Imagen de una ciudad futurista generada por IA Midjourney.

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Ciencia

Encrucijada mundial: la naturaleza y sus recursos frente a la tecnología

El Nobel de Química Morten Meldal, la editora de 'Nature' Erika Pastrana y el paleontólogo Juan Luis Arsuaga reflexionan en la Fundación Ramón Areces sobre cómo lograr un desarrollo sostenible

7 julio, 2023 02:23

¿Estamos creciendo a expensas de la naturaleza? ¿Hemos agotado sus recursos? ¿Es la tecnología, con sus dos caras, una herramienta incontrolable? ¿Intervendrá la Inteligencia Artificial en todos los procesos del ser humano, incluido el de la creación? ¿Podemos cambiar las cosas o estamos siguiendo el único camino posible? ¿Es esto lo que queremos como especie? ¿Cuál es el papel de la ciencia en una encrucijada así? ¿Qué lugar debe ocupar el científico? No cabe duda de que vivimos una compleja relación con la naturaleza gracias a un tipo de tecnología que empieza a invadir todos los rincones de nuestra vida (para bien y para mal).

“La respuesta a todo esto parece ser el pensamiento mágico. Algunas personas están esperando un milagro y pensando que la ciencia lo arreglará todo pero no se puede esperar que las cosas que hemos roto se puedan recomponer con un descubrimiento”, explica el profesor, paleontólogo y codirector del yacimiento de Atapuerca Juan Luis Arsuaga en la Fundación Ramón Areces durante el evento Nobel Prize Conversations, en el que participó el químico danés Morten Meldal bajo el título Inspired by nature (Inspirado en la naturaleza).

Meldal, Nobel de Química de 2022 junto a Carolyn Ruth Bertozzi y Karl Barry Sharpless por sus contribuciones al desarrollo de la ‘química clic’ y profesor de Química Orgánica en la Universidad de Copenhague, señaló en la institución que dirige Raimundo Pérez-Hernández que tenemos que sentarnos y estudiar qué hacer para que la naturaleza siga su curso: “Eventualmente lo hará, a lo mejor ya sin nosotros. En la naturaleza hay fallos, pero es muy eficiente subsanándolos”.

Morten Meldal: “Hay que tomar una dirección diferente si queremos evitar problemas como la desertización”

Los laboratorios podrían dar grandes resultados en un momento en el que, gracias a la Inteligencia Artificial, se pueden realizar una enorme cantidad de operaciones y de comunicarlas con extraordinaria rapidez, como es el caso del programa AlphaFold, capaz de realizar predicciones de la estructura de las proteínas mediante el aprendizaje profundo.

“Todo esto acaba de empezar. Hay un peligro, y es que la IA genere su propio código. Para que funcione de verdad necesitaríamos la ‘conciencia computacional’. Acabará sucediendo, porque lo que queremos es que la IA pueda decidir para nosotros en determinados ámbitos. Puedes encontrarte, además, con asociaciones que tú y yo jamás haríamos. No podemos evitar el empuje de la IA. Creo que en el futuro nos dará grandes resultados”, sentenciaba Meldal también ante Adam Smith, jefe científico del Nobel Prize Outreach, encargado de moderar el acto, y Erika Pastrana, directora editorial de la revista Nature, para quien la IA de ahora son algoritmos que procesan cantidades ingentes de datos: “La cuestión es que no hay alguien ahí para interpretarlos. Eso sí, al final todos vamos a convertirnos en científicos de datos. Estamos viendo que la IA tiene enormes riesgos para la sociedad y, pese a todo ello, parece inevitable seguir avanzando. Todo el mundo debería tener una comprensión básica del problema”.

Morten Meldal, en la Fundación Ramón Areces

Morten Meldal, en la Fundación Ramón Areces

Arsuaga, que ha publicado recientemente Nuestro cuerpo (Destino), apunta, con algo de ironía, al papel del científico en esta coyuntura: “Si la IA va a quitarnos nuestro trabajo que lo haga para encontrar cura para enfermedades como el Alzheimer o el cáncer, pero como no es así de momento...”

Detrás de todos estos avances tecnológicos se encuentra la escasez de los recursos que tenemos a nuestra disposición para continuar su desarrollo. Meldal alerta de la importancia de una buena gestión: “Hay que tomar una dirección diferente si queremos evitar problemas como la desertización y no queremos profundizar la crisis ambiental que España vive en estos momentos. Todas las soluciones tecnológicas jamás podrán lidiar con la complejidad de la naturaleza”.

“Desde Mesopotamia, el ser humano siempre se ha dedicado a agotar los recursos naturales de la región –explicaba el paleontólogo en la Fundación Ramón Areces–. Por eso todas las civilizaciones han intentado expandirse. También ocurrió con España y su expansión a América. Ahora le toca a África, el mar... Es una auténtica carrera hacia el abismo. Ya solo nos quedaría la expansión definitiva: otro planeta”.

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Ante esta situación, una de las salidas propuestas por los científicos reunidos por la institución madrileña es la interdisciplinariedad de las investigaciones y que los resultados científicos se comuniquen con la mayor rapidez posible. Para Meldal, hay que derribar las fronteras entre la química y la física, las dos ciencias fundamentales. “Se puede avanzar más rápido y revisar los sistemas de financiación”. Pastrana apuesta por una “ciencia abierta” que hable un idioma que todo el mundo pueda comprender: “Que el genetista hable con el paleontólogo y que el químico hable con el biólogo”.

Cada rama de la ciencia, según Arsuaga, tiene un relato fantástico que contar. Desde la vida de los mamuts a los Neandertales, pasando por el origen del universo o el comportamiento de las bacterias. Y cita al filósofo Karl Popper para subrayar el optimismo a la hora de enfrentarnos a la situación que vivimos: “Es obligatorio ser optimista porque los pesimistas no hacen nada, solo mantener el statu quo. No tenemos derecho a decirle a nuestros hijos que estamos en un mundo horrible”.