El profesor Craig Wright de la Universidad de Yale.

El profesor Craig Wright de la Universidad de Yale. (Cedida)

Investigación

Profesor Wright, el investigador que estudia a los genios: "No suelen ser los favoritos de la 'profe'"

"Muchos genios son polímatas: ven más que los demás y hacen conexiones inconcebibles" / "Los genios son rebeldes, inconformistas, opositores" /  "Si no hay suficiente dinero, no hay oportunidades. Si hay demasiado, no hay incentivos".

13 febrero, 2024 02:39

"El que vale hace, el que no, enseña". Ese cruel refrán ha martilleado injustamente a generaciones de profesores, pero Craig Wright (Oklahoma, 1944), catedrático en Musicología por Harvard y profesor emérito de Yale, lo abraza en su libro Los hábitos secretos de los genios. Tal y cómo relata, aunque su carrera como joven pianista era prometedora, a mediados de los sesenta tuvo que asumir que nunca conquistaría Broadway ni dejaría revolucionarias composiciones. Decidió volcarse entonces en estudiar la mente de quiénes sí lo hicieron: los genios que ha dejado la historia.

De Einstein a Mozart, pasando por Tesla y Edison, Leonardo y Picasso, Curie y Bezos: figuras que destacaron en uno o múltiples campos y revolucionaron su época. Su erudición se plasmó en la clase que imparte en Yale, Explorando la Naturaleza del genio. Una asignatura que se llena a rebosar cada año, explica, de alumnos que muy probablemente están tratando de confirmar si tienen esa chispa de la genialidad. La respuesta no es sencilla: no se ha encontrado ningún factor biológico que distinga a un genio de cualquier otro ser humano. Pero hay otros indicios, y si alguien puede reconocerlo, ése es Craig Wright.

El genio, nos dice, no es aquel que es meramente exitoso en su campo, sino aquel que lo revoluciona. ¿Por qué, tal y cómo apunta en su libro, Rafa Nadal no es un genio del deporte pero Simone Biles sí?

Ése es un punto importante. Nadal ha sido por supuesto un jugador espectacular y parece ser un ser humano estupendo, pero no veo en qué ha cambiado al tenis como deporte. ¿Ha inventado nuevos golpes de raqueta, algún método revolucionario de entrenamiento? Simone Biles, por otra parte, ha concebido y ejecutado cinco nuevas maniobras en gimnasia que han requerido que un comité internacional las incluya junto a las autorizadas oficialmente. Y ahora llevan su nombre.

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El cociente intelectual, afirma, no es predictor de la genialidad. ¿Un niño de altas capacidades con la crianza adecuada será un profesional exitoso, pero no forzosamente un genio?

Estoy de acuerdo con esa afirmación. Casi todos los individuos a los que llamamos 'prodigios' son especiales únicamente porque tienen la capacidad de hacer cosas propias de un adulto desde edades muy tempranas. No crean por sí mismos. Por otra partes, muchos genios parecen haber sido estudiantes bastante 'reguleros'. Einstein era bueno en matemáticas pero no un prodigio. Darwin fue consistentemente un estudiante mediocre.

Sin embargo, su libro desmonta el mito del genio espontáneo: personajes como Mozart fueron estudiosos desde su infancia.

Diría que los intereses de los jóvenes Einstein y Mozart eran "extravagantes" (quirky). No eran en general estudiantes excelentes en global, sino que dieron muestras ya desde edades muy tempranas de interés por unas pocas áreas de estudio muy específicas. Curiosamente, en la primera infancia, Mozart parecía más interesado por las matemáticas que Einstein. Él estaba fascinado por los fenómenos inusuales que observaba en el mundo físico, pero no por las 'mates' en sí.

¿Tiene el genio un componente obligatorio de transgresión, de desafiar al sistema?

Sí, no suelen ser los 'favoritos de la profe', como solemos decir. Son opositores, rebeldes, inconformistas. Muchos de ellos -Edison, Einstein, Jobs, Gates, Zuckerberg, Bronson- dejaron los estudios. Elon Musk dejó la propia Universidad de Stanford. A los padres puede volverles locos, pero igual no es tan mala idea que un estudiante deje los estudios antes o durante los estudios universitarios para explorar una pasión sin relación con su carrera.  

