Estas son las calorías de los espárragos, la verdura diurética que ayuda a adelgazar

Fresquitos en verano con un toque de mayonesa o en una versión más otoñal, rehogados con unas láminas de ajo y un chorro de aceite de oliva. El espárrago es un manjar delicioso para acompañar o protagonizar cualquier comida y más si es de gran calidad, como el que se cultiva en España bajo la denominación Espárragos de Navarra. Esta verdura no es otra cosa que tallos jóvenes y tiernos de la esparraguera, una planta herbácea de la familia de las liliáceas que llega a alcanzar los 1,5 metros de altura. Se cree que su origen está en las riberas del Tigris y el Éufrates, en lo que actualmente es Irak. Sin embargo, fueron una vez más los griegos y romanos los que popularizaron su cultivo por Europa.

En la actualidad, gracias a los cultivos de invernadero y a las conservas de calidad, podemos disfrutar de los espárragos durante todo el año aunque su temporada vaya de abril a mayo. Sus dos grandes variedades se distinguen por el color: los espárragos blancos, que quedan bajo tierra al amparo de la luz hasta que se cosechan y por eso no oscurecen, y los espárragos verdes, que se dejan crecer de forma natural al aire libre y el sol, desencadenándose la fotosíntesis que le da la tonalidad característica y un plus de mineralización. La Fundación Española de Nutrición (FEN) valora especialmente que se trata de un alimento con bajo contenido energético y una gran cantidad de agua.

Los espárragos contienen inulina, un carbohidrato de almacenamiento presente en muchos vegetales, y son fuente de vitamina E y C que se pierde, en parte en el proceso de cocción para elaborar su conserva. También presentan betacarotenos, provitamina A, y luteína, ambos con capacidad antioxidante, además de flavonoides y lignanos, una clase de compuestos vegetales con una estructura similar a los estrógenos. En base a su composición, se trata de un vegetal que facilita la eliminación de líquidos, regula el tránsito intestinal, es antioxidante y combate a los radicales libres, favorece el desarrollo celular, previene el envejecimiento de los huesos y cuida el sistema inmune.

[Cuántas calorías tiene una lata de atún y por qué no debes comer más de dos a la semana]

Llegados a este punto quizás te preguntes cuáles son los mejores espárragos que puedes comprar en el supermercado. Teniendo en cuenta que es más habitual encontrar los verdes que los blancos en su variedad fresca fuera de las zonas de cultivo, lo más fácil será decantarse por una buena conserva. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha hecho una clasificación teniendo en cuenta varios factores de elaboración y aditivos, concluyendo que el primer puesto es para los espárragos gruesos de Celorrio, que salen a poco menos de 9 euros por kilo escurrido y son originarios de China. Le siguen de cerca los espárragos gruesos de La Catedral de Navarra, casi 29 euros por kilo, que cuentan con el sello de la denominación de origen.

¿Cuántas calorías tienen los espárragos?

Según la FEN, el valor nutricional por 100 gramos de espárragos es la siguiente: 18 calorías, 2,7 gramos de proteína, 1,1 gramos de hidratos de carbono, 1,5 gramos de fibra, 94,7 gramos de agua, 22 miligramos de calcio, 207 miligramos de potasio, 59 miligramos de fósforo, 30 microgramos de folatos, 26 miligramos de vitamina C, 2,5 microgramos de vitamina E y 56 microgramos de vitamina A. Teniendo en cuenta estos valores y que los espárragos verdes no suelen superar los 10 gramos de peso mientras que los blancos llegan a los 50 gramos con facilidad, el cálculo es sencillo.

Así, por 10 espárragos verdes estaríamos consumiendo esas 18 calorías siempre que sean en crudo, y por 10 blancos nos estaríamos yendo hasta las 90 calorías, aunque son mucho más saciantes y no solemos ingerir tantos. En todo caso, hay que ser conscientes de que todos los acompañamientos suman. Así, si los primeros los pasamos por la plancha con un chorro de aceite de oliva tendremos que sumar esas calorías, que tampoco son excesivas. A los segundos, que solemos combinar con mayonesa, les estaríamos añadiendo unas 60 calorías en una cucharada.

[Cuántas calorías tiene una ensalada y por qué no todas son saludables]

A este número tan bajo de calorías, que hacen del espárrago un aliado a tener muy en cuenta en las dietas de adelgazamiento, hay que sumarle un efecto diurético que nos ayuda a eliminar líquidos y depurar el organismo. De hecho, hay estudios cuyas conclusiones apuntan a que pueden prevenir y tratar las infecciones del tracto urinario y las piedras en el riñón. Asimismo, son una fuente de fibra que tanto favorece el tránsito intestinal como tiene capacidad saciante, además de tener compuestos que modifican la flora bacteriana colónica evitando que crezcan células dañinas.

¿De dónde viene el fuerte olor de la orina?

Uno de los daños colaterales de tomar espárragos está en el fuerte olor que nos deja en la orina casi de inmediato y que tiene que ver con dos compuestos: la asparagina y el azufre. A medida que vamos haciendo la digestión, nuestro organismo los descompone y parte de ellos se liberan como vapor cuando micionamos. El profesor de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia, José Miguel Mulet, explicó que "estas moléculas, al metabolizarse, producen metanotiol y S-metil tiósteres, que tienen en común que huelen fatal".

"Estas moléculas se eliminan por la orina de forma bastante rápida, así que media horita después de haber comido espárragos, si vas a hacer pis, te acordarás". No obstante, no todas las personas producen este fuerte olor o no son capaces de detectarlo por factores genéticos. De hecho, un grupo de investigación de la Universidad de Harvard publicó un estudio confirmando la cantidad de variantes genéticas que están implicadas en el sentido del olfato y que se relacionan con la posibilidad de hallar los metabolitos que se descomponen de estos tallos.

[Cuántas calorías tiene la piña y por qué es una aliada perfecta de la dieta]

Por último, si optamos por las variantes frescas de los espárragos es importante tener en cuenta a la hora de cocinarlos unos cuantos consejos: hay que cortar la base de los tallos, puesto que pierden su punto tierno, además de pelarlos ligeramente con un pelapatatas afilado para buscar que sean más tiernos. Si optamos por la cocción, no hay que olvidar que la yema es más tierna que el tallo, así que necesitará menos cocinado; pero si queremos echarlos a la sartén, tendrán que estar crudos y no cocidos previamente, porque se harán papilla. Tanto la piel como el tallo que hemos descartado, pueden servirnos para hacer una crema rápida una vez cocidos y licuados.