La verdad sobre las Flores de Bach, la 'terapia natural' en la que no debes confiar para curarte
- El médico Edward Bach desarrolló esta variante de la homeopatía a base de esencias florales cuya efectividad no ha sido demostrada científicamente.
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Dentro del universo de la pseudociencia y las pseudoterapias -o la "medicina alternativa", como sus practicantes prefieren denominar estas teorías- la homeopatía continúa siendo la variante dominante. Entre los homeópatas es fácil encontrar distintas escuelas y variantes, a cada cual más llamativa, pero es casi imposible hablar de ella sin detenerse en las Flores de Bach.
Como su propio nombre indica, esta "terapia natural" basa su presunto potencial curativo en esencias o preparados de determinados tipos de flores maduras, mediante las cuales se elaboran líquidos capaces de contrarrestar prácticamente cualquier mal. Sin embargo, la evidencia científica y el rigor alrededor de esta rama de la homeopatía destaca por su ausencia.
Según su creador, el homeópata Edward Bach -nada que ver con el gran compositor Johann Sebastian Bach-, las Flores de Bach serían capaces de solucionar "afecciones psicoemocionales", tales como el miedo, la confusión o la ira. Y a partir de ahí, razonaba Bach, dichas esencias podrían ayudar a prevenir diversas dolencias físicas o mentales.
A diferencia de otros gurús, Edward Bach sí llegó a licenciarse en Medicina y Cirugía con especialización en patología y bacteriología, aunque posteriormente viró su carrera hacia la homeopatía. Entre 1928 y 1932 elaboró hasta 12 tipos de esencias florales, inicialmente llamadas "curadores". La colección original aumentó hasta 19 y poco tiempo después, en 1935, se añadieron 19 remedios más, sumando un total de 38 infusiones diferentes.
Según una revisión publicada en Farmacia Profesional en 2008, el Dr. Bach llegó a comentar que ya "en los primeros tiempos de la historia, las plantas se han usado para elaborar remedios curativos". Si bien esta afirmación es cierta, los remedios de Bach no poseen principio activo alguno.
Para elaborar las Flores de Bach, según su propio creador, existen dos métodos: la exposición solar o la decocción/hervor. Aunque sí existen plantas que contienen sustancias farmacológicamente activas, las esencias de las flores usadas por Bach no son el caso, ni tampoco siguen el método de preparación típico de los productos homeopáticos.
En el método solar, las plantas se deben recolectar en una mañana cálida y con los pétalos florecidos, de modo a concentrar mejor sus supuestos principios activos. Posteriormente, se dejan flotar en un cuenco de agua de manantial expuesto al Sol entre 3 y 4 horas. El Astro Rey transmitirá la vibración de las flores al agua y la dejará "energéticamente impregnada". Todo este preparado se filtra posteriormente y se almacena en un frasco de vidrio hasta la mitad; la otra mitad se rellena con brandy u otro alcohol destilado como conservante.
En el método de la decocción o hervor se usan plantas que florecen en una época anterior. Se usan flores o fragmentos leñosos y hojas, cociéndolas media hora en agua mineral de manantial. De nuevo, el líquido se filtra y se almacena en frascos de vidrio hasta la mitad de los mismos junto al conservante: el alcohol que, de hecho, es el único "principio activo" que contienen los frascos de Flores de Bach.
Así se administran las Flores de Bach
Aunque en total el Dr. Bach elaboró hasta 38 esencias florales diferentes, su potencial se divide en siete grupos al uso, siempre con el objetivo de solucionar problemas emocionales o "psicoemocionales":
Tratamiento del miedo.
Tratamiento de la incertidumbre.
Tratamiento del desinterés o pensamientos negativos.
Tratamiento del sentimiento de soledad.
Tratamiento para superar la susceptibilidad a las opiniones ajenas.
Tratamiento contra la desesperación o angustia.
Tratamiento para aquellos que sufren por los demás.
Todos los preparados de Bach se administran de la misma forma que los remedios homeopáticos típicos. Aunque los métodos de preparación no siguen a rajatabla las directrices estándar de esos preparados, Bach sí se sirve de la afirmación de que "cuando menor cantidad de administre, mayor es el efecto del remedio", y que "lo importante es la frecuencia de las tomas y no la cantidad".
Por ello, aunque los frascos pueden contener entre 30 y 60 ml de preparado, solo la mitad es esencia floral como hemos visto. La administración consiste en una dosificación que suele rondar las 4 gotas hasta 6 veces al día, debajo de la lengua, sin que el dosificador llegue a tocar la boca para evitar contaminaciones.
Por otro lado, Bach también permite en su método que las gotas se mezclen con agua u otro líquido y se beban a pequeños sorbos, siempre una hora antes o después de las comidas. También existen preparados en forma de cremas, geles o lociones.
Toxicidad descarta frente a dudosa eficacia
Aunque algunas de las flores usadas para elaborar las esencias de Bach pueden ser tóxicas si se consumen, o partes de su planta, sus formas de tinturas diluidas hasta el extremo no han demostrado toxicidad alguna.
Por otro lado, y aunque algunos llegan a afirmar que la propia Organización Mundial de la Salud ha aprobado el uso de las Flores de Bach, la realidad es que la OMS tan solo mencionó este método como uno de tantos ejemplos de medicina alternativa. De ahí se difundió la idea de "aprobación" en lugar de mera cita como fue el caso, un equívoco que todavía aparece en libros y publicaciones de los defensores de este método. Pero incluso la propia web del Dr. Bach Centre confirma este error de concepto.
En cuando a la efectividad del uso de las Flores de Bach, hay polémica al respecto. Los estados de ánimo pueden cambiar mediante multitud de métodos no médicos y sin necesidad de principios farmacológicos de por medio. Son escasos los estudios que han intentado demostrar la evidencia científica detrás del método y ninguno ha podido demostrar que las Flores de Bach superen al efecto placebo, incluyendo una revisión del pasado año 2010 de los ensayos clínicos al respecto.
Por otro lado, finalmente, algún estudio puntual destaca efectos positivos del uso de estas esencias, como el control del dolor o incluso el tratamiento de la depresión, pero los mismos autores señalan que es necesario seguir investigando para corroborar si dichos efectos son reales o continúan debiéndose al placebo.
Así pues, a modo de resumen, actualmente se sabe que las esencias de las Flores de Bach no son tóxicas, pero carecen de efecto farmacológico al contrario que los medicamentos; no se sigue un procedimiento científico riguroso para elaborar estas esencias y la mayoría de los escasos estudios al respecto detectan un efecto placebo muy significativo por parte de su uso. Un efecto placebo muy caro.