El Equipo Crónica se declara en rebeldía
El historiador Tomàs Llorens propone un nuevo acercamiento al grupo que dio la vuelta a la pintura en España en los años 60
11 febrero, 2015 01:00El intruso, 1969. De la serie Guernica 69
La exposición, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, reúne cerca de 150 obras del colectivo valenciano desde sus orígenes en 1964 hasta 1981
"Ahora que han pasado 50 años es el momento de aplicar la mirada de historiador y de ofrecer a los colegas de la profesión y al público en general, con esa distancia de los fenómenos que pertenecen al pasado y esa relación con un determinado momento de la historia, lo que caracterizó al Equipo Crónica", explica el comisario que siempre ha sentido casi casi un deber difundir y releer la obra de los valencianos. Un Tomàs Llorens entusiasta y orgulloso que ha podido reunir en Bilbao casi 150 obras del grupo, desde sus orígenes es Estampa Popular -un colectivo más amplio, realista y antifranquista que reivindicaba la estampa como medio de expresión- hasta la muerte de Solbes en 1981.
Los orígenes del Equipo
A partir de 1957-58 hay un giro en los intereses culturales de los creadores españoles. El deseo de realismo está latente en muchas de las manifestaciones, en la novela, en la poesía, en el teatro, en el cine y, también, en la pintura. "Y este deseo de realismo es el punto de partida del Equipo Crónica", explica. Tras unos primeros años compartiendo intereses éticos y estéticos con Estampa Popular, trabajando con estampas, carteles, calendarios, postales y cómics, surge la necesidad en el grupo de trabajar con temas de actualidad social y política, partiendo siempre desde intereses realistas. Nace en ese momento, en 1964, el Equipo Crónica que expone por primera vez en enero de 1965 en París.La sociedad española estaba cambiando. Son los años del segundo franquismo, de los planes de desarrollo... "El Equipo Crónica nos acerca a esa época y ellos mismos eran conscientes de que los cambios sociales tenían que suponer una renovación del realismo. Eran profundamente revisionistas: la idea misma de trabajar en equipo era revolucionaria. Su trabajo supuso el descubrimiento de una nueva vida para la pintura, para la que buscaban un nuevo replanteamiento, una nueva inquietud", explica Llorens. En este contexto hay que situar una de sus principales obras, El cartel, compuesta por cinco cuadros monumentales, realizada en 1973 para la Bienal de París como rechazo a la Documenta V de Kassel, comisariada en 1972 por Halard Szeemann y que supuso un rechazo de lleno a la pintura.
Pintar es como golpear, 1972. De la Serie negra
Anti Warhol
Más cercanos a la pintura de Kitaj que de otros artistas pop, Equipo Crónica no aceptaba el espíritu de ligereza del movimiento: "Ese cinismo, esa moral, que es continuación de la moral nihilista de los dadaístas, y todo lo que dentro del pop supone un recuerdo de la ironía dadaísta. Su ironía es muy distinta de la ironía distante fría y despectiva de Duchamp que para ellos es un esteticista, un dandi. Son los más anti Warhol que uno se puede imaginar", explica el comisario quien los ve más cercanos a la figuración narrativa de los pintores de París, reivindicaban la pintura al modo de Alex Katz, de Hockney o de Bacon.Dicho todo esto, ¿cuál es hoy la actualidad del Equipo Crónica? "Su originalidad", responde sin dudarlo el comisario. "No son el traslado del pop británico a España, ni del informalismo, no son la importación de un grupo nacido fuera. Son ante todo un grupo original que pone de manifiesto esta peculiaridad y diversidad de la cultura española frente a otras culturas, una peculiaridad que a veces desde la historiografía se ha querido quitar importancia al intentar explicar nuestra historia como un mero reflejo tardío de las corrientes internacionales". Los miembros de Equipo Crónica querían ser revolucionarios y pintores y quizá eso es lo que todavía hoy no se acaba de entender. Y es lo que Tomàs Llorens reivindica también para ellos en esta exposición que dividida en dos partes muestra en la sala de arriba del Museo de bellas Artes de Bilbao (la llamada Sala 33), sus comienzo junto a Estampa Popular y, ya en la plata de abajo, unas 60 pinturas (buena parte de ellas de la importante colección del IVAM), recorren sus series más emblemáticas, desde las primeras como Guernica 69 o Autopsia de un oficio a series finales como los viajes, pasando por la Serie negra o las más políticas de los Encuentros de Pamplona.