Tráiler de A contraluz
Mientras prepara su debut en el largometraje con Verbo, Eduardo Chapero-Jackson, acostumbrado a ganar en cualquier festival al que presenta sus cortos, se enfrenta esta semana al reto y al sueño de cualquier cortometrajista, estrenar sus obras en las salas cinematográficas.
"El cortometraje es la mejor manera que tiene un cineasta novel de enfrentarse al mundo del cine", explica a Efe Chapero-Jackson, que este viernes estrena sus tres cortos rodados hasta la fecha -Contracuerpo (2005), Alumbramiento (2007) y The end (2008)- como si fueran una sola película de poco más de sesenta minutos, bajo un mismo título, A contraluz, cojido por él mismo, porque le "gustaba jugar con la metáfora de la radiografía y de esos claroscuros que todos tenemos cuando estamos al límite de la vida".
Con más de 40 premios internacionales a sus espaldas, el director aclara: "Nunca pensé en rodar una trilogía, pero al final fueron saliendo las películas una detrás de la otra y todas ellas con un nexo común".