Donizetti en la trinchera
Juan Diego Flórez y Patrizia Ciofi llevan al Liceo La fille du régiment
5 marzo, 2010 01:00Juan Diego Flórez interpreta a Tonio en el Metropolitan de Nueva York.
Tenor y soprano vuelven al Liceo de Barcelona con una nueva producción de La fille du régiment de Donizetti inspirada en los montajes de Nueva York, Londres y Viena. Dirigida por Yves Abel, la trama es trasladada por el regista Laurent Pelly a las trincheras de la Primera Guerra Mundial.
La pirotecnia vocal del Tonio de Juan Diego Flórez (Lima, 1973) ha precipitado bises históricos en teatros de ambos lados del Atlántico. Dio muestras de su ambivalencia tragicómica en el montaje de La hija del regimiento que Emilio Sagi llevó en la pasada temporada al Palacio de Euskalduna. En aquella ocasión, el peruano encaró a plena voz las dificultades técnicas del aria Ah! Mes amis, quel jour de fête y venció la batalla al falsete en Pour mon âme quel destin, donde los tenores deben enfrentarse a nueve "do de pecho" consecutivos. Con varios minutos de aplausos y una ovación de bravos se reconocía una gallardía que en Bilbao sólo habían acometido Pavarotti (1972) y Kraus (1984), dos referentes en la apoteósica ascensión del tenor limeño. "Se ha insinuado que yo podría ser el sucesor de Pavarotti", explicaba Flórez a El Cultural. "Pero siempre digo que su voz era lírica, no lírico-ligera como la mía. Pavarotti cantaba Verdi y Puccini. Yo, Rossini y Bellini. En ese sentido, me siento más en la línea de Alfredo Kraus. Aunque él, claro, cantaba un repertorio más fuerte que el mío".
Le da la pauta a Flórez, en el rol de Marie, la soprano italiana Patrizia Ciofi (Siena , 1967), que debutó hace tres años en Barcelona con Lucia di Lammermoor, también de Donizetti. La nueva producción del Liceo que se estrena el domingo (y se desarrollará en once sesiones hasta el 25 de marzo) está inspirada en la que levantaron en 2007 el Covent Garden, la Ópera de Viena y el Metropolitan. El atrezzo viene de Nueva York, donde el pasado 6 de febrero la montaron, en idénticas condiciones, Flórez y Diana Damrau.
No es la primera vez que Juan Diego Flórez y Patrizia Ciofi se enfrentan juntos a las argucias argumentales de los libretistas Vernoy de Saint-Georges y Baen. Confirma su idonei- dad para el amor de contienda un DVD de Decca, sobre el motanje de Sagi para el Teatro Comunale de Bolonia, que se vende casi tanto como La Cerenentola (2007), que fue la última visita de Flórez a Barcelona.
La fille "original" está ambientada en las guerras napoleónicas. No fue, sin embargo, en las laderas del Tirol suizo donde coincidieron Flórez y Ciofi, sino en el frente de la Segunda Guerra Mundial, tal y como disponía la visión de Sagi, que se anotó un tanto doble: el de dotar a la obra del contexto que se supone sirve de señuelo a las nuevas generaciones de público, y el de subrayar el carácter afrancesado de la ópera del "último" Donizetti que, instalado en París, quiso seguir los pasos de Rossini y Bellini con su Figlia.
La versión francesa, con la que se estrenó en la Opéra- Comique en 1840, no sólo ha prevalecido desde que en 1966 se exhumara en el Covent Garden y se incorporara después, con ayuda de Pavarotti y Kraus, al gran repertorio. También ha terminado apelando el sentimiento patriótico de los franceses. Tanto es así que durante algún tiempo era habitual que se programara todos los 14 de julio como parte de los fastos al aniversario de la Revolución. Pero, si en los años cincuenta muchas de las representaciones de La fille sustituían el Salut à la France final por los acordes de La Marsellesa, Sagi fue algo más lejos al situar la acción en los meses posteriores al desembarco de Normandía y convertir a los soldados franceses en una suerte de marines-ilustrados.
Los bises de Abel-Flórez
En esa misma línea, el montaje que firma el director de escena francés Laurent Pelly -que se estrenó el pasado mes de febrero en el coliseo barcelonés para el recital de Felicity Lott- experimenta con las trincheras de la Primera Guerra Mundial. El primer acto se desarrolla sobre unos mapas de enormes dimensiones que dan forma y fondo a un escenario por momentos algo ortopédico, pero que, iluminados "en relieve" por Joël Adam, sirven bien al desarrollo de los cuadros cómicos. El segundo se traslada al campo de batalla. El resultado formal no es menos audaz que el de Sagi, y a pesar de su planteamiento realista (tanque incluido) no renuncia a la vis cómica que exige el libreto. Frente a la orquesta titular se colocará el canadiense Yves Abel, aclamado en el Liceo por su Madama Butterfly y cuya presencia ha generado ya cierta expectación. Recuerdan los melómanos que era él quien, hace dos años, dirigía La fille de La Scala cuando Flórez consiguió arrancar al graderío el primer bis en 74 años.