¿Una gran amplitud de intereses es reveladora de la genialidad? No fue solo Leonardo: muchos otros dominaban amplias materias.

Sí. Como he intentado demostrar, los genios son aquellos que tienen en común una enorme curiosidad, y en el proceso de satisfacerla tienden a experimentar una amplia gama de reacciones. Por eso mucho de ellos terminan siendo polímatas. Han visto mucho más que los demás mortales, y eso les lleva a realizar más conexiones de las que los demás podrían concebir. Les permite alumbrar nuevas ideas transformativas.

¿Cuánto influye la educación y cuánto el talento innato? Los grandes músicos, explica, tienden a venir de una familia musical.

¡Claro! Obviamente, para cambiar el mundo, necesitas tres cosas. Primero, dones naturales para una materia: arte, música, matemáticas, incluso relaciones personales si hablamos de líderes políticos. A continuación debes trabajar sin descanso en tu área de interés. Pero comprobaremos sin sorpresa alguna que trabajar duro no supone ningún problema para los genios. Les apasiona tanto su deseo por cambiar el mundo que les obsesiona contagiar su visión a los demás. ¿Y la tercera? Pues, simplemente, un poco de suerte.

¿Y cómo determinan los obstáculos socioeconómicos la aparición del genio? Dedica un capítulo al oscurecimiento histórico de las mujeres geniales.

Ahí entra en juego el factor de la suerte. Como su pregunta sugiere, muchas personas -mujeres y minorías en particular- se encuentran en desventaja porque se les ha dificultado el acceso a la educación y las oportunidades. El motivo han sido las restricciones sociales, la tradición y la economía. Como sostengo en mi libro, es una estupidez desperdiciar el 50% del potencial de la capacidad humana, y es estúpido dejar de empoderar a enormes cantidades de personas que podrían cambiar el mundo a mejor. Si no hay suficiente dinero, no hay oportunidades. Si hay demasiado, no hay incentivos.

¿Qué hay de la relación entre la genialidad y la enfermedad mental o el carácter antisocial? ¿Se ha caricaturizado en exceso en la cultura popular?

Tengo la sensación de que esta idea de 'genio loco y desatado' responde a un malentendido. Los genios tienden a ser excéntricos en el sentido que son inconformistas, pero en general no sufren alguna incapacidad en el sentido clínico del término. Me parece que un personaje así es más bien producto de las películas. Los genios, en todos los casos, son muy apasionados, pero solo en muy raras ocasiones también sufren de locura.

¿Qué aconsejaría a una familia que descubre que su hijo es de altas capacidades? ¿Y a una con un hijo con problemas escolares pero con otros talentos?

En el primero de los casos, no me preocuparía en absoluto, pero recomendaría a los padres no elogiar en exceso a sus hijos por su inteligencia. La inteligencia se manifiesta en la vida de muchas maneras. Les pediría que le potenciaran en este sentido: "¿Te has enfrentado a un nuevo reto hoy?". Para la situación opuesta, propondría a los padres, si sus medios se lo permiten, que ofrezcan a sus hijos la mayor cantidad de oportunidades posibles. ¿Quién sabe qué es lo que pueden terminar amando de verdad, o cuál es su verdadero talento en potencia?

Finalmente, destaca ejemplos de genios que eclosionaron en la edad madura. ¿Qué indicios nos dirían que aún estamos a tiempo de dejar un legado genial?

Me encantaría ser optimista en este sentido, pero incluso si muchos genios hicieron cosas increíblemente creativas muy entrados en edad -Shakespeare, Picasso-, la realidad es que es muy raro que ocurra en los ancianos. No obstante, al explorar muchas cosas diferentes a lo largo de la vida, puede que no despiertes tu genialidad, pero encontrarás, y lo digo por experiencia, la felicidad. Y si puedes encontrar el secreto de la felicidad, ¿no es acaso eso algo genial?