El peor año del virus del Nilo Occidental en España: el triple de casos que en todo 2023 y cinco muertes
La detección del virus en mosquitos se ha adelantado este año varias semanas: en otras ocasiones comienza a indentificarse por estas fechas.
29 agosto, 2024 02:48La quinta muerte por fiebre del Nilo Occidental en lo que va de año ha puesto en alerta a las autoridades pero el virus ya llevaba infectando a humanos con frecuencia desde 2020. El presente año, sin embargo, parece marcar un punto de inflexión en el peligro de esta enfermedad emergente.
El número de casos confirmados son 65 (53 en Andalucía y 12 en Extremadura), el triple que en todo el año pasado, y ya van cinco muertes. Solo 2020 supera el número de infecciones pero la previsión es que quede atrás: en otros años, los casos comienzan a darse a estas alturas del verano, por lo que el margen de crecimiento es amplio.
Los dos primeros casos detectados en España fueron reportados en 2010 (hubo otro en 2004 identificado de forma retrospectiva). Durante la década pasada solo se contabilizaron nuevos casos en 2016, pero a partir de 2020 la cosa cambió.
Ese año se reportaron 77 casos (con ocho fallecimientos) distribuidos por tres provincias: Sevilla, Cádiz y Badajoz. Se cree que la interrupción que supuso la pandemia afectó al control de los mosquitos, insectos que transmiten el virus a los humanos desde el reservorio en aves migratorias.
"Donde más aves migratorias con el virus hay es donde más casos puede haber en humanos", explica Diego García, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
"Y en Doñana (que se extiende por Huelva, Sevilla y Cádiz) hay muchas aves pero, al ser zona de marismas, también mucho mosquito", ya que suele criar en ríos y aguas estancadas. La tormenta perfecta del virus del Nilo.
A partir de 2020 no solo se han notificado casos todos los años sino que lo han hecho por nuevas provincias. En 2022 fueron Tarragona y Córdoba. En 2023, Barcelona, Cáceres, Huelva, Valencia y Toledo.
En el informe epidemiológico de 2023 del Instituto de Salud Carlos III ya se indicaba que era probable que, "a partir de lo ocurrido en 2020, haya aumentado la sensibilidad diagnóstica por un mayor grado de sospecha", pero también entran en juego otros factores como el impacto del cambio climático.
"Si tenemos inviernos menos duros, mueren menos mosquitos, siguen infectando a aves y estas se mueven a otras zonas, por lo que el virus puede llegar a más entornos", explica García.
Detección más temprana
En lo que va de año se han notificado ya 53 casos (la enfermedad es de declaración obligatoria desde 2015) en Andalucía y cinco en Extremadura. No sería extraño, además, que el número de casos totales superara al de 2020: en aquel año fue por estas fechas cuando comenzaron a notificarse.
"Hemos detectado mosquitos con el virus desde principios de junio, cuando solía empezar a mediados de julio", comenta el microbiólogo clínico.
Con todo, los notificados hasta el momento son los casos sintomáticos, "un número muy inferior al total que puede estar habiendo, pues el 80% de las infecciones suelen ser asintomáticas".
Se estima que uno de cada entre 100 y 150 casos sea grave, y que uno de cada entre 500 y 1.000 desarrolle sintomatología neurológica como meningitis y encefalitis, que puede derivar en muerte.
"Si hay más casos graves, es que hay más casos asintomáticos", comenta García. "Y está habiendo más casos graves". El cálculo es sencillo.
El director general de Salud Pública de la Junta de Andalucía, Jorge del Diego, recuerda que se está consiguiendo que casos de encefalitis (inflamación del cerebro) de origen vírico que antes no se identificaba la infección se han conseguido asociar a este virus, pues la capacidad de detección ha mejorado.
Pero advierte: "En 2020, el año en que hubo un pico, solo hubo 44 casos confirmados. Este año ya llevamos 53. Si conocemos la enfermedad y sabemos que en torno al 1% de los casos son los que dan la cara, estaríamos hablando de unas 5.000 o 6.000 infecciones reales, aplicando una estadística pura".
Son las personas de más edad, generalmente hombres, y las inmunodeprimidas aquellas que tienen más riesgo con las infecciones de este virus. Además, no hay vacunas de uso humano ni tratamientos específicos, solo sintomáticos.
Diego García señala que frenar la actual expansión del virus es ahora muy complicado. "El tiempo para actuar era antes de que sucediese, poniendo el foco en el proceso de cría de mosquitos y larvas".
Las administraciones realizan vigilancia activa y pasiva, en el reservorio natural (las aves, migratorias principalmente pero también las de corral) como en otros animales infectados como los caballos. También se realiza una vigilancia entomológica, detectando mosquitos portadores del virus.
Suelen ser los mosquitos del género Culex los que lo transmiten, aunque no es exclusivo de este género. El problema es que estos mosquitos están muy extendidos: entre las especies de este género se encuentra el mosquito común.
El virus del Nilo Occidental es el arbovirus más extendido en el mundo, encontrándose presente en todos los continentes excepto la Antártida. En los últimos años ha aparecido en forma de brotes epidémicos con una alta proporción de casos graves en regiones templadas de Europa y América del Norte.