Tenso encuentro de El Cordobés y su hermano Julio Benítez
Los dos diestros coincidían este jueves en un hotel de Sevilla para presentar la corrida que compartirán el próximo mes de marzo. El nerviosismo y la incomodidad eran palpables.
16 febrero, 2017 12:37Noticias relacionadas
Brazos cruzados y mirada seria. Los dos hermanos, Manuel Díaz El Cordobés (48 años) y Julio Benítez (31) parecían haberse puesto de acuerdo en la actitud que iban a mantener durante la presentación de su primera corrida conjunta. También lucían un look similar, pese a los 17 años de diferencia que les separan: cabello rubio peinado con el mismo volumen y chaqueta en tonos azules.
Era la primera imagen de los dos hermanos -y toreros- juntos. Ni rastro de su padre, Manuel Benítez El Cordobés (80). En contra de lo que se pueda pensar, el patriarca estaría "de acuerdo" con este cara a cara entre sus hijos. Así al menos lo ha asegurado Julio Benítez durante la rueda de prensa celebrada este jueves por la mañana en el hotel Gran Meliá Colón de la capital hispalense.
La expectación era máxima teniendo en cuenta la situación familiar que atraviesan, pues Manuel Benítez nunca ha reconocido a Manuel Díaz como su hijo pese a lo estipulado por un juez, algo que distanció a éste del resto de sus hermanos.
Por eso, el propio Díaz ha querido reconocer la valentía demostrada por su hermano a la hora de aceptar la invitación de torear juntos. Ha sido, sin duda, el único momento distendido de una rueda de prensa marcada por la contención y el silencio.
"Quiero dar las gracias a Julio por permitirme hacer esta corrida con él. Él siempre me ha respetado. Es verdad que hemos tenido cosas en común aunque hemos estado separados. Y yo quiero pedir perdón por si alguna vez he sido incomprendido. Cuando se me propuso el tema, no me negué. Qué manera más bonita de unirnos, ¿no? Yo quiero darle las gracias por ser tan valiente de dar este paso", reconocía.
La postura de Díaz es la que ha mantenido siempre: no guardar rencor y tratar de acercar posiciones. De ahí que espera que este encuentro "y este principio de amistad alguna vez llegue a algo más y podamos llegar a ser normales. Porque venimos del mismo sitio y vamos para el mismo lado. Lo que nos une ahora es un apodo. Espero que algún día lo haga un cariño. Para mí va a ser la corrida más importante de mi vida", concluía.
Lo cierto es que el morbo que despierta este encuentro es palpable. Quizá por eso el caché que han cobrado por la corrida ambos hermanos es superior a la de una faena convencional. Los gerentes de la plaza de toros de Morón de la Frontera han logrado algo buscado por muchos empresarios y el trabajo de marketing desplegado para la causa ha surtido efecto.
Díaz nunca ha escondido su deseo de compartir ruedo con su progenitor y así lo ha hecho saber en repetidas ocasiones. Ahora, la corrida junto a su hermano es un primer paso para que ese sueño se haga realidad.