Daniel Monzón: "Antes que director soy espectador, por eso mi película es entretenida"
Tras su éxito en Venecia, Toronto y Sitges, llega por fin a las salas 'Celda 211', uno de los filmes españoles más esperadas de la temporada
6 noviembre, 2009 01:00PREGUNTA.- ¿Cómo se siente ante la gran expectación que ha despertado Celda 211?
RESPUESTA.- Ha sido imparable. Primero en Venecia, después en Toronto y finalmente en Sitges la acogida ha sido espectacular. En este último Festival yo estaba muy preocupado porque el éxito en Italia y Canadá había generado mucha expectación y temía que la gente se sintiera decepcionada, pero al final todo salió bien.
P.- Es una película de género puro y duro. Además de uno muy poco transitado en España, el carcelario.
R.- La novela original era así. Lo que me atrajo desde el principio fue ese aire de tragedia griega clásica. Tenemos a una persona normal y corriente como el protagonista, perfectamente feliz. Y en 30 horas su vida se va por el sumidero. Es un poco eso de la rueda de la fortuna, ahora estás arriba y después abajo. Me gustaba también que fuera una historia de acción con personajes interesantes y como director me atraía mucho rodar en cuatro paredes, era todo un reto. Por ello era fundamental partir de un guión de hierro y un reparto muy sólido.
P.- Sin duda, se ha cuidado de que la película sea muy entretenida.
R.- Yo antes que director soy espectador y me gusta hacer mi trabajo pensando desde esa perspectiva. Veo mucho cine, incluso el que puede considerarse más raro y pretencioso, y mi personalidad como cineasta se basa mucho en eso, en entretener. Nunca olvido que al final habrá una serie de gente sentada en una sala de cine y que mi obligación es que, como mínimo, no se aburran durante esas dos horas.
P.- Luis Tosar como Malamadre es el nervio principal del filme.
R.- Yo estoy muy orgulloso de todo el reparto. A Alberto Ammann lo reclutamos tras un cásting muy exhaustivo. Buscábamos a un actor nuevo para que el espectador pudiera identificarse con él sin ideas preconcebidas. Y Tosar está inmenso, su presencia tiene un gran magnetismo. Lo cierto es que escribí el guión con Jorge Guerricaechevarría (el guionista habitual de Álex de la Iglesia) pesando en él sin que lo supiera y cuando dijo que le había encantado el guión respiré tranquilo. En Toronto y Venecia saludaron su trabajo como uno de los mejores del año en el mundo y se le ha comparado con el De Niro joven por su fuerza y versatilidad. Ahora van a hacer un remake americano y el productor me dijo que sólo veía a Russell Crowe compitiendo con Tosar en el mismo papel.
P.- De todos modos, el personaje que sufre una transformación más radical es el de Juan.
R.- Yo creo que tanto Malamadre como Juan cambian. Digamos que al principio el primero es el Quijote y el segundo Sancho y se invierten los papeles. Ambos se acaban contagiando. Malamadre es aparentemente más agresivo y animal pero acabamos descubriendo su humanidad, y al revés. Amman descubre al salvaje que hay dentro de él. En este sentido era esencial que hubiera química entre Ammann y Tosar. Hubo un momento del rodaje en el que ambos se pusieron a improvisar y crearon una secuencia completamente nueva. Allí me di cuenta de que la cosa funcionaba.
P.- Usted fue crítico de cine antes que director, ¿se ven las cosas muy distintas desde el otro lado de la barrera?
R.- No tanto. Durante esa época aprendí muchísimo de cine, fue un lujo tener 20 ó 21 años y ganarme la vida viendo y hablando de películas. Pero yo quise ser director de cine desde muy pequeño, desde los seis o siete años, y siempre tuve claro hacia dónde iba. Cuando rodé mi primera película, El corazón del guerrero, no había estudiado cine ni rodado un corto y la gente del rodaje se sorprendía de que supiera cómo funcionaban las cosas. Pero yo lo había aprendido como periodista, hablando de cine, escribiendo, entrevistando a gente y yendo a rodajes.