Los últimos días del verano invitan a recuperar todo el recetario de cremas y sopas calientes, para reconfortar el alma, perfectas para dejar hechas con antelación y tener listas en la nevera para cualquier momento y también para llevar al trabajo o a cualquier excursión. Esta sopa de tomate es la mejor receta de transición, aprovechando los últimos tomates de temporada que nos llegan carnosos y llenos de sabor.
Elaborar esta sopa de tomate es realmente sencillo porque sólo tendremos que hacer un buen pochado inicial y luego servirnos del propio jugo del tomate para cocinar todo, sin necesidad de añadir caldo o agua y así conservar mucho mejor el sabor de esta fruta. Podríamos añadir también un poco de pimiento rojo o de zanahoria si quisiéramos pero ya perderíamos el sabor original del tomate y, por supuesto, la podemos cosumir caliente pero también fría. Para terminar, podríamos añadir un poco de nata o incluso darle un golpe aromático con leche de coco y alguna especia o aromático como lemongrass o lima kaffir. Aunque en realidad con el pesto de avellanas con el que terminamos después la sopa tendría que ser más que suficiente, añadiendo además el golpe de los garbanzos crujientes asados en el horno; que también podríamos hacer fritos.