Unas fiestas sin toros es posible o cómo la Santa Pola del PP suprimió la vaquilla hace diez años sin dramas
La que fuera edil de Fiestas recuerda en un año especialmente accidentado cómo "el apoyo de colectivos y políticos fue clave".
31 agosto, 2022 02:15Este próximo miércoles 31 de agosto se celebrará el pregón con el que darán comienzo las fiestas patronales de Santa Pola. Hasta hace justo diez años, después de la lectura, tenía lugar la tradicional suelta de vaquillas por una de las calles principales de esta localidad costera. Una tradición arraigada durante décadas que, sin embargo, llegó a su fin de la noche a la mañana "sin lamentos" y "de manera totalmente consensuada".
Así se fraguó la supresión de una tradición que este año ha dejado siete víctimas en toda la Comunidad Valenciana, más de 300 heridos y una fuerte contestación de una parte de la población que no quiere toros o vaquillas en sus fiestas.
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La actual concejala de Policía, Personal y Desarrollo Local del gobierno de Loreto Serrano, también del PP, recuerda que se acercó una noche a ver el festejo taurino, "porque no solía ir", y vio algo que no le gustó: "Vi a chavales menores de edad colándose para entrar, porque lo cierto es que, pese a que les pedían el DNI, era imposible controlar todo el rato que no hubiera adolescentes", asegura.
"Es que, cuando te dabas la vuelta, aparecía un crío de 14 años que se había colado y pensaba en ese momento 'que no le pase nada por el bien de sus padres'", insiste.
Así que empezó a pensar que esa tradición, tan presente en las fiestas de Santa Pola, debía llegar a su fin. Pero ¿se le echarían encima? Tanteó a las dos entidades festeras de la localidad, también entendieron que había llegado el momento "y me dieron apoyo".
Asimismo, consultó con Antonio Más, investigador de la historia local y "voz autorizada en las fiestas", y le reconoció que "la suelta de la vaquilla se había desvirtuado mucho en los últimos años".
"Yo al menos percibía que no era el mismo festejo que habían tenido nuestros padres o abuelos, cuando al animal se le respetaba, no se le iba a hacer daño, se jugaba simplemente a torearlo", explica.
Así que, con estas cartas, se reunió ese verano de 2012 con el alcalde y con sus compañeros. Les planteó lo que tenía en mente "y nadie reaccionó como si se tratara de una locura". De ese encuentro político salió con el mismo apoyo unánime que le habían prometido las entidades festeras.
La decisión ya estaba tomada; solo quedaba lo más difícil, comunicarla a la ciudadanía. Y esa comunicación tuvo lugar solo 15 días antes de que arrancaran las fiestas. Rodeada de todas esas personas que le habían brindado su apoyo, Ana Blasco ofrecía una rueda de prensa para asegurar "que las tradiciones habían cambiado y había que evolucionar".
18.000 euros
Entonces avanzaba que los 18.000 euros que costaba organizar este festejo taurino, una partida que se había incrementado en los últimos años por la necesidad de contar con un médico, un retén y unas vallas de seguridad concretas, iban a parar a las familias necesitadas.
"Pero en verdad no fue una decisión tomada por esos 18.000 euros, porque si lo pensábamos bien, era un dinero que iba destinado a un evento en el que no participaba todo el mundo", relata. "No era por una cuestión de dinero o de seguridad, sabiendo que por mucha seguridad que pusiéramos, la vida de las personas estaban en juego, era porque las fiestas son de todos", resume.
Así que se hizo saber su decisión y Santa Pola, "salvo algún ciudadano que aún lo recuerda", pasó página. La prueba está en que ningún otro político después ha intentado retomar este tipo de festejos. "Reconozco que fue como tirarme al río en un momento en el que esta tradición tenía más auge y menos contestación que ahora, pero gracias al equipo de Gobierno y a la corporación al completo, lo hicimos posible", concluye.