La Sherry Week vuelve por décimo año consecutivo con esa energía contagiosa que genera el disfrute de los vinos de Jerez alrededor del globo. Se trata de la edición más internacional de una cita imprescindible para los ‘sherrylovers’, que este año cuenta con 17 rutas y miles de eventos repartidos por el mundo, desde Reino Unido hasta Brasil, pasando por Buenos Aires, Toronto, Edimburgo, Nueva York, Sídney o Tokio y, por supuesto, España.
Para alargar la emoción que cada año genera esta celebración, hemos seleccionado nuestros jereces favoritos, uno por cada palo de la baraja, secos y dulces, para que puedas montarte la fiesta en casa hasta el 12 de noviembre o cuando más te apetezca. Cualquier momento es bueno para profundizar en la grandeza de los vinos de Jerez y descubrir sus infinitas posibilidades gastronómicas.
Un fino: Tío Pepe Fino en Rama
Inspirado en los tiempos en los que el fino se consumía directamente de la bota, Tío Pepe Fino en Rama sale al mercado sin someterse a los procesos habituales de clarificación y filtración. Es la más pura expresión de la viña y la bodega, del origen y la crianza de este icono jerezano. Delicado, elegante, y a la vez salvaje, con carácter. Un Tío Pepe al natural que, en su en su 14ª edición, viaja por primera vez desde las bodegas fundacionales de Constancia y Rebollo, con soleras que nacen en el siglo XIX, hasta adentrarse en los años 60 del siglo XX, seleccionando botas de las soleras de la Gran Bodega Tío Pepe. Una antología de 98 botas que representan un recorrido por la historia enológica de González Byass, siempre bajo la experta batuta del maestro Antonio Flores. P.V.P.: 18 €
Un amontillado: Gutiérrez Colosía Amontillado
Es la bodega más cercana a la bahía de Cádiz, y de las pocas que continúan criando sus vinos en las soleras originales del Puerto de Santa María casi dos siglos después. Una ventana al pasado de los vinos de Jerez y una mirada al futuro del Marco, donde se elaboran tesoros líquidos que contienen la quintaesencia de la bodega. La gran particularidad de Gutiérrez Colosía es su situación a orillas del río Guadalete, muy cerca del mar, donde se produce un microclima que favorece especialmente a la crianza biológica. Este amontillado muy viejo, con tres años de crianza bajo velo de flor y un mínimo de cinco años de envejecimiento con el sistema de criaderas y solera, da fe de tan privilegiada localización. P. V. P.: 20 €
Un oloroso: Santa Petronila Oloroso En Rama
Elaborado de manera artesanal por una de las bodegas más humildes en lo que a tamaño se refiere dentro del Marco de Jerez, a partir del pequeño viñedo de palomino fino que rodea a la casa, en el emblemático Pago de Macharnudo, el oloroso de Santa Petronila envejece en bota jerezana por el tradicional sistema de criaderas y solera durante unos 10 años y se embotella en rama, es decir, sin filtrar, para mantener toda su intensidad y viveza. Se trata de un vino sumamente elegante y gustoso, cuyo placentero disfrute nos lleva a vinos más amables, muy poco conocido para el gran público y que, sin embargo, ha obtenido 91 puntos Parker y el beneplácito de Ángel León. P.V.P.: 26,95 €
Un palo cortado: Palo Cortado VOS Cayetano del Pino
Bodegas Cayetano del Pino cría grandes vinos en las más de 1.000 botas añejas de roble americano apiladas en andanas, bajo el sistema de criaderas y solera, que atesora en su bodega de Jerez de la Frontera. La multitud de matices, aromas y sabores de este palo cortado VOS, con una crianza media de 25 años, así como su versatilidad gastronómica, le ha llevado a obtener la medalla de oro en el Concurso Mundial de Bruselas 2023 (el único en su tipología en alcanzar este galardón) y más de 90 puntos en las guías más relevantes. Un palo cortado para saborear el misterio de su elaboración. P.V.P.: 45 €
Un cream: Leona Cream
Fue en 2021 cuando Bodegas Viuda de Manjón volvía a la vida en manos de la 5ª y 6ª generación de la familia. Lo hacía con una energía renovada que puede verse (y beberse) especialmente este cream. Un vino dulce pero no demasiado, con un toque de acidez de lo más adictivo, elaborado a partir de una selección de olorosos con un envejecimiento medio de nueve años endulzados con Pedro Ximénez, cuyas uvas provienen de viñedos situados en dos de los pagos más prestigiosos del Marco de Jerez, los pagos de Balbaina y Miraflores. P.V.P.: 15,95 €
Un moscatel: Valdespino Moscatel Promesa
Elaborado con la misma uva que da vida al famoso Toneles Viejísimo de Grupo Estévez (una verdadera joya de la enología andaluza con 100 puntos Parker), el ‘pequeño’ de la casa comparte también las extraordinarias características organolépticas del primero. Promesa se obtiene a partir de la sobremaduración de la moscatel en el viñedo, envejecida después por el sistema de criaderas y solera durante un mínimo de cuatro años en botas que previamente han criado amontillados y olorosos. Un vino dulce que condensa la mineralidad de la albariza y la calidez del sol de Jerez. P.V.P.: 14,90 €
Un PX: Osborne Pedro Ximénez 1827
Pensado para ser disfrutado después de las comidas, junto a una espléndida tabla de quesos o cualquier tipo de postres y helados, este dulce de Pedro Ximénez pasificada al sol es un vino con entidad y personalidad propia que se convertirá, sin duda y por sí mismo, en protagonista de la sobremesa. Con una vejez media de seis años, 1827 es sabroso, graso y con muy buena acidez. Puro deleite para los sentidos, incluso como aperitivo, y un capricho para los paladares más golosos. P.V.P.: 13,90 €