Teatro

Almacenados

Autor: David Desola. Director: Juan Jose Alfonso

22 septiembre, 2005 02:00

Actores: José Sacristán y Carlos Santos Figaro. Madrid

A la entrada de los campos de exterminio nazi se leía "El trabajo os hace libres"; un sarcasmo: allí no había trabajo sino cámaras de gas. El trabajo, aunque con diferente signo, aparece también como redención personal en Almacenados. Tampoco hay aquí labor ni tajo: hay sueldo y rutina. Nadie sabe para qué ni por qué existe este almacén vacío salvo para explicar la derrota de un hombre; el Señor Lino, un perdedor tampoco se sabe de qué ni por qué razones. Lo que resulta inapelable es la lección actoral de José Sacristán. En Almacenados hay reminiscencias de un raro absurdo en clave realista, ecos difusos de Esperando a Godot: el camión de mástiles de barco que no llega nunca. Vladimiro y Estragón, el Señor Lino y Nin: también inapelable la interpretación del joven Carlos Santos. Pero hay diferencia de matices en esas dos evidencias actorales; el magisterio de Sacristán, su calidad proteica, su dominio de los recovecos del personaje. Y en Carlos Santos, su capacidad para resistir el protagonismo apabullante de Sacristán. Esta capacidad es la misma del personaje de Nin para comprender al Señor Nilo. Nin es una alegre y casi insolente aceptación de la derrota, un apéndice del viejo encargado. Texto desolador y fatal. Y un espacio escénico de Berrondo que recrea esa desolación. Y una interpretación verdaderamente memorable.