¿Por qué bostezamos? Estas son las siete razones y ninguna es el aburrimiento
- Según los investigadores el cerebro libera los mismos químicos en la producción de un bostezo que en la de una erección
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Bostezar ha sido siempre considerado un hábito descortés que las personas intentan a toda costa evitar. Según la sabiduría popular, el bostezo implica, principalmente, aburrimiento. Bostezamos cuando nos aburre la presencia de una personas o su conversación. Es por ello que muchas veces, cuando estamos rodeados de gente, solemos echarnos a un lado para no ser vistos. Si nos remontamos a la antigua Grecia, el significado cambia radicalmente. Los griegos creían que el alma intentaba dejar el cuerpo durante el bostezo, pero 2.500 años atrás, el famoso médico Hipócrates se dedicó a investigar el fenómeno, convencido de que la acción estaba más relacionada con cuestiones médicas. Según él, se trata de un sistema para expulsar el "mal aire" de los pulmones o para regar el cerebro.
Lo que sí se ha descubierto en los últimos años es que, a diferencia de lo que piensa la gente, los bostezos no comienzan tras el nacimiento. Las últimas tecnologías nos han permitido averiguar el momento exacto y no es otro que durante la gestación. Bostezamos, concretamente, a partir de los últimos cinco meses de la concepción. Aunque la función y la importancia real del bostezo se desconoce, el estudio de un equipo de investigadores de las universidades de Durham y Lancaster (Reino Unido) publicado en PLoS Medicine, indica que este simple gesto podría estar relacionado con el desarrollo del feto y como tal podría ser una indicación más para el médico sobre la salud del bebé.
Han sido muchas las investigaciones que se han llevado a cabo acerca del porqué del bostezo y de su utilidad, pero no se ha alcanzado todavía una solución definitiva. No obstante encontramos siete motivos:
- Por ansiedad: este ha sido el resultado de la última investigación sobre el tema. Ha sido llevada a cabo por la italiana Elisabetta Palagi y se ha centrado en el comportamiento de los lemures para averiguarlo. Según explica la experta, estos pequeños animales salvajes abren la boca cuando se sienten en peligro porque eleva los niveles de cortisol en nuestro organismo. Se trata de una de las hormonas que se liberan cuando se alcanzan altos niveles de estrés, lo que puede ayudar a que el animal esté más alerta y en mejores condiciones para escapar de sus depredadores.
-Refrigera el cerebro: según esta hipótesis, el bostezo se asemeja al sistema de ventilación de nuestro procesador central. Nuestro cerebro consume hasta una tercera parte de las calorías que ingerimos, y ello se traduce en un incremento sustancial de la temperatura del propio órgano. Científicos de la Universidad de Albany consideran que bostezar sirve precisamente para refrigerar el cerebro y conseguir, de esta forma, mantener el estado de alerta y un funcionamiento óptimo.
-Oxigena el cerebro: algunos investigadores como Mark A.W. Andrews de la facultad de medicina de Erie, en Pensylvania, sugiere que en ocasiones bostezamos cuando nuestro cerebro no detecta buenos niveles de oxígeno en nuestra sangre. Con este gesto se inhala más aire, restableciendo los niveles normales de oxigenación.
-Función sexual: un médico francés publicó, Oliver Walusinski, publicó lo que algunos han proclamado como el libro de texto sobre la materia, The Mystery of Yawning in Physiology and Disease. Según el investigador, el bostezo tiene mucho que ver con el sexo. En los macacos, el macho bosteza antes y después de aparearse y esto esta condicionado por la testosterona. En otros muchas especies, bostezar precede al apareamiento. Parece que el cerebro libera los mismos químicos en la producción de un bostezo que en la de una erección.
La explicación es sencilla: el bostezo es un indicador de cambios de estado. Es decir, bostezamos, por ejemplo, cuando pasamos de estar dormidos a estar despiertos. En el terreno sexual ocurre lo mismo: bostezamos cuando pasamos de no tener ganas a estar excitados sexualmente. Hay una corriente que incluso habla de la posibilidad de saber cuánto sexo practica una persona en función de lo que bosteza. Pocos bostezos, poco sexo; de vez en cuando, mantiene relaciones pero con poca frecuencia; no para de bostezar, es una persona sexualmente activa.
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una sensación, que en este caso, se suele relacionar con estrés, ansiedad, aburrimiento o fatiga. No obstante, otros científicos apuntan a la importancia de las neuronas espejo en este hecho, que no son más que una cierta clase de neuronas que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando.