Inma Serrano, la cantautora que colecciona máquinas de escribir: "Simbolizan el origen de la creación"
La compositora e intérprete reside en Tibi, donde vive con su hijo Juan Manuel, de 6 años. Canta mirando al mar y sueña con tener un velero.
15 julio, 2023 17:37Inma Serrano (Alicante, 1968) es una célebre cantautora, compositora e intérprete que desde hace más de un cuarto de siglo triunfa en la música. Ha residido en España y México, y desde hace unos años ha elegido la tranquila y pequeña población del interior alicantino de Tibi para vivir con su hijo, Juan Manuel, de solo 6 años.
Desde que en aquel lejano 1997 tuvo uno de sus mayores y recordados éxitos, 'Cantos de sirena', esta conocida intérprete no deja de componer junto a su inseparable guitarra, y más allá de la música, le apasiona coleccionar máquinas de escribir antiguas, ya que le recuerdan las raíces del proceso creativo de los artistas.
¿Cómo desconecta Inma Serrano en verano?
Me levanto algo más tarde, sin la necesidad de tener que salir de casa para llevar a mi peque al cole, y eso ya es un descanso. Esas primeras horas del día en casa son estupendas y después hago lo propio de tener un nene, que en vacaciones es un torbellino porque necesita movimiento. La verdad es que aparte de eso lo que deseo siempre es no tener vacaciones porque esta época del año es cuando más trabajo, por los conciertos. No queda otra, aunque siempre intento parar una semana o diez días.
¿Playa o montaña?
El mar me fascina, pero vivo en la montaña por elección, ya que el interior de Alicante es una belleza que no conocemos. De Tibi me encanta su oferta cultural, ya sea de las fiestas como del teatro y música. Tiene su propio auditorio y es una delicia ver cómo proponen, les apetece y promueven el movimiento cultural. Pero el mar sigue siendo mi favorito y una de mis metas es tener un barquito, un velero donde pueda dormir y pasar, por ejemplo, el fin de semana.
¿Qué necesita Inma Serrano para vivir un gran día?
Tenerte a ti misma y una guitarra. Yo con eso ya soy feliz.
¿Con quién se queda, con Pablo Alborán, con Quevedo o con Rosalía?
Con los tres. Quevedo tiene cosas muy graciosas y me encanta esa simplicidad para que te llegue el mensaje como un tiro. Rosalía es súper, es una tipaza que ha bajado un poquito su listón para llegar a un gran público. Se le nota que le sale el arte por los poros y que es una pura sangre. Y Pablo (Alborán) es un crack, un gran trabajador y muy buena persona con canciones que también son increíbles. Cualquiera de los tres, porque soy partidaria de consumir todo tipo de música. Estoy en una etapa en la que me gustan canciones de diversos artistas.
¿En qué te inspiras para componer un tema: en la actualidad, las vivencias personales o la imaginación?
En todo un poco. Lo que sí es cierto es que es bueno tener vivencias porque lo que sientes es lo que te marca para al final componer. He aprendido a transitar, es decir, a la gente nos pasa de todo y luego no ocurre nada. La vida es así y la única cuestión es que hay que saber enfrentar las circunstancias que se presentan.
Si no fueras alicantina, ¿de dónde te gustaría ser?
De Valle de Bravo (el pueblo mexicano en el que vivió unos años). Me apasiona México.
Un viaje pendiente...
Muchos. Aunque creo que las personas con quien compartes un viaje son más importantes que el propio destino. Y por eso tengo muchos viajes en mente porque tengo la suerte de contar con un gran entorno de personas.
Colecciona máquinas de escribir antiguas, ¿por qué?
Las veo como el símbolo del origen de la creación. Una máquina de escribir es la permanencia de la esencia del sentimiento en cualquier proceso creativo. Es lo más sencillo y romántico, un icono de la pureza. Está demostrado que el grafismo está absolutamente relacionado con el estado anímico. O sea, que escribes de un modo según el sentimiento que estés transmitiendo, por lo que la letra lleva mucha información de modo inconsciente. Con las máquinas de escribir esta cuestión se eleva al cubo porque las veo como la sacralización del mensaje. Mi generación escribía las canciones en papel y luego se pasaban a una máquina de escribir para que fuera convertida en un proyecto, en una canción con mayúsculas. Actualmente con un ordenador lo tenemos todo en un mundo mucho más volátil pero para mí la máquina de escribir simboliza la permanencia. En estos días no sirven para nada más que para recrearte la vista y recordarte en qué mundo vivimos. En casa tengo tres a la vista, que hacen que tenga presente cada día el proceso de creación artística, y tres más guardadas, aunque he regalado muchas porque ya no me cabían en casa.