Manuel Moldes
"Vierios do moucho", 2000
La obra de Manuel Moldes se caracteriza por un dibujo riguroso que no siempre es la entraña del motivo representado, sino que, a veces, es la esencia, el meollo del mensaje plástico, como ocurre con la mayoría de los trabajos que protagonizan esta muestra, ya que bajo la apariencia de pinturas, se conforma un mundo geométrico -el artista gallego parece estar de acuerdo con el clásico que vetaba la entrada al jardín de Academos al que no supiese geometría-, pero lo cierto es que esas espirales o círculos aspiran a la proyección volumétrica de conjuntos plásticos abiertos en los que cabe tanto lo difuso como lo identificable como forma, o sea, la imaginación y lo concreto. En el fondo, los experimentos de Moldes se convierten en ondas que se expanden, en formas construidas a partir de unos dibujos de líneas a los que el color no fuerza a perder su primigenia identidad.