Carrie Mae Weems, la fotógrafa política y poética
Una ambiciosa exposición en tres espacios de Barcelona revisa la trayectoria de la estadounidense, una artista comprometida que despliega estrategias expresivas muy diversas
11 diciembre, 2022 01:47Carrie Mae Weems. Un gran giro de lo posible es una apuesta fuerte. Se trata de una amplia exposición que se presenta, o mejor, se extiende simultáneamente en tres acreditados espacios de Barcelona: el centro de fotografía KBr, de la Fundación Mapfre, y la Fundación Foto Colectania, ambos especializados en fotografía, y el MACBA, que muestra una videoinstalación de la artista (Lincoln, Lonnie, and Me). El singular proyecto –no es habitual la colaboración entre instituciones de tanta envergadura– ha sido comisariado por Elvira Dyangani Ose, ella misma directora del Museu d’Art Contemporani de Barcelona.
En la hoja de sala se describe a Carrie Mae Weems (Portland, Oregón, 1953) como una creadora polifacética cuyo trabajo se mueve entre la instalación, la fotografía y la imagen digital. También se dice que “ha dedicado su trabajo a reformular la identidad de la comunidad afroamericana y de las mujeres, así como a explorar los mecanismos que se esconden tras el poder, quién lo ejerce y sobre quién se ejerce”.
“Deconstrucción” de los discursos dominantes del poder y la cultura blanca etnocentrista, “concienciación” o “sensibilización” del “otro”, denuncia de la invisibilización de las minorías, reflexión sobre los estereotipos y prejuicios sociales son otros de los conceptos que se asocian a la obra de Weems.
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Lo cierto es que en el imaginario que nos ha llegado de Estados Unidos, sobre todo a partir del cine de Hollywood, la gente de color está prácticamente ausente o, si aparece, lo hace en papeles secundarios, paródicos o bajo unos clichés determinados. Esto es, simplemente, era silenciada. Carrie Mae Weems, al fotografiar y dar una imagen al negro, transforma aquello que se ha ocultado y lo singulariza, llama su atención y lo pone, en definitiva, en valor.
Con esta observación no soy especialmente original. Es Walter Benjamin quien explica que fotografiar el mundo es transformarlo, que aquello que parecía banal, deviene al fotografiarse –para entendernos– algo estético. Más aún, Carrie Mae Weems no solo registra lo que estaba silenciado y oculto, sino que introduce esa imagen en un contexto y un circuito particular de dignificación y prestigio: la alta cultura.
La artista, al fotografiar y dar una imagen al negro, transforma aquello que se ha ocultado y lo singulariza
La exposición (o exposiciones) aglutina obras y estrategias expresivas muy diversas. Pero, acaso, la Carrie Mae Weems que más me ha interesado no es aquella más evidentemente política o agresiva (aquella agresividad de quien, humillado, mira desde abajo, como en la serie No es broma), sino la que posee, por decirlo de alguna manera, un aliento poético.
Aunque estemos en el marco de un arte comprometido, se presentan imágenes, como suspendidas, que escapan a la definición y a la frase hecha, tremendamente ambiguas y abiertas, susceptibles a múltiples interpretaciones. Por ejemplo, las series Aparatos de escucha, fotografías de teléfonos a modo de bodegones, o Fundido lento a negro, que recoge imágenes de cantantes y bailarinas de gran popularidad en su momento y que el paso del tiempo ha ido difuminando.
En este mismo sentido, resultan muy intensos los relatos en que fricciona texto y fotografía, como es el caso de Mesa de cocina, en que Weems narra una historia con elementos autobiográficos... En fin, no se trata de un panfleto y eso juega a favor de Weems y le otorga, acaso, una capacidad mayor de persuasión política.
Hay una anécdota que quiero contar: cuando Elvira Dyangani Ose, la comisaria, estaba formándose y se dirigía a la Universitat Autònoma de Barcelona, ciudad en la que residía, un niño la mordió en la calle. Al pedirle explicaciones de tal comportamiento, el mocoso le respondió que pensaba que era de chocolate, porque Dyangani es, efectivamente, de color. Parece que, lógicamente, alterada e indignada, al llegar a la universidad, escribió una reflexión sobre esta experiencia. No es extraño que ella haya comisariado esta muestra con el deseo de que un “giro es posible”, por pequeño que sea.
Una musa de sí misma
Carrie Mae Weems comenzó su andadura en 1974 estudiando fotografía y diseño en San Francisco. Actualmente es una de las artistas vivas más conocidas del panorama estadounidense. Reside y trabaja en Syracusa, Nueva York, y ha participado en numerosas exposiciones, tanto de forma individual como colectiva, en el Metropolitan Museum of Art, The Frist Center for Visual Arts, Solomon Guggenheim Museum, Nueva York, o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, entre otras.