El 'milagro' del kiwi mañanero para el estreñimiento: radiografía de un mito
- No, tomar un kiwi en ayunas por la mañana no es mejor que tomar un aguacate o unos higos. Ni la hora a la que tomamos fruta ni el estado de nuestro estómago influyen a la hora de ir al baño.
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El estreñimiento es una de las afecciones más habituales que se da entre el común de los mortales. Este drama gastrointestinal, que afecta especialmente a mujeres y ancianos y que se desencadena principalmente por la falta de actividad y física y de fibra en nuestro organismo, se ha convertido en el caldo de cultivo perfecto para experimentar con todo tipo de teorías y remedios. Una de las más extendidas es la del kiwi mañanero en ayunas.
La creencia popular dice que tomar un kiwi (no un plátano, una manzana o unas frambuesas, sino, en concreto, un kiwi) a primera hora de la mañana, sin nada en el estómago, es mano de santo para poder ir al baño de una vez por todas. ¿Tiene esta fruta tropical propiedades laxantes que otras no tienen? ¿En qué medida influye la hora, el estado de nuestro estómago y el tipo de fruta en nuestras posibilidades de ir al excusado?
Empecemos por el principio. La realidad es que el españolito medio no consume toda la fruta que debería. Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta diaria que supere los 25 gramos, el españolito medio se queda en los 15 gramos de media. "Toda la fruta tiene fibra entre sus componentes, tanto fibra soluble como insoluble. Hay que tener en cuenta que ambas son necesarias, por eso un zumo no sustituye a una fruta, ya que perdemos la fibra insoluble, clave para mejorar el estreñimiento", apunta Gemma del Caño, farmacéutica y divulgadora especializada en seguridad alimentaria.
Tal y como explica la especialista, la fibra soluble es la encargada de captar agua en nuestro intestino para que las heces sean más blandas. "En cambio, la insoluble hace que aumente el tamaño de las mismas y consigue que nuestro cuerpo se esfuerce para expulsarlas", comenta Del Caño. Gracias a una adecuada ingesta de líquidos y a la combinación de ambos tipos de fibra, que obtenemos de frutas, legumbres, verduras y frutos secos, conseguimos mejorar nuestro tránsito intestinal.
Ahora bien, si en lugar de desayunar un kiwi, cuyo contenido en fibra se sitúa en los 2,5 gramos por unidad, optásemos por desayunar unas frambuesas (6,5 gramos de fibra), una pera (3,1 gramos), o unos higos (2,9 gramos aproximadamente), ¿obtendremos el mismo resultado? "Por supuesto que sí. O una manzana. Exactamente lo mismo. El cuerpo necesita fibra, independientemente de la fruta de la que proceda", confirma la experta en seguridad alimentaria.
La hora tampoco influye
En el imaginario popular también se encuentra instalada la idea de que la hora del día a la que consumes esta fruta tropical es clave para conseguir desatrancar nuestro cuerpo. Sin embargo, se trata de otro mito sin base científica. "Los mitos del horario del consumo de fruta son múltiples y variados, pero la realidad es que comer fruta es necesario a cualquier hora del día", asegura Del Caño. "La fruta ni fermenta después de comer ni engorda por la noche".
¿Y el hecho de tomar el kiwi en ayunas? "Tampoco tiene ninguna base científica", sostiene la especialista. Es cierto que existen algunas teorías que señalan que los nutrientes se absorben mejor con el estómago vacío, pero se trata de una idea equivocada. "En cuanto al cuerpo le llegan los nutrientes, se pone a trabajar. No está más receptivo por la mañana".
Como ya hemos mencionado, la fruta no es el único alimento que contiene un gran aporte de fibra. Los frutos secos, que han sido tradicionalmente denostados debido a la creencia (equivocada) de que su consumo hace que engordemos son también grandes aliados a la hora de combatir el estreñimiento. "La percepción que tenemos es que la fruta puede tener más fibra porque es lo que siempre hemos escuchado y su textura es más blanda. Pero sin duda, los frutos secos son un fantástico aporte de fibra a nuestra dieta".
Por último, cabe señalar que el estreñimiento es, en cualquier caso, un problema multifactorial que se produce por una dieta baja en fibra, falta de actividad física, cambios en el estilo de vida o en la rutina diaria, problemas en el tracto intestinal o por el consumo de determinados medicamentos. La solución, por lo tanto, es compleja y no pasa por atiborrarse a kiwis por la mañana. "El agua, el ejercicio, la verdura, las legumbres, así como el consumo de alimentos integrales (pero de verdad, leyendo la etiqueta y confirmando que es harina de grano completo), mantendrá nuestra microbiota sana, que es una parte fundamental", señala Del Caño.