga que su origen hay que buscarlo mil años atrás..

Getafe Negro otorga a Emilio Lledó el V Premio José Luis Sampedro

Este galardón reconoce a autores que han acreditado en su trayectoria creadora y dentro de cualquier género literario, un nivel de excelencia, innovación y originalidad sobresaliente. El premio valora especialmente el compromiso plasmado en su obra con su tiempo y su lugar, la inquietud social, sea cual sea la aproximación ideológica desde la que ésta se exprese, así como el reflejo de valores universales que contribuyan al entendimiento recíproco de los pueblos y los individuos. El galardón valora, por tanto, además de la excelencia, innovación y originalidad literaria, una serie de valores humanísticos que entroncan con la obra de José Luis Sampedro, quien pone nombre al premio y que lo recibió en su primera edición. El nombre de Emilio Lledó se añade a una lista que inicia el propio José Luis Sampedro y que continúan Francisco González Ledesma (2011), Joaquín Leguina (2012) y Andrés Sorel (2013).

En palabras de Lorenzo Silva: "A su extensa labor docente, tanto en la enseñanza secundaria como la universidad, dentro y fuera de España, Emilio Lledó suma una obra de gran valor para acercar la filosofía clásica al lector de hoy, desde Platón y Aristóteles hasta su crucial trabajo sobre el epicureísmo. En sus libros, además de la pasión por la expresión cuidada, sustanciosa y clara a un tiempo, late un constante aliento ético y humanista, acercando el pensamiento a la reflexión sobre las inquietudes vitales individuales, sin perder nunca el rigor filosófico, como demuestra su celebrado ensayo Elogio de la infelicidad. La obra de Lledó ofrece, en suma, una oportunidad de conocer mejor de dónde venimos y pensar más hondamente qué somos y a dónde hemos de ir."

Emilio Lledó Íñigo (Sevilla, 5 de noviembre de 1927) es catedrático de Historia de la Filosofía y gran parte de su actividad docente se desarrolló en la universidad alemana de Heidelberg. Ha publicado, entre otras obras, Filosofía y lenguaje (1971) y Lenguaje e historia (1978) que definen su modo de abordar la filosofía a través de la lengua y la historia; El epicureísmo (1984); El surco del tiempo (1992); Elogio de la infelicidad (2005); La filosofía, hoy. Filosofía, lenguaje e historia (2012), y Los libros y la libertad (2013). También ha escrito mumerosos artículos periodísticos.

La entrega del premio tendrá lugar el próximo martes 21 de octubre a las 12.30 h. en el Aula Magna de la Universidad Carlos III de Madrid. En el mismo acto se harán entrega del XVIII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe a la escritora y filosofa argentina Solange Camaüer, por su obra Sabiduría elemental.