AC/DC, un infierno de rock y una tempestad eléctrica revientan Sevilla
Los australianos suben la temperatura de la capital andaluza, aún más, con un intenso concierto en el que repasaron los grandes temas de sus 50 años de carrera.
30 mayo, 2024 01:01No hubo cambio de pulseritas ni voces azucaradas ni purpurina sobre el escenario del Estadio de la Cartuja de Sevilla. Hubo rock intenso, bentónico, voltaico, atómico, mucha camiseta heroica y público de todas las edades.
El baile del pato de Angus Young (versión muy personal y agotadora del que inventó el gran Chuck Berry) y la voz de serpiente de Brian Johnson volvieron a estallar sobre el público español, que desbordó Sevilla, elevando una temperatura que ya tenía todos los récords marcados antes de empezar el concierto a las 21,37 horas (aun con luz). Había prisa por salir y los cerca de 60.000 espectadores lo celebraron.
Sevilla fue un infierno pero no por su termómetro. La banda angloaustraliana tocó las campanas del Hades para convocar a sus incondicionales y dejarlos atónitos con su potencial wagneriano dentro de su Power Up Tour.
La Cartuja fue una colina sagrada en la que Young, Johnson y toda su banda de músicos convocaron un aquelarre rockero al que estaban invitados todos sus seguidores. Todo, en la víspera de la muy señalada fiesta del Corpus Christi.
Young, uniforme colegial de terciopelo rojo. Infernal. Brian Johnson, como si tal cosa. Su gorra y su micrófono. Le faltaba el vaso de cerveza. El sonido empiezó empastado. Qué más da. Escenario rojo. Clásico. Plataformas laterales y una central para ir tirando de ellas cuando conviene. Bailan y celebran hasta los periodistas. No se puede estar quieto. Sevilla ha reventado.
Black in Black no se hace esperar. Para qué. Solo han pasado diez minutos y ya está aquí la canción que recuerda al primer vocalista, Bon Scott. Pantallas a blanco y negro. Johnson parece buscar la cartera pero solo es un tic. Young encuentra el riff y lo lanza a los cientos de altavoces que abarrotan el escenario. Las gradas se caen. El primer círculo del infierno ha aterrizado.
Motos, demoliciones, fuegos, explosiones... las pantallas nos muestran el mundo como es. AC/DC continúa con el orgasmo colectivo a través de una set list que en poco rompe con otros repertorios de la gira. También da igual. Entonces celebramos que este grupo sea tan longevo. En el directo se puede perdonar todo menos el aburrimiento.
Casi a las 22,00 llega Thunderstruck. Hierve el infierno. Más exhibiciones de Young en el arranque (antológico). Se mueve el hormigón del estadio. ¡Hey, son AC/DC! Ha caído la noche y ya la fiesta es total. ¿Qué estará pasando en el Bernabeu? No puede ser mejor. ¡¡¡Y al escenario que lo parta un rayo!!!
AC/DC no ha venido a perder el tiempo así que ya es la hora de Hells Bells. No hay respiro. Young suelta lastre. Se ha quitado la gorra y ya está en mangas de camisa pero siempre sale amarrado a su guitarra (como Ulises a su mástil, no podía ser de otra forma) y con la corbata de colegial de aquella manera. 22, 08 horas. Aunque haga magia no es Harry Potter. Segundo círculo de la noche. Dante ha despertado con ganas de bailar. El público se transforma en luciérnagas rojas.
Young se recorre las plataformas maltratando sus meniscos. 69 años. ¡Diabólico! Hay que ser de otra pasta o el mismísimo diablo. ¿Se puede tocar la guitarra con la corbata? Los trucos del viejo Angus... Pese a ser la voz de la serpiente, Johnson retrocede ante el auténtico frontman, al que protege como un guardaespaldas. ¡Rock 'n' Roll Train!
Recta final sin curvas con Higway To Hell, que tardó en aparecer. Casi las 23,00. Hogueras en las pantallas. Young exhibe unos soberanos cuernos y salta a la plataforma central como si se fuera a oficiar un nuevo aquelarre. Todo el mundo canta... ¿o arde? La emoción entra en su clímax.
[AC/DC dará en Sevilla el único concierto en España de su primera gira europea en ocho años]
Traca final, antes del bis, con un instrumental de Young. Corre el confeti y el colegial se tira por el suelo al tiempo que toca las seis cuerdas. Se sube a un elevador y el público ya no quiere salir de allí. El batería se emplea a fondo. Young hace el pato pero en realidad no sabe qué hacer. Parece el niño malcriado de la fiesta, y lo es, al que le acaban de regalar una guitarra. Bendita sea la criatura. Para entonces, ya no queda ningún músico sobre el escenario.
Llegó el bis y AC/DC se despidió con una carga de T.N.T. ¿Era necesaria más dinamita? Lo era. ¡Menuda mascletá! Fue un infierno pero nos abrió las puertas del cielo. Esperemos que les quede cuerda para rato. Eran las 23,44 h y volverán el sábado con más.