La 'superverdura' que tiene más hierro que la carne y más calcio que la leche (y ayuda a adelgazar)

A pesar de su original nombre, el kale es un tipo de col rizada de la familia de las berzas, una catalogación que hace disminuir su atractivo, si se nombra de esta manera en el mundo influencer. Su popularidad se debe a Internet y a celebridades como Beyoncé, Jennifer Anniston, Gwyneth Paltrow, famosa por sus consejos nutricionales alternativos, y otras gurús. Aunque con anterioridad, Michelle Obama lo utilizó en una campaña contra la obesidad infantil.

Hasta hace no mucho, este tipo de alimento, la col rizada, se utilizaba para alimentar animales por ser una verdura fibrosa. "Esto mismo pasaba con la avena y cuando empezó a ser consumida por seres humanos, comenzó a subir notoriamente de precio", afirma Yago Pérez, dietista especializado en el tratamiento de alergias, intolerancias, hipertensión y diabetes. En la actualidad, la popularización de los batidos verdes y la incesante búsqueda del superalimento sano más original, ha convertido al kale en uno más en la gastronomía humana.

Rico en vitaminas y minerales

Lo más destacado de este alimento es que aporta más calcio que la leche, unos 150 miligramos por cada 100 gramos, mientras que la leche aporta 125 miligramos. Además, también es capaz de aportar al organismo más hierro que la carne (1,5 miligramos cada 100 gramos frente al miligramo de la carne). Además, una ración de kale aporta 4 veces más ácido fólico que los huevos, lo que le otorga el título indiscutible de superalimento.

En cuanto a vitaminas esenciales para el correcto funcionamiento del cuerpo, contiene 120 miligramos de vitamina C por cada 100 gramos, un nutriente vital para la regeneración de la piel, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos, además de contribuir a la absorción del hierro. Superando así a otros alimentos como las naranjas y las espinacas. También ayuda a proteger la vista y previene de enfermedades orales y pulmonares, por su alto contenido en betacaroteno.

Entre sus nutrientes, cuenta con una cantidad interesante de magnesio, que juega un papel clave en la defensa del organismo en la inmunidad y el crecimiento. Además, está directamente ligado a la producción de energía ya que estabiliza tanto las proteínas, como la glucosa y las membranas celulares. Por lo que también se le vincula a la prevención de la diabetes tipo 2.

El potasio también está presente en este alimento, un nutriente vinculado a producción de proteína, por lo que favorece el desarrollo de los músculos y el crecimiento del cuerpo. También es clave en la descomposición y aprovechamiento de los carbohidratos. Por lo que el consumo de kale está recomendado para deportistas.

Poder antioxidante

Igualmente, es rico en vitamina E, carotenoides y enzimas antioxidantes como la catalasa y la peroxidasa. El kale contiene también polifenoles y compuestos orgánicos azufrados, que provocan una acción antimutagénica.

Los efectos beneficiosos de este alimento están relacionados con los fitoquímicos, que previenen el estrés oxidativo, inducen enzimas de desintoxicación, estimulan el sistema inmunológico, disminuyen el riesgo de cáncer. También contienen metabolitos valiosos para la quimioprevención del cáncer, como revela una revisión realizada por un grupo de científicos de la Universidad Agrícola de Cracovia, Polonia.

Ideal para perder peso

Este alimento está constituido, en un alto porcentaje, de agua, en concreto, cada 100 gramos de kale aportan al organismo 84 gramos de agua y tan sólo 49 calorías, lo que lo hace idóneo para perder peso. También cuenta con 4,3 gramos de proteína, 8,7 de hidratos y de grasa, sólo 0,9 gramos.

Su alto contenido en fibra, 3,6 gramos, ayuda a mejorar el tránsito intestinal, además de disminuir el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares y enfermedades como la obesidad o la diabetes.

Contraindicaciones

A pesar de todos los beneficios que aporta el kale al organismo, para según que personas, su consumo puede ser perjudicial. Por ejemplo, está contraindicado en el caso de tomar medicamentos anticoagulantes, ya que la vitamina K interfiere directamente y puede resultar tóxica.

En el caso de tener problemas de riñón o de la vesícula biliar, puede estar contraindicada su ingesta por la cantidad de oxalatos que tiene, aunque tenga menor concentración que otros alimentos. Tampoco se recomienda en casos de colón irritable, por su contenido en fibra, y si se padece alguna enfermedad de la tiroides.