Sara Ramo
"Para entender esta exposición hay que estar abierto a la imaginación"
24 mayo, 2014 02:00Sara Ramo
Varios proyectos tienen activa a Sara Ramo (Madrid, 1975). Hoy inaugura Desvelo y traza en el espacio Abierto x Obras de Matadero Madrid, instalación que en octubre se acoplará al espacio del centro de arte de La Panera, en Lérida. Antes, en pocos días, inaugura en Lyon Imagine Brazil, país que pronto visitará para participar de varias colectivas en Belo Horizonte y Sâo Paulo, lugar donde tendrá otra gran cita, la individual en el Centro Universitario María Antonia. En sus obras siempre prevalece el interés por los procesos simples que remarcan el valor emocional de las cosas y los momentos únicos. El mensaje, en cada una de sus instalaciones, viene a ser el mismo: los usos cotidianos delatan nuestra relación con el mundo, el modo en el que pasamos por la experiencia de la vida.Pregunta.- Háblenos de Desvelo y traza, su instalación en Matadero.
Respuesta.- Es un trabajo en la oscuridad donde el espectador construye la obra a partir de su imaginario. Para entender este trabajo y poder, en cierta forma experimentarlo, hay que tener paciencia, lidiar con la oscuridad y el silencio y estar abierto a la imaginación. Es un trabajo muy sensorial, donde la imagen se construye con el tiempo, y hay que esperar a que la retina empiece a entender lo que ocurre.
P.- No deja de ser curioso que su anterior trabajo, el proyecto que hizo hace unos meses para la Fundaçao Eva Klavin de Río de Janeiro, se titulara Penumbra. ¿Están lejos o cerca ambas propuestas?
R.- Fue un trabajo que realicé en 2012 dentro del marco "Projeto Repiração" donde se invita a artistas a realizar una intervención en la antigua casa de Eva Klavin. Lo que me impulsó fue la historia de Eva, una señora que a partir de cierta edad decidió vivir por la noche. Se despertaba cuando había oscurecido y dormía de día. Hacia fiestas y conciertos, e incluso el médico o el dentista debían visitarla por la noche. Tenía un sistema de aislamiento total de la luz en la casa y esto me sugirió la idea de oscuridad, sombras y ensoñación. Un cierto terror nocturno infantil donde vemos fantasmas en un montón de juguetes tirados. Hice el trabajo dentro de su dormitorio y, aunque no cambié o intervine demasiado los objetos, simplemente los moví un poco de lugar, nadie conseguía identificar lo que ocurría e imaginaban un montón de cosas asombrosas.
P.- El espacio juega un papel fundamental en sus instalaciones. ¿Qué sentido le da?
R.- Cada espacio me desafía de una manera diferente y trato siempre de crear una disfunción en él, ya sea por una cuestión de escala o de reconfiguración de contextos, como por ejemplo en una de mis últimas instalaciones, The Gardem from Free Zone, para la Bienal de Sharjah. Estaba buscando un espacio para crear lo que sería un jardín y desde el principio dejé claro a la organización que solamente lo llevaría a cabo si encontraba un lugar idóneo. Me ofrecían lugares que eran grandes galerías o cubos blancos, pero yo no conseguía visualizar mi trabajo en ellos. Finalmente encontré un edificio abandonado y fue allí donde el trabajo cobró una dimensión interesante para mí, con mucha más perspectiva, pues ampliaba toda la configuración conceptual del jardín creando un diálogo muy fuerte con la arquitectura, la ciudad y la idea de ruina reciente.
P.- ¿Cómo definiría su obra?
R.- Mi obra es un proceso abierto. Un conjunto de ideas que se relacionan entre sí. Este diálogo entre los trabajos y sus singularidades no mantiene una lógica o una estructura controlada. Desde luego, hay asuntos que se repiten, como la transformación de los espacios, la acumulación y el vacío o la reorganización de los objetos encontrados en determinados contextos y usados de manera efímera. En estas repeticiones veo mi obsesión. Así que lo que definiría mi obra tiene que ver con estas repeticiones y obsesiones, a las que quiero acceder en su máxima potencia y a un deseo de liberarme de ellas y relacionarme a cada día con nuevos desafíos.
P.- ¿Diría que su trabajo es poético o político?
R.- Diría que debe ser las dos cosas. Hoy existe una cierta confusión con este asunto, como si lo político atendiera a una objetividad, a unos temas concretos. Lo político abarca mucho más. Ser político es tener una conciencia activa y crítica frente a la realidad, ser creativo. Si, como dice Foucault, el discurso del poder impone una verdad que nosotros como sujetos creemos nuestra, todo trabajo que desdibuje esta verdad es en sí político. Pienso que la poesía ha hecho siempre eso: ha generado nuevas dimensiones sobre la idea del mundo y la relación de las personas con éste, ha levantado preguntas que han sido muchas veces incómodas en las esferas de poder y creo que por eso en los sistemas más totalitarios los poetas han sido siempre perseguidos o controlados.
P.- A veces aboga por una trasformación mágica de lo banal. ¿A qué se refiere?
R.- Conocemos como banalidad aquello que no es importante, asuntos cotidianos y sin transcendencia. Nosotros pasamos la vida envueltos en esta banalidad, en una condición casi mecánica de vivir la realidad. Cuando hablo de la transformación mágica de lo banal me refiero a una forma de consciencia más activa y transformadora. Como diría Isidoro Varcarcel: "El arte es una acción personal que puede valer como ejemplo, pero nunca tener un valor ejemplar". Cada artista contribuye a su manera con la transformación de la realidad. Mi trabajo es uno más dentro de un complejo entramado de singularidades.
P.- Vive entre Madrid y Belo Horizonte. ¿Ve muchas diferencias en los contextos artísticos de ambos lugares?
R.- En Brasil, aunque hablemos de São Paulo, la presencia de la naturaleza es enorme. Lo tropical se impone y eso hace que nos enfrentemos a la obra de arte de una manera más corpórea y, en cierta manera, más irreverente. Aquí los artistas están más sujetos a la institución y a una especie de herencia europea, donde es muy importante el discurso de la obra. En 2009, con PHotoEspaña, hice mi primer contacto con Madrid a nivel artístico y desde entonces mis vivencias aquí han enriquecido mi trabajo. Me gusta tener estas dos perspectivas y estar en contacto con artistas tan dispares.
P.- ¿Qué temas de debate plantearía a otros colegas de profesión?
R.- Plantearía reflexionar sobre el lugar del artista dentro del contexto del arte, donde de está muy sujeto a las ideologías de las instituciones, al mercado y al juicio de críticos y comisarios sobre qué temas y prácticas son o no importantes.